La RAE define el feminismo como la doctrina y el movimiento que promueve la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (movimiento social internacional del siglo XIX). Históricamente se estructura en olas al tratarse de un movimiento social-político prolongado, con acontecimientos vividos simultáneamente en distintos lugares del mundo.
La primera ola del feminismo comienza con la primera convención feminista sobre los Derechos de la Mujer (1848): la Convención de Seneca Falls (New York, julio 1848, EE. UU) que apoyó la igualdad de género. En ella se presentó la “Declaración de Sentimientos”, inspirada en la Declaración de Independencia de Estados Unidos enumeraba injusticias sufridas por las mujeres. Allí se aprobó la 19. ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos (1920), que otorgó el derecho al voto a las mujeres.
La introducción sirve para analizar si, antes de este hecho y con posterioridad, se siguió sometiendo a las mujeres a desigualdades e inequidades evidenciadas según variados ejemplos en ciencia, literatura y arte.
I- La destacada Marie Curie (1867-1934) no pudo inscribirse en una institución regular de educación superior porque era mujer. Suplió el hecho ingresando a la clandestina “universidad flotante” (polaca), institución patriótica que admitía mujeres estudiantes. Luego de un largo transcurrir en Francia, Marie Curie defendió su tesis doctoral(Investigaciones sobre sustancias radiactivas -1903). Los Curie fueron invitados por la Real Institución de Gran Bretaña a dar un discurso sobre la radiactividad, pero a ella le impidieron hablar por ser mujer y sólo se lo permitieron a su marido.
II- Rosalind Franklin, británica, (1920 -1958), química y cristalógrafa de la Universidad de Cambridge, especialista en difracción de rayos X, trabajó arduamente sobre las estructuras moleculares del ácido desoxirribonucleico (ADN), descubrió las propiedades claves del ADN y facilitó la descripción correcta de la estructura de doble hélice del mismo, el ácido ribonucleico (ARN), los virus y otros elementos. Su descubrimiento de la estructura del ADN pasó desapercibido. Fue identificada como "heroína agraviada", "heroína olvidada", "dama oscura del ADN”,” ícono feminista" y “genio cuyos dones fueron sacrificados para la gloria de los machos" según Maddox, (revista “Nature”). Ello porque tres de sus colegas se apropiaron de sus estudios recibiendo el Nobel (1963). Rosalind recibió nada; pero sirvió de inspiración a otras científicas.
III- En el orden literario, Eduarda Mansilla (1834-1892), sobrina de Juan Manuel de Rosas, fue la primera novelista argentina. Aunque muy meritoria firmó sus primeras obras con seudónimo masculino (Daniel). Logró triunfar por sus altos contactos y su gran nivel económico. Amantine Lucile Aurore Dupin, francesa (1804-1876) fue importante escritora y una de las primeras feministas que escribió bajo el seudónimo masculino de George Sand. Las hermanas Brontë (Charlotte, Emily y Anne), británicas, fueron escritoras del siglo XIX que perduraron en el tiempo. Publicaron sus novelas y poemas bajo seudónimos masculinos (Currer, Acton y Ellis con apellido Nell), artilugio para escribir sobre temas tabúes y evitar estigmas sociales. Muertas sus hermanas, Charlotte autora de “Jane Eyre” develó la identidad de todas. Alice Mary Norton, (1912-2005) escritora estadounidense especializada en ciencia ficción, utilizó el seudóni-mo André Norton, nombre notoriamente masculino que eligió para poder publicar.
Todas son ejemplos paradigmáticos de mujeres que se vieron obligadas a firmar como varones para no sufrir pérdidas en sus ventas o facilitar sus publicaciones. En la actualidad, Joanne Rowling (1965), británica, autora de “Harry Potter y la piedra filosofal”, debió ocultar su nombre bajo iniciales (J.K. Rowling). Los editores conside-raron que una mujer no sería capaz de escribir un éxito y que los niños pequeños tenían menos probabilidades de leer un libro escrito por una mujer. Rowling triunfó a pesar de estos pronósticos.
IV - Margaret Keane (1927-2022) estadounidense, reconocida por pintar ojos grandes en sus personajes, fue muy apreciada por su estilo, ponderada por la sociedad en importantes espacios e influyó en otros artistas y en producciones fílmicas. Su esposo, Walter Keane, también pintor, se dedicó a vender los cuadros de Margaret como si él fuera el autor. Descubierto tras muchos años de ejercer esta estafa, Margaret demandó a Walter, ganó la demanda y Walter pagó por los daños causados.
En todos estos casos, desde tiempo atrás, la mujer sometida ha sufrido maltrato continuo, agravios e injurias a sus valores, a su integridad moral e intelectual. Bueno es recordarlo para no cometer iguales errores denigrando a quienes contribuyen al desarrollo de la humanidad.
El 8 de marzo, fecha conmemorativa de la mujer trabajadora, resulta oportuna para realzar virtudes de mujeres admirables, ejemplos de perseverancia en un camino de trayectoria difícil pero superador.