Ave Milei, los que van a morir te saludan

Más allá de la pelea por los cargos, el debate que Luis Petri le plantea a Alfredo Cornejo en Mendoza, es el modo de construcción política que el mileismo intentará imponer en todo el país entre estas elecciones y las de 2027. Analicemos detenidamente de qué se trata esta "nueva forma de hacer política".

El caballo de Troya era una gigantesca estructura de madera, que los griegos, liderados por Ulises, dejaron frente a las puertas de la ciudad de Troya como una ofrenda a los dioses. En realidad, el caballo estaba lleno de soldados griegos. Los troyanos, confiados, introdujeron el caballo en la ciudad. Por la noche, los soldados griegos salieron del caballo y abrieron las puertas para que el ejército griego entrara y destruyera la ciudad.

La aparición del ministro de Defensa, Luis Petri, esta semana en el escenario político mendocino rechazando que la composición del actual Congreso radical cornejista fuera un instrumento idóneo para elegir los candidatos electorales, es paradigmática, porque expresa la pata mendocina de un modelo de construcción política que, en parte en estos comicios de 2025, pero totalmente en los de 2027, el presidente Javier Milei tratará de imponer en todo el país compartiendo la gestación del mismo con su hermana Karina, la encargada de establecer las conexiones dirigenciales necesarias a fin de crear lo antes posible un partido hegemónico bajo el liderazgo único de Javier a nivel nacional. Para lo cual necesita mayorías legislativas, pero, sobre todo, ocupar el territorio del país con gobernadores e intendentes que les pertenezcan enteramente a ellos dos. No políticos de partidos aliados, sino políticos propios de su partido único. Ese es el objetivo de máxima de los dos hermanitos, nadie sabe cómo les irá, pero es indudable que lo intentarán hasta sus últimas instancias, sobre todo después de lo de Capital Federal. Y si además les va bien en provincia de Buenos Aires (donde se menciona una alianza entre libertarios y macristas, pero en realidad es una mera subordinación de macristas a libertarios), el impulso de ir por todo será irrefrenable. Y esa estrategia se seguirá en el resto de las provincias.

Es el modelo Capital versus el modelo Chaco. El modelo Chaco indica que LLA acuerde en cada provincia con el gobernador amigo o aliado, de acuerdo a negociaciones razonables. Pero lo que ha cambiado después de la derrota del “Álamo” macrista, es la interpretación de la palabra razonabilidad. Antes de la debacle capitalina de los Macri, era “razonable” hacer en casi todos lados lo del Chaco: que cada gobernador, quien posee el aparato político oficial, le ofrezca formar parte minoritaria de una alianza a los políticos locales de LLA, que en general son muy pocos y poco representativos en todos lados. Ahora eso no va más, salvo donde se vea que la fortaleza del gobernador todavía es demasiado inexpugnable y hay que hacer aún mucho más para deteriorarla lo suficiente a fin de que se imponga la dominación partidaria karinista. Pero donde haya una debilidad (y debilidad hay en todas las provincias con gobiernos locales cada vez más sometidos y dependientes de los recursos nacionales que, además, se envían a cuentagotas incluso entre los amigos) el gobierno nacional exigirá una alianza igualitaria cuando menos, diciendo que aportar la figura de Milei (aunque sea a través de un intermediario, como lo fuera Manuel Adorni en Capital) vale más que cualquier aparato político. Incluso, donde se pueda, hasta se exigirán alianzas en las cuales la LLA, aunque prácticamente no exista en la provincia, tenga mayor participación electoral que los candidatos del caudillo local. Eso por ahora será un tanto difícil, pero es, sin el menor lugar a dudas, la estrategia a ir construyendo para dentro de dos años, que consiste, clara y simplemente, en que toda alianza local priorice de manera cada vez más creciente, la figura de Milei sobre las estructuras provinciales. O sino romper e ir con sello propio. Subordinación o guerra, poco a poco no existirá otra alternativa que esa. O quizá ni esa, porque a Jorge Macri desde el principio lo quisieron derrotar, aunque se subordinara, ya que la plaza Capital había que tomarla a matar o morir. Sin embargo, a Mauricio Macri todavía le tienen abierta la puerta de la subordinación. Tan las cosas son así que, a Jorge Macri, Milei ni lo saluda en la Catedral mientras que a Mauricio le agradece las felicitaciones por haberlo derrotado, con un “gracias presi”.

Luis Petri en Mendoza, pretende convertirse en el adelantado local de esa estrategia nacional que se seguirá de aquí en más en todas las provincias. Su mensaje para rechazar la invitación de asistir al congreso partidario radical hegemonizado por Cornejo fue el de postular que, desde las anteriores PASO a gobernador, donde él sacó el 40% de los votos y Cornejo el 60%, la composición de electores partidarios no expresa la realidad actual. Y muchísimo menos lo expresa luego de lo de Capital Federal. Por lo tanto, Petri comunicó públicamente que ahora la discusión para todos los cargos, y para todo en general, tiene que ser fifty-fifty.

En el interior de su mente, lo debe pensar más o menos así, en un diálogo imaginario con Cornejo: Si yo saqué 40 y vos 60, ahora a mi 40 le tenés que sumar que vos te querés aliar con Milei, pero acá yo soy Milei. Además, casi todos los que eran de Cambia Mendoza y se fueron de la vieja alianza de 2015, hoy son mileistas pero también anticornejistas. Por lo que con vos, Alfredo, no van a ninguna parte y conmigo a casi todas. Por el momento no te haré lo que le hizo la Pato al Mauricio cambiándose de partido en medio del combate, sino que seguiré siendo radical, pero acordate que, si no hay igualdad en la interna, me puedo ir solo, por afuera. Ahora o en 2027. Y no creás que necesito tu estructura, porque de los que votan radicalismo ya hace dos años me apoyaron el 40% (porcentaje que, ¿quién te dice?, puede haber crecido), pero, además, con la sumatoria de anticornejistas, la estructura propia la puedo formar sin tu UCR. Y, por si fuera poco, tengo tatuada la marca del león. ¿Te parece poco? ¿Conversamos? Porque si en Capital, que era la Meca del PRO, los del PRO salieron terceros, ¿por qué no puede ocurrir que, en Mendoza, que es la Meca radical, los radicales puedan salir cualquier cosa menos primeros?

El desafío está lanzado. Aunque nada indica que el objetivo de los hermanos Milei sea ese para con Mendoza en estos comicios, pero todo indica que lo será en las próximas elecciones a gobernador. En Mendoza y en todas partes donde se pueda. Lo más lógico es que Petri haya insinuado aplicar esa lógica de máxima para negociar en mejores términos un acuerdo con el cornejismo. Pero la meta final no es una alianza permanente ni una mera continuidad radical con un gobernador no cornejista, sino el reemplazo total del radicalismo mendocino por el mileismo, donde sea impensado que el actual gobernador pueda ni siquiera intentar dejar de sucesor un delfín suyo. Si este año hay alianza, es para romperla en dos años. O cuando menos, para que la parte no mileista se rinda incondicionalmente a la mileista, como Beresford se rindió a Liniers.

Pese a todo, Cornejo está dispuesto a negociar con LLA sabiendo los riesgos que corre (porque también sabe que corre más riesgos sin LLA). Sin embargo, Cornejo quiere un tipo de alianzas (la tradicional, la que siempre hizo) y Petri otra del todo diferente (la mileista, que es fusión, adhesión, ruptura, o el nombre que se le quiera poner menos alianza). No obstante, Cornejo ha sabido tejer los hilos de la relación con la Nación mucho mejor que el macrismo en Capital, además de que hoy Milei no necesita tenerlo enfrente como necesitó tenerlos enfrente a los Macri para subordinarlos derrotándolos y afirmar que el único jefe es él. Hoy ni Cornejo ni el resto de los gobernadores le disputan ese cetro. Además, el gobernador mendocino, ha devenido desde esta semana el intermediario por antonomasia entre los gobiernos de provincia y el gobierno nacional. Es lo que le pidieron que fuera, tanto los primeros mandatarios de todo el país reunidos en el CFI, como el presidente de la nación al confirmarlo en el cargo de representante de las provincias en el Consejo de los pactos de Mayo. Lo que le da pie al gobernador mendocino para que se vuelva a ilusionar con poder lograr el sueño incumplido que sostuvo un año y medio atrás cuando frente a la debacle total de Juntos por el Cambio, se propuso hacer renacer la fallida alianza a través de un nuevo pacto entre los gobernadores del radicalismo y del PRO, que negociaran en igualdad de condiciones con el gobierno nacional. Pero, claro, hoy las cosas han cambiado sustancialmente: los gobernadores lo quieren de intermediario ante el gobierno nacional para no para formar ninguna alianza, sino para que le pida a Milei que no los siga dejando en banda con los recursos que les amarretea. Y Milei lo quiere de intermediario ante los gobernadores para que se los traiga todos juntos y así, como el lobo de Caperucita Roja, comerlos mejor. El anhelo de los gobernadores es módico, sobrevivir. El de Milei es épico, cooptarlos o barrerlos a todos. El de Cornejo es más racional, construir una alianza de coincidencias entre diversos que, aunque gobiernen juntos, sigan siendo diversos. Sin embargo, es el único imposible. Su racionalidad se ha perdido en la noche de los tiempos, en aquellos de la república perdida.

El caballo de Troya mileista

Hoy, lamentablemente, no están las cosas para construir nuevas alianzas políticas, aunque se las disimule con ese nombre. En todas las provincias sus gobernadores toleran, forzados por las necesidades económicas ante el apriete financiero mileista y por el temor al aluvión electoral mileista, que el caballo de Troya mileista penetre en cada territorio. Con una diferencia que no favorece a los argentinos: los troyanos no sabían que adentro del caballo se ocultaban los soldados griegos que los querían derrotar y ocuparles la ciudad, mientras que los gobernadores argentinos saben perfectamente lo que hay dentro del caballo de Troya mileista, pero aun así no les queda más remedio que aceptar que se infiltre en sus ciudades. Es medio loco todo, saben que lo único que están ganando es tiempo, pero no para poder pelear en mejores condiciones la batalla, sino para diferir sus propias muertes políticas a manos del arrasador invasor nacional.

Las alianzas según Lenin, Mao y Milei

Todo esto que está pasando en la Argentina, tiene coincidencias notables, con las políticas de alianzas que primero con Lenin y al final con Stalin en Rusia, y con Mao Tsé Tung en China, esos dirigentes comunistas propusieron en sus escritos desde antes de tomar el poder. Lenin escribió “Acerca de las alianzas del Partido Comunista de la URSS”. Y Mao escribió “Acerca de las contradicciones en el seno del pueblo”.

La idea de rusos y chinos, inspirándose en las teorías profetizadas por Carlos Marx, era que la revolución se produciría recién cuando el proletariado (o sea, la clase obrera) se hiciera con el todo el poder y subordinara al resto de la sociedad. Pero eso, que sonaba posible para los países europeos que tenían una gran industria y por ende una enorme clase obrera, no lo era para Rusia o China donde la mayoría del pueblo estaba compuesto por campesinos en el campo y por pequeños burgueses en las ciudades. Por eso, Lenin y Mao establecieron una política de alianzas “en el seno del pueblo” que consistía en lo siguiente: a fin de luchar hasta exterminarlos contra los grandes capitalistas y los grandes terratenientes, que eran los enemigos irrecuperables para la revolución (algo así como el kirchnerismo lo es en la Argentina para la "revolución" mileista), debían unir a todos los demás, vale decir a los muchos campesinos, a los pequeños burgueses y a la incipiente clase obrera. Pero, y hete aquí la originalidad del planteo, tanto Lenin como Mao, advertían ya en sus primeros escritos que, una vez vencidos los enemigos principales, había que ir separándose de los aliados circunstanciales, los campesinos y la pequeña burguesía (algo así como acá serían los radicales y los del PRO), para que todo el poder quedara en manos únicas del proletariado. Pero ocurría que tanto en Rusia como en China casi no existía clase obrera, por lo que era imprescindible crear una industria para que la hubiera. Pero para lograrlo, los métodos que se aplicaron fueron drásticos: los soviéticos obligaron a los campesinos a industrializarse estatizando y colectivizando sus pequeñas propiedades, con lo que a la postre lograron industrializar al país, pero a costa del exterminio de millones de campesinos, por hambrunas o por represión (Mao haría luego exactamente lo mismo bajo el nombre de "El gran salto adelante"). Y a los funcionarios de la pequeña burguesía los fueron barriendo de todos los lugares de decisión para reemplazarlos por burócratas del partido comunista, generalmente aventureros advenedizos recién llegados a la política ( Mao luego haría exactamente lo mismo bajo el nombre de "La gran revolución cultural china").

En términos más concretos (de efectividades conducentes, digamos), mientras iban gestando la industria de la cual emergería el “sujeto revolucionario” (el proletariado, la clase obrera), el liderazgo en un país campesino, lo ocuparía el Partido Comunista (algo así como LLA, el partido de Karina que hoy no tiene casi a nadie pero que ha decidido quedarse con todo).

Stalin fue aún más allá, porque luego que él y sus compañeros bolcheviques se quedaron con todo el poder de Rusia, el “padrecito” (como le decían los ciudadanos rusos al dictador) se encargó de masacrar uno por uno a todos sus colegas leninistas hasta que quedó él solo, rodeado por un puñado de obsecuentes que lo acatarían sin discutirle ni una coma hasta su muerte.

Lo extraño de todo ese proceso histórico que ocupó gran parte del siglo XX, fue que tanto los comunistas rusos como los chinos, advirtieron, lo dijeron explícitamente desde el primer momento, que el único interés de aliarse con otras clases sociales era para acabar con los grandes capitalistas, pero que luego los irían apartando uno a uno a todos sus socios, hasta quedarse ellos solos con todo el poder, sin compartir nada con nadie. Con lo cual “las contradicciones en el seno del pueblo” desaparecieron cuando, tanto Stalin en Rusia como Mao en China, acabaron con toda disidencia social o política, interna o externa. Cosa que todos los que se aliaron con ellos no podían ignorar, porque sus verdugos lo habían dicho y escrito desde mucho antes de tomar el poder. Muy parecido a lo que hoy está ocurriendo en la Argentina.

Parece que el universalizado dicho romano de "Ave César, los que van a morir te saludan", se suele repetir en todos lados y en todos los tiempos. También en la Argentina del presente.

¨El autor es sociólogo y periodista. [email protected]

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