Nadie podrá reprocharle a Cristina Kirchner no poner el cuerpo. Al contrario, sus detractores internos y externos le piden desde hace tiempo un paso al costado. Sin embargo, la respuesta siempre es -a lo sumo- un silencio prolongado o un repliegue táctico; ahora amenazado por el avance en el Congreso del proyecto de Ficha Limpia que de aprobarse en el Senado (algo improbable), como ocurrió esta semana en Diputados, le impediría ser candidata en las elecciones legislativas de este año. Una combinación de complicaciones políticas, judiciales y legales restringen su margen de acción, y con ello, su poder de influencia en un peronismo que duda entre superarla o sostenerla.
Ni siquiera el traumático período de Alberto Fernández, con el que tuvo diferencias desde el Día 1 a pesar de haber sido artífice de su ascenso, la sumió en la resignación. Lo confrontó en público y en privado, intentó condicionarlo -incluso conspirando- y colaboró de manera inestimable para que esa experiencia (pandemia mediante) sea catalogada como una de las más pobres en términos de indicadores de gestión. Aun así, ella sigue en pie.
Por decisión propia, como de la calculada especulación de Javier Milei, volvió a encontrar el centro de la escena. Su fantasma, al menos hasta que se resuelva el año electoral que está comenzando y que promete novedades, polariza y define.
Mientras tanto, con constantes mensajes en las redes sociales, CFK disputa semanalmente con el presidente, luego de que no sin resistencia, pujó para ser elegida jefa del Partido Justicialista (PJ) el principal motor electoral que intentará articular la oposición al libertario.
Desafío a la unanimidad
A pesar de lograr la conducción partidaria, el proceso plagado de denuncias y que se dirimió en la Justicia, dejó un dato novedoso para la política en general y para el peronismo en particular: Cristina ya no es unánime. Ni siquiera dentro del PJ.
Por el contrario, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela logró conformar no sólo una lista para la frustrada competencia, sino también una especie de línea interna que pese a no contar con los requisitos formales, está dispuesta a dar el debate público sobre el rumbo que debe encarar el peronismo en el primer cuarto de siglo XXI.
Hasta el momento, quienes disentían con el kirchnerismo abandonaban el barco para nutrir desde el Pro a La Libertad Avanza, pasando por expresiones alternativas como el Frente Renovador (FR) o el Peronismo Federal (PF).
La sangría parece haberse detenido ante la firmeza casi simbólica de Quintela, pero también ante la estricta necesidad de renovación en la construcción presidencial del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. Ambos no dudan en diferenciarse y poner límites a una forma de entender la política que para muchos, incluso kirchneristas, es una etapa del pasado.
Desde la cúpula del PJ no sólo es la voz alternativa a Milei, sino la dirigente que promete enderezar un partido “que en algún momento se torció…”, aunque la autocrítica por el desvío, o la responsabilidad propia por todo lo que después sucedió, sea difusa y bastante escasa.
¿Otra vez en carrera?
En su mensaje de fin de año fue clara sobre lo que pretende para el futuro, aunque como siempre, guarde algunas cartas en la manga. “Deseo que en este 2025 que comienza podamos cambiar el rumbo...”, escribió, casi como un anticipo que la resistencia no sólo será discursiva, sino que pasará a la acción capaz de modificar el camino que también con claridad contrapuesta, Milei ha planteado. ¿Con una candidatura?
Más allá de su análisis, Cristina y sus leales se aprestan a edificar un nuevo relato al que sumará ahora el de la supuesta “proscripción”, tal como trascendió en el debate de Ficha Limpia. Victimización y lawfare han sido los rápidos argumentos ante las denuncias de corrupción que hoy la jaquean: condena en la causa Vialidad (6 años de prisión -que podrían ser 12 si la Corte decide aceptar la figura de asociación ilícita- e inhabilitación perpetua para cargos públicos); Memorándum con Irán y Los Sauces-Hotesur.
Una narrativa de “persecusión” que la deje expectante a la hora de las definiciones electorales y cuya especulación la sitúa como cabeza de la lista de legisladores nacionales en la Provincia de Buenos Aires. Un territorio también en disputa donde Kicillof parece no estar dispuesto a ceder a los designios de la ex presidenta. La posible restricción legal de Ficha Limpia deposita ahora todo en la más profunda incertidumbre.
Kicillof pretende armar listas propias, sin compartir decisiones con La Cámpora, única facción inalterablemente fiel a la ex mandataria. Si ello ocurriera, sería la más palmaria confirmación que aunque no quiera dejar el centro de la escena, hay quienes están dispuestos a que se corra.
Además, un desdoblamiento electoral bonaerense, como ya anunciaron 6 distritos del país (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Santa Fe, Chaco, Salta, San Luis y Jujuy), suma más contratiempos y divisiones para el peronismo nacional.
Impacto en Mendoza
Tan convulsionado panorama es un problema extra para los esfuerzos de Emir Félix, el también flamante presidente del peronismo mendocino, que busca sanar heridas, armonizar con los diferentes espacios y fundamentalmente, recuperar la competitividad olvidada.
Poco aporta la ebullición interna y el énfasis en la corrupción, a las intenciones pacificadoras locales ya que indefectiblemente se reflejan en las actitudes de una dirigencia que -según observadores partidarios- “se está acostumbrando a perder”. Y si bien nada está dicho aún, el electorado mendocino parece todavía refractario no sólo al discurso sino también al proyecto que ese debate peronista le plantea a la sociedad. Volver al pasado reciente no es hoy una opción válida.
Más allá de cómo se resuelva el protagonismo próximo de Cristina, el peronismo debiera encaminarse a dar (por fin) una discusión postergada en exceso, dilatada con excusas puestas en la vereda de enfrente, que no han hecho más que aletargar e inmovilizar. Problema o solución, CFK no cede un centímetro y prefiere otra vez el todo o nada. Una marca personal, su clara impronta política.
* El autor es periodista y profesor universitario.