La vida en el hermoso planeta Tierra es nuestra responsabilidad. Para ello, debemos proteger nuestra salud, la de todos los seres vivos y la del ambiente, integrados en una única salud (Una Salud), en un vínculo amoroso. En muchos sucesos, ocurridos en todo el mundo, se ha visto que la presencia de contaminantes tóxicos, que se producen como consecuencia de actividades humanas, ha demostrado ser riesgoso para la salud. Damos algunos pocos ejemplos para ilustrar esta afirmación.
Cuando quemamos plásticos, se producen unos compuestos llamados dioxinas que son sustancias capaces de causar cáncer, son muy persistentes en el medioambiente y en el tejido adiposo de nuestro organismo, pueden persistir décadas como contaminantes. Entonces…repensemos lo que quemamos…
Plaguicidas, solo con cautela
Los pesticidas o plaguicidas son productos alta y medianamente peligrosos, utilizados para prevenir o combatir principalmente plagas agrícolas de insectos, malezas y hongos, llamados respectivamente insecticidas, herbicidas y fungicidas. Las toneladas de plaguicidas que se vierten mundialmente al ambiente son cuantiosas y en crecimiento exponencial desde que se lanzaron al mercado. Ninguno de ellos es inofensivo. Son útiles, pero debemos usarlos con cautela. Luego de aplicados pasan al suelo y al agua…y la contaminación de las aguas es uno de los problemas críticos de nuestro planeta.
De las relaciones tóxicas a un vínculo amoroso: ambiente, animales y nosotros
Riesgos. La fumigación de campos cultivados con pesticidas, una situación con beneficios por un lado, pero también con perjuicios a la vez.
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Los perros que padecen intoxicación por plomo han permitido descubrir, en niños que viven en el mismo hogar, la presencia de plomo en sangre en esos niños antes de que manifestaron estar enfermos. Las mascotas, además de tener un lapso de vida menor al nuestro, muchas veces tienen un peso corporal también menor, por lo que, si beben o inspiran una misma concentración del contaminante en agua o en aire, alcanzan antes una mayor concentración en sus organismos.
Un suceso se encadena con otro
En la Bahía de Minamata (Japón) un grupo de gatos manifestaron movimientos tipo contorsiones que le dieron por nombre el Baile de Minamata. Cuando estudiaron la situación se supo que tenían una afección neurológica y que fue causada por la ingestión de peces contaminados con mercurio vertido por una fábrica de cloruro de vinilo. Este problema de salud en los gatos fue debido a un problema de salud en el ambiente, y advirtió sobre un problema de salud potencial en las personas del lugar, antes de que se dañaran.
Buscando en los muchos ejemplos donde se ve este vínculo amoroso que debemos fomentar, comento el que me parece más conmovedor. Sucedió en el lago Apopka (Florida, Estados Unidos), cuando la población de caimanes disminuyó dramáticamente.
Cuando quemamos plásticos, se producen unos compuestos llamados dioxinas que son sustancias capaces de causar cáncer, son muy persistentes en el medioambiente y en el tejido adiposo de nuestro organismo, pueden persistir décadas como contaminantes.
Cuando fueron examinadas, tanto esta especie como las aves del lago, presentaban modificaciones en sus aparatos reproductivos, y en las concentraciones de hormonas sexuales en sangre, que resultaron estar alterados. Los estudios iniciales detectaron que se había producido un vertido accidental del famoso insecticida organoclorado DDT en el lago.
En nuestros organismos, el DDT se transforma a DDE y DDD, ambos se encontraron también en altas concentraciones en los huevos de los caimanes. El DDT forma parte de lo que se conoce como la docena sucia de contaminantes orgánicos persistentes o COPs. Se trata de un listado de doce compuestos tóxicos que más de 100 naciones, incluida Argentina, se comprometieron a disminuir o a eliminar su existencia en el Tratado Internacional de las Naciones Unidas, firmado en 2001. Los otros once compuestos son los bifenilos policlorados, las dioxinas recién nombradas, los furanos y los plaguicidas aldrin, clordano, dieldrin, endrin, heptaclor, hexaclorobenceno, mirex y toxafeno. El mirex, por ejemplo, ¡está presente aún en algunos hormiguicidas domiciliarios!, y con esta exclamación transmitimos la utilidad de leer las etiquetas de los productos que compramos y utilizamos a diario.
De las relaciones tóxicas a un vínculo amoroso: ambiente, animales y nosotros
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En el evento ocurrido en el lago Apopka, se comprobó además que los caimanes recién nacidos y juveniles que allí vivían tenían las alteraciones reproductivas. Fue entonces que, a partir de ese suceso, se acuñó el concepto de “disruptor endocrino” para señalar a los compuestos químicos que mimetizan los estrógenos u hormonas femeninas. Descubrimos nuevos efectos adversos de los contaminantes ambientales sobre la salud: la alteración de los órganos reproductores, los niveles hormonales, el comportamiento sexual y la función reproductiva.
Parásitos, virus, hongos y bacterias
Es una realidad que la mayoría de las enfermedades humanas en la historia de la humanidad son enfermedades zoonóticas o enfermedades infecciosas que pueden transmitirse de los animales a las personas y viceversa, causadas por parásitos, bacterias, virus y hongos. De los aproximadamente 1.400 de estos microorganismos que infectan a las personas, 70% proviene de los animales, sirva como ejemplo el desolador brote mundial de Covid que como humanidad hemos vivido recientemente (2020-2021) causado por un virus zoonótico.
De las relaciones tóxicas a un vínculo amoroso: ambiente, animales y nosotros
Obstrucción. Acequias embancadas con todo tipo de elementos, especialmente botellas de plástico, una ”postal“ deplorable de muchas zonas mendocinas
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Para solo dar un ejemplo muy nuestro en el que todos podemos ayudar a estar mejor: tener las acequias limpias es responsabilidad de todos, es un punto de salud del ambiente que puede estar conectado con la calidad del agua que usamos para riego y con la calidad de las frutas y verduras que consumimos. Entonces…repensemos la forma en que vemos la realidad que nos rodea…
El laboratorio de investigación de la Universidad Maza ha realizado estudios en peces de El Nihuil y de Llancanelo; en aves pequeñas de canto en las reservas de Ñacuñan (Santa Rosa) y Telteca (Lavalle); en bovinos de Mendoza para la producción de carnes saludables; estudios en nuestros mascotas los perros, que en forma natural pueden tener algún tipo de cáncer muy semejante a los que también tenemos las personas, que son el resultado de una predisposición genética estimulada por algún disparador químico, físico o biológico que forma parte del ambiente. En el recorrido de todos estos estudios nos encontramos con la postura de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que reconoce, indica y promueve que la salud de las personas, los animales domésticos y salvajes, las plantas y el medio ambiente están estrechamente vinculados y son interdependientes.
Si al lector quiere ampliar el tema, puede acceder al libro en: “De relaciones tóxicas a un vínculo amoroso: el ambiente, los animales y nosotros”
*La autora es investigadora científica del Conicet y dirige el Laboratorio de Genética, Ambiente y Reproducción de la Universidad Juan Agustín Maza, Mendoza.
Producción y edición: Miguel Títiro - [email protected]