Trucos olvidados de los autos que aún funcionan: es práctico, rápido y no cuesta nada. Ideal para enfrentar las heladas del invierno.
Durante los días más crudos del invierno, cuando el frío aprieta y los autos amanecen cubiertos de escarcha, reaparecen los clásicos trucos de otras épocas. Entre ellos, una técnica simple de los años 80 vuelve a ganar protagonismo por su efectividad para descongelar el parabrisas en pocos minutos, sin herramientas ni productos especiales.
Aunque no lo parezca, el parasol interno —esa clásica visera que se baja para tapar el sol— puede cumplir una función clave en el invierno.
Al activarse la calefacción del auto, muchos conductores desconocen que bajar la visera contribuye a que el aire caliente se mantenga más tiempo en el habitáculo, especialmente en la zona superior del parabrisas.
Esto se traduce en un desempañado más veloz y una mayor eficiencia al momento de eliminar la capa de hielo o vapor que se forma durante las noches frías.
Lejos de ser una superstición o un mito urbano, esta práctica tiene lógica física: al interrumpir el flujo de aire caliente directo hacia el cristal, se mejora la circulación térmica interna y se optimiza el proceso.
En autos más antiguos, donde la tecnología aún no incluye parabrisas térmicos ni preacondicionamiento desde el celular, este pequeño gesto puede ahorrar tiempo todas las mañanas.
Otra técnica casera que sigue vigente —y que también se remonta a décadas anteriores— es la del uso de una bolsa con agua tibia.
Si bien nunca se debe aplicar agua caliente directamente sobre el parabrisas congelado, por el riesgo de fisuras en el vidrio o deterioro de los burletes, esta opción intermedia resulta segura y efectiva.
Se recomienda llenar una bolsa de plástico con cierre hermético con agua apenas tibia y pasarla con cuidado por el lado externo del parabrisas.
El calor suave ayuda a fundir la capa superficial de hielo sin comprometer la integridad del cristal ni las partes de goma que lo rodean. Además, es una alternativa más cómoda que raspar manualmente con tarjetas o espátulas improvisadas.
Para quienes estacionan en la calle o no cuentan con cochera, este truco representa una solución práctica y sin costo para comenzar el día sin demoras.
Uno de los consejos más ignorados, pero más útiles, es mantener los vidrios del auto bien limpios, especialmente durante los meses de bajas temperaturas.
Un parabrisas sucio tiende a empañarse más y a congelarse con mayor facilidad, sobre todo en vehículos con muchos años de uso.
Una mezcla sencilla de agua con detergente neutro, aplicada con un trapo de microfibra, basta para remover grasa y restos de suciedad que favorecen la condensación.
Si bien no impide que se forme escarcha en días muy fríos, reduce notablemente la velocidad con la que aparece y facilita su posterior limpieza.
Con el sol invernal tan bajo en el horizonte, tener un parabrisas limpio y despejado también es una cuestión de seguridad, ya que mejora la visibilidad en condiciones de contraluz.