Para toda la vida: Victoria y Eulogio, 70 años de casados

El matrimonio Méndez-Ruiz celebró como siempre, con un buen asado y en familia, hijos y nietos en su casa de Chapanay. Agricultores primero y luego propietarios de un almacén de ramos generales.

Ella lo mira atenta, sabe que él escucha más que ella y que puede responder. Pero cada tanto lo anima a callarse. "Las chicas tienen que irse", le indica y se refiere a las periodistas. No han perdido nada de lo que los hizo enamorarse. Se besan antes de dormir y al levantarse, se buscan en el hogar, se encuentran, se agarran la mano…  Aún hoy Victoria Méndez y Eulogio Ruiz se aman. Y se les nota.

Una pareja que se casó el 20 de septiembre de 1947 en una gran fiesta y que este año festejó los 70 años de casados. Nada menos que 7 décadas, 840 meses o 25.550 días sin separarse siquiera una vez. ¿Cómo lo lograron? Ellos tienen sus consejos que son muy simples: amarse, respetarse, cuidarse y volver a elegirse todos los días de la vida.

Victoria

Ella nació en 1929 en Chapanay. Allí vivió una infancia llena de juegos al aire libre. Eran 6 hermanos y muchos vecinos. Todos amigos. El tejo, la soga, la mancha ocuparon su tiempo hasta que se convirtió en una bella adolescente que tenía “una cintura diminuta”, asegura una de sus hijas.

Así Victoria sumó una interesante cantidad de conquistas. Candidatos que no estaban en su lista. Su preocupación, recuerda hoy, era “ir a un baile y que mi papá me diera permiso”, asegura entre risas. Fue feliz, un estado que mantiene aún. A los 16 años algo mágico pasó en su vida, Eulogio atravesó su destino.

“No lo conocía y eso que vivía a dos cuadras de mi casa. Parece que me desperté y vi a un hombre que me gustó, lo quise y lo quiero”, explicó Victoria ante la mirada emocionada de todas las mujeres presentes. El milagro del amor la tocó para siempre.

Eulogio

A su lado Eulogio explicó lo suyo. Nació en Chapanay el 1 de diciembre de 1920. Allí pasó una infancia signada por los juegos y por el trabajo. Es que él arrancó sus labores en la agricultura a los 8 años de la mano de su padre. “Ayudaba a mi padre en lo que podía y aprendí mucho”, explicó este caballero de ojos claros.

Eulogio jugaba con los hermanos de Victoria pero no la había registrado demasiado. Ella era muy pequeña, se llevan 9 años. En ese mismo tiempo él estaba de novio pero, asegura, vio algunas cosas que no le gustaron y se peleó. Al hacerlo, el tiempo había pasado y Victoria era una bella dama.

“Me gustó, nos empezamos a ver, a decir cosas. La relación andaba más o menos y fui a pedirle la mano a su padre", relata él. ¿Le costó? “Su papá me la quería dar ahí nomás”, asegura entre risas este abuelo y su mujer asiente.

El amor

En los tiempos de novios él la visitaba todos los sábados y charlaban. Un año pasó volando y Eulogio decidió que era momento de casarse. Él ya tenía 26 años y ella (según lo aclara en muchas oportunidades) 18 años y seis meses.

Para poder hacer la fiesta de casamiento Eulogio vendió su auto. “Tenía un Ford 35 y le pregunté ¿vas a querer fiesta? Y ella quería fiesta así es que vendí nomás el auto y con eso la pagué”. De esa unión nacieron cuatro hijas: Delia, Cristina, Teresa y Sonia. Luego vinieron 12 nietos y más tarde 15 bisnietos.

No todo fue tan sencillo en 70 años. Al principio Eulogio era contratista. “En una oportunidad estuvimos 3 años sin poder cosechar con un sueldo que sólo alcanzaba para la comida. El patrón era muy amigo mío. Durante el cuarto año veo que iba a helar y le aviso. Me puse a regar y estuve hasta la 1 de la mañana. La única finca que se salvó ese año fue la nuestra”, recordó Eulogio.

Con el dinero de esa cosecha se pudo comprar una finca. Después otra y hasta un negocio de ramos generales que tuvo sus puertas abiertas en Chapanay durante 55 años.

Una de sus hijas, Cristina, relata que el secreto de ambos fue la compañía. “Mi mamá lo ayudaba en todo a mi papá. Lo acompañó siempre y lo alentó en todos sus proyectos”. Eulogio coincide pero dice mucho más, Victoria “debe ser la mujer de mi vida”, sostiene entre risas.

En su familia el amor se celebra con un asado. Y es así como se encontraban Victoria y Eulogio a la hora de responder estas preguntas. Brindando por ellos, reunidos con una sobrina y las hijas. Todas casadas hace años. Ninguna separada. Lo mismo que sus nietos. Tomados de la mano se despiden y en ese momento salta a la vista un detalle, no tienen alianzas. “Se las robaron dos veces”, cuentan las hijas. No les hacen falta tampoco. Ellos lograron lo que muy pocos consiguen, caminar una vida entera juntos y a la par.

Cinco tips para matrimonios perdurables

Victoria y Eulogio aconsejaron sobre cómo lograr que un matrimonio dure décadas. Para ellos la clave es muy sencilla y se explica en pocas palabras. Sus tips:
1-      Quererse siempre.
2-      Respetarse.
3-      Tener paciencia, todos tienen problemas alguna vez. 
4-      Cuidarse.
5-      Luchar para no perder el amor.

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