Aunque las mujeres lograron imponerse en varios ámbitos a lo largo del tiempo, aún hay espacios donde no logran ingresar con suficiente fuerza y el mundo cripto es uno de ellos.
Un informe de la empresa Bitso revela que las mujeres enfrentan trabas estructurales que impiden su crecimiento en el universo cripto y blockchain.
Aunque las mujeres lograron imponerse en varios ámbitos a lo largo del tiempo, aún hay espacios donde no logran ingresar con suficiente fuerza y el mundo cripto es uno de ellos.
A pesar del pesimista panorama, hay un atisbo esperanzador. La participación de las mujeres avanza en el ecosistema cripto en Argentina y en América Latina aunque enfrenta obstáculos estructurales. Así lo refleja un estudio de la empresa financiera Bitso que posiciona a Argentina como el país con mayor porcentaje de mujeres usuarias de criptomonedas en la región: alcanzan el 31% del total, superando la histórica proporción de 70/30 que predomina en este sector.
El informe *Panorama Cripto 2024*, elaborado por la plataforma de intercambio digital, revela que la brecha de género se mantiene en Brasil y Colombia, donde la participación femenina disminuyó durante este año. En contraste, Argentina no solo sostiene el crecimiento de usuarias, sino que muestra un avance constante en inclusión financiera a través de herramientas digitales.
Los datos del primer cuatrimestre de 2025 muestran que las mujeres abrieron el 49,3% de las nuevas cuentas digitales, una cifra apenas inferior al 50,7% de los hombres. Aun así, el camino hacia una participación plena está lejos de ser equitativo.
¿Qué les impide a las mujeres crecer en el mundo cripto? Inconvenientes hay muchos, pero el acceso limitado a la educación financiera, la falta de conocimientos técnicos y la escasa representación en roles de liderazgo siguen siendo barreras estructurales.
La investigación “La brecha que persiste” (2024) realizada por la ONG Chicas en Tecnología mostró que aunque las mujeres son mayoría en la población universitaria, sólo hay 37,3% en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y apenas 1 de cada 5 estudiantes de programación son mujeres.
Aunque el 95% de las mujeres latinoamericanas ha escuchado hablar de criptomonedas, solo el 28% entiende qué es blockchain y apenas el 42% sabe qué son los NFT, frente al 56% de los hombres. Esto evidencia una brecha no solo de acceso, sino también de comprensión del ecosistema, según señala la investigación de Bitso.
El estudio también traza un perfil etario: las mujeres tienden a incorporarse al mundo cripto en etapas más avanzadas.
Mientras que en el segmento joven (18 a 24 años) representan solo el 27% de las usuarias, superan el 40% a partir de los 55 años, llegando al 43% en el grupo de mayores de 65.
También se destacó un leve crecimiento en la franja de 35 a 44 años, donde la participación femenina aumentó un punto porcentual.
Desde Bitso subrayan que la inclusión femenina no se trata únicamente de alcanzar una cuota. “El compromiso radica en reducir las brechas históricas que han limitado la participación de las mujeres en sectores como el financiero y el tecnológico”, señaló Ximena Salgado, vicepresidenta Global de Producto en la compañía.
Según explicó la ejecutiva, Bitso implementó políticas internas para sumar mujeres en cargos de liderazgo y desarrollar productos de inversión con enfoque de género.
Cerrar la brecha de género en el universo cripto exige una estrategia multifactorial. El acceso a tecnologías digitales, la alfabetización financiera con perspectiva de género y la promoción de culturas de ahorro son elementos clave para lograr una verdadera equidad. Más allá de la inclusión individual, se trata de fortalecer la independencia económica femenina y, con ello, la resiliencia financiera de toda la región.
Argentina, con su avance sostenido en participación femenina dentro del ecosistema cripto, demuestra que hay oportunidades concretas. Pero también deja en evidencia que el cambio requiere algo más que tecnología: hace falta decisión política, educación accesible y una transformación cultural que deje atrás los viejos moldes de exclusión.
Esta subcultura dentro del mundo de las criptomonedas y las inversiones es un obstáculo cultural que no solo excluye a las mujeres, sino también a cualquier indicio de diversidad.
La mayoría son hombres jóvenes con una actitud que combina entusiasmo desmedido, búsqueda de riqueza rápida y una estética ligada al éxito ostentoso.
Este modelo no solo deja afuera a las mujeres sino también a muchos hombres mayores y reniegan de cualquier trabajo vinculado a formas tradicionales de ganar dinero.
Promueven una visión del ecosistema cripto como una vía directa hacia la libertad financiera, muchas veces sin una comprensión profunda de los proyectos que respaldan y tienden a minimizar los problemas estructurales del sector como la falta de regulación, las estafas o el impacto ambiental.
Su principal problema es que en lugar de construir confianza en torno a la tecnología y las inversiones, los criptobro refuerzan en el mundo digital los mismos estereotipos de la cultura tradicional.
Podría decirse que es increíble que en 2025 las mujeres deban seguir luchando para ganarse un espacio en ámbitos dominados por hombres -a pesar de que no fueron exclusivamente creados para ellos-, pero si lo pensamos bien no es tan sorprendente. Para la mayoría, el crecimiento en espacios ocupados mayoritariamente por hombres no es una meta sino el camino, a pesar de que muchas veces tiene más baches de lo esperado.
El mundo cripto es uno de ellos y no solo parece expulsar a las mujeres sino a cualquiera que no solo no entienda sus reglas y funcionamiento sino tampoco su cultura, aunque no sea inherente a su funcionamiento.
Aunque derribar un prejuicio no es tarea fácil, muchas lo están logrando sin videos virales donde ostentan autos de marcas, viajes al exterior o desprecio por el trabajador asalariado.
Las mujeres crearon su propio lugar para crecer en el mundo de las inversiones digitales. Comunidades como Mujeres en Crypto o Cryptogirls buscan facilitar el acceso al aprendizaje y herramientas, contar casos de éxito reales y brindar formación de manera constante. Son abiertas, accesibles y están en todas las redes sociales para que las mujeres crezcan en un universo que no para de expandirse.