Tareas insólitas ¿cómo es el perfil de los que los ejercen?

Empleos raros, sí: los hay. ¿Escuchaste hablar del "probador de toboganes"? O, ¿El catador de golosinas? Insólitos, pero existen. Aquí te contaremos esas actividades extrañas esparcidas por doquier y por las que, aunque no lo creas, ¡te pagan!

Curiosos y no tan curiosos. Lo cierto es que el campo laboral propone un sinfín de oportunidades. Solo hay que limpiar la lupa y -si te gustan las rarezas- ver aquellos trabajos que no solo te darán de comer, sino que te permitirán gozar de una actividad insólita.

Lo que más llama la atención es: ¿por qué existen estos trabajos?, ¿quién podría elegirlos?, ¿cuáles son las cualidades necesarias para aventurarse en la búsqueda? La socióloga Carolina Gálvez nos comenta algo sencillo de entender, que puede servir como primera explicación:

"Muchas veces estas actividades -algo raras- surgen por diversas razones. Por un lado, se presentan porque forman parte del quehacer de todo ciudadano pero, al no tener tiempo para emprenderlas, prefieren pagarle a otro para que lo haga. Por otro lado, esas tareas -que no tomamos como algo rentable- el sistema las ofrece para diferenciarse de la competencia". Por ejemplo, pensemos en hoteles, marcas de comida rápida, entre otros.

Al estilo "inspector de billeteras" de Los Simpsons, en algunos países existen aquellos que pasan horas probando papas fritas para determinar su calidad, si son crujientes o no, si les falta sal o no. Rarísimo, pero cierto. También existe-quizás el más deseado servicio por muchos viajeros- un trabajo tan particular como el de: abanicador. Curiosamente, abanicar turistas en las maravillosas playas asiáticas, hacerlo por turnos, y tener tiempo libre para disfrutar del paisaje paradisíaco es una tarea que muchos emprenden en esos destinos extravagantes.

Para ejercer estos raros oficios no solo se necesita entusiasmo,  sino también tener la mente abierta y puesta en el objetivo último de esta tarea.

Seguramente nos estemos preguntando: ¿cómo es que existen? "Simplemente están porque alguien más requiere de ellos. El turismo y la idea de generar confort y comodidad al cliente, hace que surjan -queriendo o no- un sin número de servicios: desde el típico spa donde se ofrecen masajes y momentos de relax, hasta quien coloca bronceador en el cuerpo de otro que paga para ello", dice la profesional.

Pero el rubro turismo no es el único en ofrecer oficios raros. En lista podemos encontrar una gran diversidad: degustador de aliento canino, probador de cama o de videojuegos, buscador de pelotas de golf; entre más.

Lo cierto es que el mundo se mueve tan velozmente que, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambia y nos sorprende. Tras la idea de generar comodidades y ciertos beneficios -a los que pueden pagarlo- el sistema ha ideado una serie de actividades insólitas, devenidas en trabajo remunerado. Hay más: catador de helados o de golosinas está en la lista de los más extraños.

Pero "alguien tiene que hacerlo" , analiza la psicóloga Laura Giménez. Quien agrega que, "la persona que accede a ese tipo de trabajos insólitos lo más probable es que tenga una personalidad peculiar: sumamente sociable, aventurero y curioso; principalmente y a grandes rasgos".

Estas labores no solo se ofrecen para brindar un servicio que no se encontrará en otro lugar, sino que quienes lo toman también tienen un plus de aporte a esta cadena de extrañezas.

No todas las ocupaciones extravagantes están ligadas con la diversión y los buenos momentos. Hay quienes ejercen trabajos insólitos desagradables; como ser testeador de olores o limpiador de excrementos.

"No cualquier persona tomaría el trabajo de pasear animales exóticos, ser probador de camas o de toboganes. Para hacerlo no solo se necesita entusiasmo sino también tener la mente abierta al fin último de estas actividades: mejorar otra labor de la extensa cadena. Y, antes de que cualquier producto salga a la venta, es mejor probarlo y garantizar su factibilidad; por ejemplo", agrega la psicóloga.

Lo mejor de todo es que, lo que puede resultar ridículo o extraño para otros, es sumamente divertido para quien lo realiza. Es como 'nunca trabajar'. Ahora, si se nos paga por divertirnos, comer algo rico, ver televisión, dormir (entre otras actividades) "creemos que nos alejamos del estrés o el aburrimiento. Pero puede ser que -con el paso del tiempo- estas tareas que parecen súper divertidas dejen de serlo", comenta Giménez.

Ya que la rutina termina haciendo monótono aquello que al principio parecía entretenido. Y, para no caer en decepción, es que la profesional recomienda a los que decidan postularse para estos oficios complementar la actividad laboral con algo que realmente permita desconectarnos. Claro que este consejo está vigente no solo para los empleos exóticos sino también para cualquier  labor por la cual se nos paga.

Pero ojo. No todas las ocupaciones extravagantes están ligadas con la diversión y los buenos momentos. Hay quienes ejercen trabajos insólitos desagradables; como ser testeador de olores, limpiador de excrementos o aquellos que deben meterse en alcantarillas. Si no hay otro remedio, algunos están dispuestos a embarcarse en estas aventuras por conseguir un pago en cortos lapsos de tiempo.

"El hecho está en que cada propuesta de trabajo que se presenta no solo significa una actividad que generará una retribución económica, sino que despierta todo un entusiasmo y curiosidad por quien lo toma. Por eso es que las  personas dispuestas a realizar estas tareas no convencionales tienen otra forma de ver la vida: son más aventureros e incluso, arriesgados", cierra la profesional.

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