5 de julio de 2025 - 10:02

Punto LIJ: una biblioteca donde los libros esperan a la altura de los ojos

Punto LIJ es una biblioteca infantil y juvenil creada por Lorena Rueda en el Valle de Uco, que fomenta la lectura con talleres y préstamos.

Sus estanterías tienen apenas 70 cm de alto y los libros no se exhiben por el lomo, sino por el frente, por la tapa. En esta biblioteca, el silencio no es una norma inquebrantable; al contrario, su valor agregado está en la voz alta.

Lorena Rueda es escritora, docente y promotora de la lectura. Así lo demuestra en cada rincón del Valle de Uco. Se describe como un caracol, no solo porque lleva su casa a cuestas, sino porque, en su caso, siempre carga una biblioteca. De forma virtual o presencial, su propósito es que los libros tengan sus hojas cada vez más ajadas.

Punto LIJ es el nombre del espacio. Aunque está pensado especialmente para infancias, con el tiempo también se ha expandido a docentes y adultos. Lore, autora de este proyecto, lo ha llevado por los tres departamentos del Valle. Actualmente se encuentra en Tupungato, y también en las redes sociales, basta con escribirle un mensaje a través de un grupo de WhatsApp para recibir libros en préstamo. Así, garantiza lo que ella define como "el derecho de leer".

Una biblioteca que nació con un lector

Esta historia comienza con un mini lector. Durante la pandemia, “la Lore” empezó a recibir libros por suscripción para su hijo menor, Jerom. “Nos llegaban dos por mes, y la biblioteca de casa empezó a crecer. Él siempre me decía: ‘Mamá, ¿cuándo vamos a tener una tienda de libros?’”, recuerda. Así nació la idea: poner su colección personal a disposición de quien deseara leer, organizarla y compartirla.

LIJ son las siglas de Literatura Infantil y Juvenil, una especialización que Lorena estudió, sumando una diplomatura y, ahora también, Bibliotecología. Pero el comienzo fue ‘a pulmón y a cara lavada´, como le gusta decir, armó el proyecto junto a su amiga y socia -por ese momento-, la diseñadora Rita Carrizo, quien creó la identidad gráfica y también ilustra algunos de sus textos.

Lorena Rueda
Lorena Rueda, escritora, docente y promotora de la lectura.

Lorena Rueda, escritora, docente y promotora de la lectura.

En diciembre de 2022 abrieron el primer espacio físico, que durante casi un año funcionó como biblioteca y librería comunitaria. “No ganábamos nada, pero cada familia socia nos ayudaba a mantener el lugar. Era puro amor al arte, literal”, cuenta. Hoy, aunque ya no están en ese local, traslado la biblioteca a su casa. Punto LIJ sigue creciendo con préstamos, talleres, encuentros y mucha imaginación. También proyecta volver a reacondicionar una habitación en su casa para que los libros regresen a las bajas estanterías y vuelvan a respirar.

Un estudio del público lector

Cuando sembró la idea de abrir su biblioteca, comenzó a observar qué nadie ingresaba. “Cuando nosotros abrimos el local, todavía no teníamos cartelería ni nada, entonces yo estuve sentada varios días observando a la gente pasar”, recuerda.

La mirada activa del estudio reveló que “los adultos pasamos al palo, vamos rapidísimo, de un lado para el otro, y no miramos si hay un negocio. Es como que vamos con un objetivo de rutina: trabajar, hacer las compras”. Pero también descubrió algo fundamental: “Me di cuenta de que los niños vienen jugando y saltando, van de la mano pero atentos, se van deteniendo, ellos son observadores”.

De ahí surgió otra observación: “La gente de la tercera edad, los abuelos, caminan más lento, porque van tomaditos de la mano. Entonces ya observan, están en una cotidianidad más relajada”. Su teoría fue que “los adultos mayores van mirando el piso para no caerse, no tropezar o lo que fuere, y los niños van saltando, también mirando el piso y las líneas de las baldosas”.

Y eureka, la lamparita encendida: “Se me ocurrió comprar una alfombrita de arcoíris y ponerla en la vereda, en la puerta del local. Mi teoría era que iban a ver el arcoíris, mirar para arriba, mirar adentro. Y dicho y hecho: empezó a pasar”.

Era verano. La puerta y las ventanas de la biblio estaban abiertas. Miraban la alfombra y luego miraban hacia adentro. Descubrían un universo: libros coloridos de frente, una alfombra con el abecedario, estantes bajitos al alcance de sus manos, un corazón puesto en la literatura como acto de amor, de derecho y de comunidad.

Los niños sí leen, sí les gusta el libro, el olor, el contacto, que se los cuenten. A veces el problema no son ellos, sino los adultos que no tuvieron la suerte de que les contaran cuentos”, sentencia Lore.

Lorena Rueda
Libros, muñecos y voces que acompañan los primeros pasos lectores.

Libros, muñecos y voces que acompañan los primeros pasos lectores.

Literatura al ras del suelo

En Punto LIJ los libros están colocados de frente y en estanterías de 70 cm. “Los mini lectores vienen hasta ahí. Los libros se muestran de frente, como en las buenas bibliotecas para infancias, para que ellos elijan”, explica.

Se pueden encontrar libros silentes, álbumes ilustrados, poesía, novelas, cuentos, teoría literaria, colecciones especiales de arte y literatura, e incluso una estantería dedicada exclusivamente a Caperucita Roja, con múltiples versiones del clásico. También hay libros en inglés, novelas juveniles y una sección para docentes y estudiantes. “No tengo títulos repetidos, así que a veces hay que avisar que cierto libro está en uso y hay que compartirlo. Los chicos lo entienden perfecto: saben que es un préstamo, que hay que cuidar y devolver. Eso también es parte de aprender a leer”, afirma.

Lorena rueda
Los libros al ras del suelo y una alfombra que invita a sentarse, mirar, hojear, descubrir.

Los libros al ras del suelo y una alfombra que invita a sentarse, mirar, hojear, descubrir.

La imaginación al servicio de la estrategia para leer

En verano, ‘la Lore’ organiza Poesía en almohada, una especie de pijamada literaria donde los niños llegan con linternas, almohadas y libros. “Apagamos las luces, dejamos todo tenue y leemos poesía para las infancias. Es mágico”. Otro taller, Abuelos, abuelas y otras especias, propone que cada niño asista con un abuelo o abuela (o adopte uno) y compartan lecturas donde los protagonistas sean mayores. Luego, juntos inventan una receta poética en la que los ingredientes son las virtudes de sus nietos, y la preparación es una mezcla de afecto, humor y ternura.

Leer como derecho

“Leer es un derecho. Y nosotros, como docentes y mediadores, tenemos el deber de garantizarlo”, sostiene. Lo dice con la firmeza de quien cree que los libros no deben dormir en estantes, sino circular, ser compartidos, ajarse, incluso morderse. “Los que más gustan son los más leídos. Y los más mordidos también”, dice entre risas, citando a Marcos Soriano.

“Mientras más ajado, mejor. Significa que pasó por muchas manos, que fue vivido”, dice. También cree que la literatura ofrece puentes hacia temas difíciles: la muerte, el miedo, la identidad, lo no dicho. “Los chicos hacen el pacto de ficción enseguida, y desde ahí se pueden generar conversaciones riquísimas. No es su vida, es la del personaje. Y eso permite hablar, construir, empatizar”.

Lorena Rueda
Lore Rueda, alma Punto LIJ:

Lore Rueda, alma Punto LIJ: "Leer también es un juego y una experiencia sensorial".

La colección de Punto LIJ supera los mil títulos. Y sigue creciendo. Las familias se llevan libros para todos. “A veces venían papás y me decían: ‘Lo traigo porque quiero que lea’. Y yo les preguntaba: ‘¿Y vos qué estás leyendo?’. Si queremos que lean, tenemos que dar el ejemplo”, plantea.

Para muchos niños, Punto LIJ fue la puerta de entrada a la literatura. Sus mini lectores ya son habitués. Como Rogelio, que empezó a los tres años y ya ha leído varios libros. O León, que llegaba con un año y medio comiendo banana, y sabía que sus libros eran préstamos. “Una vez la abuela se angustió porque él quería llevarse el mismo libro. Pero repetir también es parte del proceso lector. A veces hay que volver a lo conocido para avanzar”, lo confirma con su experiencia.

Punto LIJ también anuncia sus novedades y colecciones a través de las redes sociales. Por ahora, el contacto es virtual, pero no descarta reacondicionar una habitación para volver a conectar con la cercanía de las letras. Además, mantiene distintos planes de socios para que todos puedan ser parte y encontrar historias que los lleven, desde el Valle de Uco a conocer otros mundos.

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