Once restaurantes argentinos fueron elegidos para formar parte de 50 Best, el prestigioso ranking internacional que fue publicado esta semana.
Entre los diez primeros se encuentran Don Julio, que el año pasado estuvo en el 1 puesto, y Tegui, el restaurante de Germán Martitegui que cerrará sus puertas este mes.
Según explicó diario La Nación, desde el 2002 50 Best busca juntar en una sola lista las distintas propuestas gastronómicas que existen en el mundo.
Cuenta con más de 1000 expertos y un procedimiento estructurado y auditado de votación que se realiza una vez por año. Cabe destacar que el ranking difundido esta semana se basa en la performance de los espacios en 2020.
Aunque 11 restaurantes argentinos aparecieron en el listado, algunas de las elecciones fueron muy cuestionadas. En el puesto 9 fue elegido Tegui, de Germán Martitegui, a pesar de que dijo que no quería ser parte del ranking y de que anunció el cierre de su restaurante.
Le siguen Don Julio en el décimo puesto; Chila en el número 19; El Baquenao, 21; Aramburu, 28; Mishiguene, 29; Elena, 34; La Cabrera, 37; 1884 Restaurante (Mendoza), 45; Gran Dabbang, 48; y Oviedo, 50.
“Esta fue la más rara de todas las ediciones. Han querido hacer una especie de raconto de estos últimos 9 años pero no deja de resultar muy caprichoso, tomando en cuenta qué hay restaurantes en la lista que están cerrados, y otros inclusive que pidieron en su momento no figurar más, como 1884 de Mallmann y que ahora aparece”, explicó María de Michelis, periodista gastronómica que edita soloporgusto.com.
La reacción de Mallmann
El único restaurante argentino no porteño que aparece en la lista es el de Francis Mallmann. Se trata de 1884 que estaba ubicado en Godoy Cruz y que cerró en marzo del 2020 a raíz de la pandemia de coronavirus.
Luego de que se conociera la lista completa, el propio Mallmann hizo una publicación en sus redes sociales donde expresó sus diferencias con el ranking a través de su renuncia al jurado en 2013.
“Yo cocino hace 40 años. Como ustedes saben, la cocina es un romance de ingredientes, espacio, servicio, tiempo y silencio. Veo sentimientos contrarios en tantos de mis colegas que están tan preocupados por los premios que se pasan el año haciendo lobby ante los electores, saltando de conferencia en conferencia y, en mi opinión, perdiendo un tiempo valioso y distanciándose de los valores reales que hacen a un restaurante”, escribió.
“Los premios crearon un ambiente ficticio y ultra competitivo para nuestra cultura gastronómica. La innovación parece ser el principal valor. Aunque no hay nada malo en eso (innovación), se separó de los valores de un oficio en favor de lo que llaman arte”, agregó.
“Ciertamente, me sentí muy honrado cuando mi restaurante 1884 ocupó el séptimo puesto entre los 50 mejores restaurantes del mundo en su primer año de existencia. Pero es que mi vida en la cocina ya no tiene vínculos con este ranking”, remarcó.
