Durante los últimos meses un pato llamado Juan fue una atracción de un puesto de flores conocido del centro mendocino. Pero una denuncia anónima y la intervención de la municipalidad le puso fin a su estadía.
Juan, al pato del KM 0
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Los Andes El pedido de colaboración dirigido a la gente para que vuelve el pato Juan al puesto con su dueña.
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Los Andes Juan, al pato del KM 0
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Los AndesEn poco tiempo ganó relevancia en redes sociales y "voló" a la fama virtual, sobre todo porque resalta en un contexto que está a las antípodas del suyo. ¿Qué hace un pato en el KM 0 de Mendoza?, se preguntan mendocinos y turistas que pasan por la esquina más famosa de la provincia: Garibaldi y San Martín.
El personaje emplumado es Juan y no es un pato cualquiera. Vive, o vivía hasta hace unos días, en el icónico puesto de flores de Margarita, ubicado justamente en el punto neurálgico del Centro Mendocino.
Juan pasaba los días entre las flores y su pequeño "estanque" (un recipiente con agua), no desperdiciaba ni un rayo de sol mañanero y "posaba" para las decenas de fotos de la que era protagonista todos los días. Su territorio era la vereda de la esquina sureste del KM O e increíblemente nunca invadía la transitada calle San Martín, tal vez la "educación" de sus dos "hermanos", dos perros salchichas, fue muy rigurosa.
Rápidamente se volvió parte del paisaje urbano e incluso una celebridad local: mendocinos y turistas lo fotografiaban y los vecinos comerciantes lo saludaban por su nombre. "Cuando la gente pasaba y le sacaban fotos, él hacía poses, te miraba y te escuchaba cuando le hablabas. Te caminaba la cuadra entera lo más bien sin lastimar ni molestar a nadie atrás de sus hermanas salchichas", comentó a Los Andes Margarita.
Pero hace unos días, Juan desapareció de la tradicional esquina, la única casa que había conocido. "De repente una persona hizo una denuncia en la municipalidad diciendo que no era lugar para que Juan estuviera, según su argumento. La municipalidad vino, me hizo un acta que decía que Juan no puede estar más y me emplazaron 48 horas para que lo retirara. Con todo el dolor del alma se queda en la casa solo", explicó la florista ante la ausencia del animal.
"Mi esposo Gustavo está trabajando también por lo que no puede darle atención y yo estoy acá en la florería. Está muy triste encerrado en una jaulita que le hicimos de 4 x 3 y ya no está libre como estaba acá, caminando estando con las hermanitas salchichas con las que se crió. Inclusive dormía y comía con ellas", agregó Margarita.
Margarita, que ya lleva 37 años vendiendo flores en su puesto, siempre se preocupó por mantener su lugar limpio ante la presencia de un animal tan inusual para un entorno capitalino. "Por qué hicieron la denuncia no sé, no sé a quién le molestó si él está limpio acá, tenemos limpio todo permanentemente, cambiándole el agua y limpiando lo que él ensucia con mopa, lavandina y perfume por si lleva a haber olor", explicó la florista sobre las condiciones en las que estaba el pato.
A pesar de la situación actual, Margarita intenta volver a traer a Juan consigo nuevamente: "Yo quería juntar firmas, iba a llevar esta semana a Juan al veterinario para que vean que está sano, que no está maltratado ni mal. No sé qué otra cosa hacer o con quién hablar porque la verdad que quedé re mal. Ayer cuando lo dejé en la jaula gritaba porque lo dejaba y esta mañana cuando salí a las 7 de la mañana de la casa Juan lloraba, gritaba y se quedó muy triste".
Mientras tanto, tanto comerciantes del área como personas que pasan por el puesto de flores le preguntan a Margarita por su famoso compañero: "Todos han venido a preguntarme por él y mandan un insulto a lo alto por esa persona que hizo la denuncia y todos están muy tristes y quieren hacer algo para que vuelva Juan".