13 de julio de 2025 - 07:15

La confesión de Chanti: "Si en esta época fuera adolescente, además de historietista sería tiktoker"

El autor de la exitosa historieta infantil “Mayor y Menor” es uno de los creadores más prolíficos del género en Argentina. Sus libros acercan a niños y niñas a la lectura, que se vuelven fanáticos de su obra, por la que ha sido premiado y reconocido en numerosas oportunidades.

Viernes 27 de junio, 10 AM. Santiago González Riga, más conocido como "Chanti", prepara un equipaje acotado para instalarse unos días en su casa de la montaña.

Su departamento en la Ciudad de Mendoza es un lugar luminoso, con una ventana circular por la que asoma ahora una morera ya sin hojas. Sobre ese mirador -y otro rectangular que lo enfrenta- se posa su mirada muchas veces cuando trabaja, generalmente por la tarde.

Una escultura de chapa del artista Guillermo Rigattieri, que en realidad son dos, recrean una ilustración de su libro "Criaturas" (2017) -también publicado en Canadá y Brasil- y se vuelven figuras centrales de su living, junto a una pintura de la Cordillera de los Andes de su hermano Pablo, una gran mesa y la biblioteca, que es ahora foco de atención.

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Chanti recibió a Los Andes en su casa para un diálogo íntimo.

Chanti recibió a Los Andes en su casa para un diálogo íntimo.

"Tengo libros de todo tipo: historietas, ilustraciones, novelas, clásicos y revistas. También me gustan mucho los muñequitos, los personajes y los animales de madera tallados a mano, especialmente si son de Argentina. La música es también muy importante, tengo muchos CD´s de los que me estoy deshaciendo, porque ahora escucho todo digital", dice el autor de "Facu y Café con Leche", su primer hit en la historieta infantil publicado inicialmente en la revista La Valijita (2004).

Chanti es conocido por su obra editorial desde hace más de tres décadas, con unos 80 libros publicados de autoría integral -textos y dibujos-, pero también por adentrarse en territorios para dialogar y compartir con las infancias, en escuelas y ferias de la Argentina y más allá.

El creador de "Mayor y Menor" (un suceso editorial también publicado en España y traducido al catalán) y "Pico Pichón" sostiene que en ese encuentro aún se sorprende por el fenómeno que nació a partir del dibujo, la escritura y una especial conexión con la niñez.

Fanático de "El Señor de los Anillos" -ha leído al menos cinco veces la trilogía- y detallista para el relato, Santiago atesora objetos y vivencias de distintas épocas sobre un trabajo sostenido donde sus personajes parecieran parte de una familia de carne y hueso.

"Soy un contador de historias dibujadas: un historietista", se presenta en su perfil de Instagram el número cinco de ocho hermanos que crecieron en una pequeña casa de la Sexta Sección, con escapadas permanentes a la montaña. "Me gusta tanto contar historias, como dibujar", agrega ahora personalmente.

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Chanti es también uno de los fundadores de Banda Dibujada, colectivo cultural que apoya la creación, edición y difusión de la historieta para niños y niñas.

Chanti es también uno de los fundadores de Banda Dibujada, colectivo cultural que apoya la creación, edición y difusión de la historieta para niños y niñas.

-¿Cómo es tu proceso de trabajo, sos más bien ordenado o caótico?

-Soy medio caótico, pero trato de ordenarme en función del trabajo que debo entregar. Estoy ahora con varios libros en proceso y siempre arranco por la idea. A partir de ahí, armo un boceto rápido en papel con lápiz que después paso a tinta, luego escaneo y coloreo. Tengo lápiz óptico y iPad aunque no me he puesto a investigar cómo funciona. Por otra parte, ya paso demasiado tiempo en la pantalla.

-¿Qué lanzamientos tenés por delante?

-Recientemente salió una edición de "Mayor y Menor" con Penguin de tres compilados que abarcan lo mejor de los primeros 10 libros, porque hasta ahora son 22 con el que estoy haciendo. Creo que llegaré hasta el número 30: a pesar de que me ha dado muchísima tela para cortar siento que está llegando a su final, como pasó con "Facu y Café con Leche". También he firmado contrato con editorial Planeta para tres libros de terror. Además Libros del Zorzal espera otros dos libros ilustrados y después tengo un proyecto personal relativo a la montaña. Como salí a la montaña desde chico y fui andinista con mi hermano, quise volcar todo lo que me pasaba estando ahí. Mezcla la reflexión con el humor.

¿Cuáles son las principales diferencias entre las historias de "Mayor y Menor" -Premio Santa Clara de Asís 2006 y Premio Banda Dibujada 2015- y "Facu y Café con Leche"?

-"Facu y Café con Leche" fue pensada para niños y niñas que se inician en la lectura, de 4 a 8 años, y "Mayor y Menor" es para todo público. "Facu y Café con Leche" tiene mucha fantasía y los personajes tienen la misma edad. Aparecen elementos de cuentos y del imaginario propio. "Mayor y Menor" es más bien realista, está basada en lo cotidiano de una familia y los personajes crecen con el tiempo. Los vínculos aquí están muy presentes.

-¿Cuánto de inspiración te han dado tus 16 sobrinas y sobrinos?

-Muchísimo. Hay situaciones reales vinculadas a ellos, hay otras inventadas y hay experiencias que tuve yo cuando era chico. A mí me parece muy divertida la manera de pensar de las infancias, tan libre y desprejuiciada que hacen relaciones en su mente que los adultos por estar más estructurados ya no hacemos. Cuando nacieron mis primeros sobrinos y sus hermanos también recordé mi propia relación con mis hermanos. Nacho, Toby y Lola, protagonistas de "Mayor y Menor" responden a nombres reales de sobrinos, aunque con rasgos y anécdotas que tomé de todos.

-¿Cómo recordás tu infancia y a qué escuelas fuiste?

-Fue muy linda. En una casa cerca del Zanjón de los Ciruelos durante mi niñez. Fui a la Escuela Quintana en la primaria, al CUC en la secundaria y a la Universidad Nacional de Cuyo, donde estudié Diseño Gráfico. Mi papá tenía una casa en El Salto y ahí pasábamos todas nuestras vacaciones.

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-¿Cómo llegaste al mundo de la historieta?

-Me costó mucho encontrar lo que me gustaba con la propuesta educativa que había en aquella época, que era mucho más rígida. En Dibujo, en la secundaria y en la universidad, era mal vista la historieta. Era de algún modo considerada como algo menor que le quitaba espacio a la lectura real. En mi caso siempre fui muy lector, especialmente de historietas. Por otra parte, a mi papá le encantaba dibujar y leer historietas, entonces siempre nos compraba revistas. Spirou fue una revista central para mí. Ya en la secundaria leía, además, mucha ciencia ficción.

-¿Sentís que fue acertado haber elegido Diseño Gráfico como carrera?

-Sí. En la secundaria, en el Colegio Universitario Central, conocí a la artista plástica y docente Eliana Molinelli, que me impulsó a seguir por el camino de la historieta a pesar de la negativa curricular. Ella me dijo qué papeles debía comprar para mis trabajos y fue quien me motivó a armar mi primera exposición con todas mis historietas. A esa muestra fue el artista y profesor de la UNCUyo Mario Delhez, por entonces docente de la carrera. Mario me dijo que en Diseño iba a andar bien. Me quedó pendiente el aprendizaje de las técnicas y talleres que brinda la carrera de Artes Visuales, pero el Diseño me dio herramientas para el mundo editorial, que es lo que hago. La historieta es comunicación visual y el diseño me permite crear las tapas de mis libros y las tipografías.

-¿Qué tenés aún de niño?

-Estoy muy ligado al tema de la infancia porque me atrae la fantasía. Desde un primer momento trabajé haciendo historietas para chicos y tengo muy presente al niño que fui. Por otra parte soy el tío divertido, el que juega, les cuenta historias y sale de excursión a la montaña con ellos. Me prendo mucho con eso. Sigo haciendo cosas todavía, de niño. Si en esta época fuera adolescente además de historietista sería tiktoker.

-¿Te gustaría llevar tus personajes al streaming o el cine?

-Sí, me encantaría que alguna de mis historietas se llevara a película, sobre todo "La saga de los distintos" a una serie de Netflix. Habla de cuatro reinos distintos que ignoran la existencia de los otros hasta que llega una gran tormenta. Hace un tiempo hicimos un contrato con Cartoon Network para hacer "Mayor y Menor" en dibujo animado. Ese proyecto luego se pinchó y el canal se fusionó con Discovery Kids y quedé en el medio de algo que no sé qué pasó.

-¿Te sorprende lo que sucede con tu obra, que es un fenómeno de lectura entre niñas y niños?

-Me re sorprende aunque sé que me costó muchísimo. Más que imaginar yo soñaba con poder vivir de esto. Lo que me sorprende es estar en 2025 viviendo como autor de libros, algo ya difícil en el mundo, de historietas, algo más difícil aún, y en Argentina.

-Y que además sea para el público infantil…

-Cinco años antes de publicar "Mayor y Menor" (2007) en Penguin, de Editorial Sudamericana, no había casi libros de historieta infantil. Desde Banda Dibujada, el movimiento cultural argentino que creamos con colegas para la promoción de la historieta infantil y juvenil, tratábamos de que se llevaran las historietas infantiles a libros, porque solo aparecían en revistas y suplementos, hasta ese momento. La visibilidad de la revista Rumbos me ayudó muchísimo en aquel momento.

-¿Cómo incidió la migración hacia lo digital en relación a tu trabajo?

-Fue importante para mí porque me permitió quedarme en Mendoza y poder trabajar a distancia. Ahora suena raro pero cuando empecé viajaba a Buenos Aires en micro y caminaba con una carpeta de impresiones y originales a golpear puertas, porque no había internet. Así entré a Billiken y a la Fundación Vida Silvestre. Una vez que conseguí esos trabajos debía primero enviar los originales y luego un CD grabado por correo postal. Siempre recuerdo una entrevista a Quino en la que decía que lo mejor para un dibujante era tener una carpeta con un banco de imágenes… Cuando yo empecé a hacerla apareció internet. Desde entonces el banco de imágenes está ahí.

-¿Buscás transmitir valores a través de tus historietas?

-Sí, me gusta llevar a la reflexión, aportar algo más. Lo principal por supuesto es el humor pero diría que en casi todas mis obras transmito mensajes e intereses personales, como el que tengo por la preservación y difusión de los animales de Argentina. Lo que se conoce se protege. El tema de los vínculos está muy presente y el de valorar las relaciones también. Me gusta contar historias largas donde lo regional y las leyendas están presentes.

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Chanti:

Chanti: "Si en esta época fuera adolescente además de historietista sería tiktoker".

Ping Pong con Chanti

-¿Película favorita de todos los tiempos? -"El resplandor", "Her", "Amelie". Me gusta en lo infantil lo que hace Pixar y no me gustan para nada las del tipo live action.

-¿Qué te llama la atención del presente? -Lo abrumador que puede ser. Cuando era chico podía leer una revista las veces que fuera necesario hasta que llegara la próxima. Ahora estamos bombardeados de música, libros, series y películas que no alcanzamos a procesar. Dependemos mucho de la tecnología y se está perdiendo el encuentro con otras personas. En la hiperconexión estamos cada vez más solos.

-¿Cuál sentís como tu mayor logro profesional? -Haber llegado a las personas con mi obra de manera que los sensibiliza, se ríen y se emocionan.

-¿Qué superpoder quisieras tener? -Volar. He soñado muchas veces con eso.

-¿Un sueño pendiente? -Viajar por el mundo, conocer Islandia, Alaska, Perú y muchos destinos que aún no conozco.

Pasión por subir montañas

Fue el padre de Chanti quien lo introdujo desde pequeño en expediciones a la montaña junto a sus hermanos, creadores del "Club Andino El Salto". Juntos subieron cerros de la localidad de Potrerillos y también de Vallecitos, sumado al Aconcagua. "Yo no, sólo he llegado a los 5.500 metros de altura", dice.

"De los 20 a los 40 años tuve la etapa más intensa. El que ha quedado más andinista de mis hermanos es Pablo, que se dedica a la exploración desde mucho antes que hubiera GPS. Con él subí cerros vírgenes a los que pudimos bautizar". Entre ellos están "El guardián de los valles", "Fortaleza" o "Los mesetones".

Para Chanti la montaña es un cable a tierra y un contacto directo con la pureza, el silencio, la soledad y lo que denomina la "verdadera realidad". "En la montaña todos somos iguales y surge un compañerismo muy especial, a tal punto que los desconocidos se saludan entre sí", reflexiona.

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