3 de agosto de 2025 - 11:55

Hizo historia: Rocío Troncoso, primera mujer nadadora de rescate del Escalafón Infantería de Marina de las Fuerzas Armadas

Tiene 26 años y marcó un hito dentro de las fuerzas armadas al convertirse en la primera mujer de su especialidad.

Rocío Troncoso volvió a visitar Tunuyán. Lo hizo después de convertirse en la primera mujer nadadora de rescate del Escalafón Infantería de Marina de la Armada Argentina. En su regreso, se reencontró con su familia y con el pueblo en el que creció. “Apenas llegué le dije a mi mamá que el aire es distinto. Me dan ganas de quedarme”, contó.

Se recibió como Cabo Segundo de Infantería de Marina y , luego de aprobar uno de los cursos más exigentes del ámbito militar, se convirtió en la primera mujer de su escalafón en obtener la especialidad de nadadora de rescate.

Tiene 26 años. Se crió en el barrio Urquiza, Tunuyán. Tiene seis hermanos y es la más chica de las mujeres. Sus vínculos familiares son muy fuertes, “siempre fuimos muy unidos. Mi mamá nos sacó adelante a todos”, dice.

Rocio Troncoso
La familia: Rocío junto a su madre y hermanos.

La familia: Rocío junto a su madre y hermanos.

La Armada le cambió la vida, así lo dice. Pero también le implicó irse sola, dejar a su hija con su madre y empezar de cero en una provincia que no conocía. “Me fui sin saber qué me esperaba allá. No tenía idea de nada. Pero fui con la idea de construir un futuro para mí y para mi hija”, dice.

Desde que se conoció su historia, comenzaron a llegarle mensajes de distintos lugares. “Nunca imaginé que esto iba a pasar. Me pone feliz, pero no lo esperaba. Me escribieron muchas personas de Mendoza, de Tunuyán, incluso del Concejo Deliberante, que se comunicó con mi mamá para hacerme un reconocimiento”.

Hasta los 22 años trabajaba en Tunuyán, estudiaba y criaba a su hija Alma, que hoy tiene nueve. Su mamá, Claudia Guajardo, quien trabajó durante muchos años como tarjetera del estacionamiento medido en la Municipalidad, es también quien la inscribió sin avisarle en la convocatoria para ingresar a la Armada.

La infancia en Tunuyán, su crecimiento en el pueblo

Rocío vivió hasta sus 22 años en Tunuyán. Hizo la primaria en la Escuela Maestros Argentinos y cursó la secundaria completa en la escuela secundaria Prudencio Vidal Amieva. “Guardo muchos recuerdos de ahí. Mis amigos, los profes, la preceptora, el regente, todo estaba cerca de mi casa”, dice. En el último año quedó embarazada de Alma, tenía 17.

Después del secundario comenzó a trabajar, pero siempre tuvo la curiosidad por ingresar a una fuerza. “Pensaba en el Ejército o la Policía, no se me cruzaba la Armada. De hecho, ni siquiera sabía dónde estaba Punta Alta”, comenta Rocío.

La inscripción en la Armada Argentina la realizó su mamá. “Me anotó ella. Me avisó cuando ya estaba todo hecho”. Rindió en la Ciudad de Mendoza en 2021 y quedó seleccionada para ingresar a la Escuela de Suboficiales de la Armada en Punta Alta, Buenos Aires.

Rocio Troncoso
Las pruebas de resistencia son parte del proceso de formación para el Escalafón Infantería de Marina.

Las pruebas de resistencia son parte del proceso de formación para el Escalafón Infantería de Marina.

Fue la primera vez que salía de Mendoza para quedarse a vivir en otro lugar. “Nunca me había ido. Ni de viaje largo, ni por estudios. Todo lo que había hecho hasta ese momento lo había hecho en Tunuyán”.

Cuando tuvo que irse para empezar sus estudios en Punta Alta, su hija tenía tres años. “Me fui con un nudo en la garganta. No sabía qué era lo que iba a pasar allá. Pero estaba segura de que era una oportunidad”. Durante la primera parte de formación, permaneció tres meses sin contacto con el exterior. Luego vinieron dos años de cursado hasta recibirse como cabo segundo de Infantería de Marina.

En paralelo, se especializó en comunicaciones. Actualmente cumple funciones en el Batallón de Comunicaciones N.º 1, operando enlaces y sistemas, tanto en base como en campaña. También formó parte del Puesto de Comando durante la emergencia por las inundaciones en Bahía Blanca. “Fue muy triste ver cómo sacaban a la gente, los niños, las casas inundadas. Fue una catástrofe. Hasta hoy se siguen acomodando cosas allá”.

Ser un precedente

El curso de nadadora de rescate lo hizo en 2023. Dura tres meses. Se entrena todos los días, desde las siete de la mañana hasta las últimas horas de la tarde. Tuvo que pasar por pruebas físicas y psicológicas: nado en dársenas, pileta, salto desde buques y helicópteros, cabina invertida, rescate de víctimas conscientes e inconscientes. “Es muy intenso. Hay que entrenar todo el tiempo. Se evalúa el cuerpo, pero también la reacción y el control en situaciones extremas”, recuerda Rocío, haciendo memoria de todo el esfuerzo que debió sostener.

En ese proceso, fue la única mujer perteneciente al escalafón Infantería de Marina que logró completarlo. La exigencia del curso y la pertenencia al cuerpo de Infantería hacen que su caso no sea frecuente. “Hay otras mujeres nadadoras, pero son de otras especialidades. De Infantería no había ninguna. Fui la primera que llegó”, confirma, consciente de que su experiencia marca un precedente.

Durante todo ese tiempo, su hija permaneció al cuidado de su madre. Una vez que terminó la escuela de suboficiales, pudo llevársela con ella. Hoy ambas viven cerca de la base naval. “Estar juntas de nuevo fue un alivio. Somos muy compañeras”, cuenta.

Rocio Troncoso
Ya recibida como nadadora de rescate, es la primera mujer de su especialidad dentro del Escalafón Infantería de Marina.

Ya recibida como nadadora de rescate, es la primera mujer de su especialidad dentro del Escalafón Infantería de Marina.

Actualmente, Rocío entrena todos los miércoles con el grupo de nadadores. Además, juega al fútbol en la Liga del Sur, en un equipo llamado Sporting, que queda frente a su casa. “Juego en primera. Ya arrancó el torneo, así que todos los fines de semana tenemos partidos”. También corre maratones. “Es algo que me gusta mucho. Siempre fui activa. Cuando vivía en Tunuyán salía a correr, iba al gimnasio, jugaba a la pelota. Eso me quedó”.

Su rutina es un constante 'vivir la vida'. A veces participa de campañas o comisiones en otras unidades. En 2024, por ejemplo, viajó a Puerto Madryn, donde navegó por primera vez como nadadora de rescate. “Siempre estamos en movimiento. Me gusta. Me gusta mucho mi trabajo”, resume.

Sobre de dónde saca la fuerza para sostener todo lo que hace, nombra a su mamá. “Ella nos sacó adelante a todos. Siempre con voluntad, incluso ahora, que está atravesando un problema de salud. Nunca se cae. Tiene una fuerza increíble. Yo salí de ahí”, se reconoce.

Rocio Troncoso
Durante uno de los entrenamientos de rescate, Rocío participa de una maniobra de descenso desde helicóptero. Este tipo de ejercicios forman parte del exigente curso que completó en 2024.

Durante uno de los entrenamientos de rescate, Rocío participa de una maniobra de descenso desde helicóptero. Este tipo de ejercicios forman parte del exigente curso que completó en 2024.

En cuanto al futuro, dice que no se fija metas a largo plazo, pero que todo lo que se le presente lo va a afrontar. “Siempre para adelante. Esa es la idea”.

Una identidad que no se borra

Durante su visita a Tunuyán recorrió los lugares de siempre, se reencontró con su gente y participó de un homenaje del Concejo Deliberante. “Fue todo muy lindo. Me escribieron de todos lados. Mi mamá me iba avisando porque ella es la que más conocen acá”, dice.

Su visita al pueblo fue fugaz pero intensa. Esta vez, llegó un lunes y ya el viernes debía volver a Punta Alta. Las “idas” siguen siendo difíciles. “Me cuesta. Dejo a mis hermanos, a mi mamá, dejo todo. Y sé que tengo que volver a mi rutina allá, volver a ser yo allá”.

Cuando debe definir su lugar de origen, dice contundente: “De Tunuyán, Mendoza”. Lo dice con naturalidad. “A veces ni saben dónde queda, pero lo digo igual. Siempre lo digo”.

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