Hasta hace unos años, la pregunta más común a la hora de realizar una compra era: ¿Tenés cambio? o ¿No tendrás un billete más chico? Hoy, en locales e incluso en las calles del Centro mendocino, esas frases se reemplazan por otras: "¿Aceptás transferencia?" o "Te dicto el alias".
El cobro digital, incluso en los sectores más informales, bien podría definirse como un cambio que llegó para quedarse. El fenómeno avanza por varias razones: la comodidad de pagar desde el celular, la incomodidad de manejar gran cantidad de billetes, el avance y simplicidad de las billeteras virtuales y aplicaciones, además de la seguridad del vendedor de que, si un cliente no tiene efectivo, igual puede comprar.
En la esquina de Las Heras y España, de Ciudad, un vendedor de juguetes reconoce que recién este año, hace un par de meses, se sumó y descargó la app. "Antes, si el cliente no tenía efectivo, simplemente perdía la venta. Ahora paso mi alias y espero a que llegue la notificación", cuenta.
El alias es un identificador único, una combinación de números y letras que reemplaza al número de CVU. Permite recibir transferencias inmediatas sin comisiones. Es ideal para montos altos o ventas ocasionales, aunque requiere que el cliente lo escriba manualmente.
De la desconfianza al entusiasmo
Mabel, vendedora de revistas, admite que al principio no quería saber nada con la aplicación: "Tenía malas referencias, escuchaba que la gente perdía la plata". Fue su hija quien la convenció con una promoción de bienvenida. Hoy la usa no sólo para cobrar sus ventas, sino también para su vida diaria. "Pago el colectivo con la tarjeta física, me devuelven el 70% del boleto, guardo plata como en un plazo fijo… Me encanta", admite.
Y argumenta la clara diferencia con el banco: "Con Mercado Pago la notificación me llega al instante; con el banco tengo que entrar al home banking para ver si se acreditó". Aunque asegura que todavía hay días con ventas de 100% en efectivo, en promedio, calcula que un 60% a 70% de sus ventas ya se hacen por Mercado Pago.
Un cambio que "llegó para quedarse"
Según el economista José Vargas, director de la consultora Evaluecon, la transformación no es exclusiva de los vendedores ambulantes. "La mayoría de los emprendedores se están adaptando a esta modalidad, principalmente porque muchos no están bancarizados y es una alternativa relativamente fácil. No tienen que manejar dinero en efectivo y eso resuelve un problema central, en un país donde más del 50% de la economía es informal", explica a Los Andes.
Para el especialista, la informalidad laboral en Argentina es un fenómeno estructural que obliga a buscar soluciones creativas para poder vender y cobrar. "Un artesano que trabaja en la calle, un productor que vende en ferias o un vendedor que se instala en una esquina difícilmente tenga un posnet o una cuenta bancaria. Este tipo de herramientas digitales cubren ese vacío. No necesitan tramitar habilitaciones bancarias ni cumplir con requisitos burocráticos, que muchas veces son una barrera para quienes trabajan en la economía popular", señala.
Las calles del centro de Mendoza tienen cada vez más vendedores ambulantes, signo de una época en la que “hay que rebuscárselas”. | Foto: Los Andes
Vargas asegura que las billeteras virtuales (Mercado Pago, Ualá, Naranja X, entre otras), vinieron a cubrir la falta de acceso a medios tradicionales de pago, como el posnet o las cuentas bancarias. "Hoy, en estos sectores, el 60% de los pagos se hace con billetera virtual y el 40% restante en efectivo. Esto no pasaba hace unos pocos años. En el mediano plazo, en unos cinco años, el efectivo va a tender a desaparecer o a quedar como algo muy residual", estima.
Además, el economista considera que este avance tecnológico también ayuda, aunque de forma indirecta, a formalizar algunas actividades. "Cuando un vendedor empieza a usar una billetera digital ya entra en un circuito más visible y trazable de pagos. Esto no significa que pase a ser completamente formal, pero sí es un primer paso para que, con el tiempo, su actividad esté más integrada al sistema", afirma.
Y concluye que el cambio cultural ya es irreversible: "Estas plataformas llegaron para quedarse. No sólo por la comodidad, sino porque resuelven problemas estructurales de la economía argentina: la falta de bancarización, la alta informalidad y la necesidad de no perder ventas por no manejar efectivo".
Alias, la elección más elegida
Martín, vendedor de cremas en la entrada del Mercado Central, también se resistió hasta que se dio cuenta de que estaba dejando ir clientes. "Antes no tenía Mercado Pago, y si no tenían efectivo, no compraban. Es por eso que hace casi un año que tengo la aplicación habilitada", explica.
Hoy casi todo lo cobra a través del alias. El QR, explica Martín, lo deja para casos puntuales ya que "te cobra un poquito más, como las tarjetas".
El código QR es la otra gran herramienta de cobro digital. Basta con escanearlo para pagar con saldo, débito o incluso tarjeta. Es más rápido para el cliente porque no debe tipear nada, pero si el pago se hace con tarjeta, el comercio paga comisión y espera uno o dos días para recibir el dinero. Por eso, en la calle, muchos prefieren el alias: acreditación inmediata y 0% de comisión.
En la plaza Independencia, una artesana cuenta: "Acá se usa todo: alias, efectivo, trueque y hasta moneda extranjera si viene algún turista. Pero siempre le sugerimos al cliente pagar con alias porque el QR encarece el precio".
Maite, que vende dulces en la esquina de Las Heras y 9 de Julio, dice que el patrón de pago es cambiante: "Hay días que es todo transferencia y otros que es todo efectivo. Se nota mucho a fin de mes, cuando la gente cobra, porque se recibe más transferencia".
Cada vez menos clientes llevan billetes chicos, y los de gran valor son incómodos para todos. Por eso, el pago digital simplifica, acelera y evita problemas con el cambio y, como todo indica, seguirá ganando terreno en las calles mendocinas.