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"Discutir por si fuiste a una universidad pública o privada es una estupidez": el halago del campeón mundial de satélites. Foto: Gentileza
"¿Por qué no apuntar a trabajar en la NASA, en SpaceX o en alguna compañía de ese estilo?", se anima a soñar despierto, en voz alta y sin descuidar su primer objetivo más próximo: la tesis.
Un mendocino entre los mejores del mundo
Agustín Martínez Haarth, Santiago y Ezequiel Bolzicco, Micaela Perillo, Daniela Maradei, Thomas Marthi, Agustín Pilotto, Rafael Dalzotto, Santino Agosti y Emanuel Albornoz son todos argentinos y estudiantes del ITBA. Fueron los únicos representantes nacionales en la competencia.
El 6, 7 y 8 de junio, los estudiantes argentinos estuvieron en Estados Unidos para la instancia final de la CanSat Competition. Todo aquel camino que llegaba a su fin ese viernes, sábado y domingo había comenzado en octubre del año pasado, cuando el mendocino y sus compañeros se anotaron entre más de 60 estudiantes del ITBA y quedaron seleccionados en el equipo que representaría a la institución.
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"Discutir por si fuiste a una universidad pública o privada es una estupidez": el halago del campeón mundial de satélites. Foto: Gentileza
"Apenas tuvimos tiempo de conocernos entre nosotros y ya empezamos a programar la primera entrega del 30 de enero. Eso iba a definir si clasificábamos a Estados Unidos entre los mejores equipos o no. Fue un laburo intensísimo, nos agarró en vacaciones, cada uno en su casa y con su familia, mucha llamada virtual. La primera instancia era una entrega del diseño preliminar (PDR), que fue un PDF de más de 200 páginas con todos los requerimientos que debía tener nuestro proyecto", rememora Agus.
Allí los argentinos plantearon detalladamente cómo sería la misión, los sensores y materiales que utilizarían. Tras entregar el PDR, debieron presentarla virtualmente ante jurados de Estados Unidos frente a expertos y de altísimo nivel académico (entre ellos, una mujer que hace 30 años se desempeña en la NASA). En esa instancia obtuvieron una puntuación superior a 99%, lo que les permitió clasificar en segundo puesto.
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"Discutir por si fuiste a una universidad pública o privada es una estupidez": el halago del campeón mundial de satélites. Foto: Gentileza
Llegó el momento del CDR (Critical Design Review), ya con cálculos más específicos, elecciones y decisiones. Aquí Agus integró el equipo de electrónica y, al momento de la evaluación, obtuvieron una calificación por encima de 98%. Esto les valió la clasificación a una nueva instancia y, además, el comienzo de un nuevo desafío tan demandante como los técnicos: el económico. Y fue Martínez Haarth quien, además del desarrollo del hardware, se encargó de buscar sponsors que les permitieran costear los pasajes a Estados Unidos.
Antes de partir hacia el país del Norte, llegó la última prueba, el Environmental Test. Ya con el prototipo construido, realizaron tres pruebas en el laboratorio del ITBA (de vibraciones, de temperatura y de drop -de caída-).
Todas aquellas noches sin dormir, los debates y discusiones -infaltables en un grupo de 10 ingenieros que intentan dejar todo a la perfección- habían dado sus frutos: quedaron seleccionados para viajar a Estados Unidos a la final.
"Houston, no tenemos ningún problema": la prueba final
Así llegó el viernes 6 de junio, momento de las pruebas pre vuelo y de telemetría, para verificar que el satélite enviase correctamente datos a la estación (que era una computadora con una antena).
"El día más importante de todos y donde, en no más de dos o tres minutos, se concentraban los últimos seis meses de trabajo fue el del lanzamiento. Fuimos a Staunton, Virginia, bien temprano a un campo de lanzamiento de cohetes y allí colocamos nuestro CanSat. Mientras esperábamos el conteo nos abrazamos. En ese momento quedaba demostrado todo nuestro trabajo", rememora Martínez Haarth, quien se encargó de hacer la operación en la estación en tierra y apuntaba con la antena de forma permanente al satélite para recibir la telemetría.
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"Discutir por si fuiste a una universidad pública o privada es una estupidez": el halago del campeón mundial de satélites. Foto: Gentileza
Así fue como el satélite fue lanzado, llegó a una altura de 800 metros, se abrió de forma correcta y a 75% de la altura se desplegó el autogiro -exactamente el requerimiento que pedía la competencia-. Luego inició el descenso de forma controlada a 5 metros por segundo mientras completaban todos los requisitos.
"¡La satisfacción fue total! Lo hecho cumplía con la consigna principal. Mis compañeros festejaban como locos y yo estaba ahí, fijo con la antena, aguantando en el descenso. Fue un día increíble, no solo en la competencia, sino también haber conocido gente. La relación que se armó como grupo fue muy linda también", rememora Agus,
El domingo 8 de junio, en tanto, fue el momento de hacer la exposición post vuelo y de detallar los resultados y mediciones. Ese mismo día les comunicaron a los argentinos que eran los mejores.
Somos los mismos de siempre
El video de Agustín y todos sus compañeros celebrando eufóricamente en el momento en que anunciaban que eran los ganadores dio la vuelta al mundo. Pero ellos siguen siendo los mismos de siempre.
"Somos un grupo de 10 estudiantes que lo hizo por pasión y, aunque pensábamos que nos iba a ir bien, nunca pensamos que íbamos a salir primeros. Mucho menos pensábamos que iba a tener tanta repercusión e íbamos a recibir tanto cariño de tanta gente. Detrás hubo un montón de gente que nos ayudó", destaca, con humildad, Martínez Haarth.
Sobre aquello que lo llevó a estudiar Bioingeniería (y que llegó a cursar en la Universidad de Mendoza durante el primer año), recuerda con lujo de detalles aquel documental que una vez vio referido a la fabricación de órganos artificiales y cómo ello podía mejorar la vida de las personas.
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"Discutir por si fuiste a una universidad pública o privada es una estupidez": el halago del campeón mundial de satélites. Foto: Gentileza
"Ya tenía toda la parte de biología que me gustaba desde siempre, y se sumaba la parte de ingeniería, porque de chico tuve la curiosidad de querer entender cómo funcionaban las cosas. Y vi que Bioingeniería era una carrera que unía los dos mundos que me gustaban'", recuerda.
La educación como base
A lo largo de su trayectoria académica, Agus ha pasado por el sistema educativo público y privado, por lo que conoce a ambos desde adentro. Tal vez por ello es que prefiere no adentrarse en una discusión estéril de plantear a un modelo como oponente del otro.
"La educación es parte fundamental en el desarrollo de un país. Al fin y al cabo somos personas que por tal o cual razón, condición económica, gustos o preferencias, eligen estudiar en una universidad pública o en una universidad privada. Creo que ambas deberían tener el mismo nivel y que la elección solo tenga que ver con lo personal y no con una cuestión de calidad", reflexiona Martínez Haarth.
"La educación pública es importantísima. Pero también creo que tiene que haber un control, y durante muchos años se generaron negocios paralelos a la educación y que la mancharon, siendo que luchar por la educación pública es una causa nobilísima. La universidad pública es hiper importante y fundamental como pilar de desarrollo, pero también es híper importante que las cosas se hagan bien", agrega el joven talento alvearense, mendocino y argentino.
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"Discutir por si fuiste a una universidad pública o privada es una estupidez": el halago del campeón mundial de satélites. Foto: Gentileza
De hecho, Agus refuerza la idea de estimular desde chicos en los estudiantes el desarrollo académico y la participación en ferias, olimpiadas y certámenes científicos. "Si a una persona le inculcás de chiquito esa forma de pensar, se genera una ambición muy buena. Y si hay algo que a uno lo apasiona, tiene que apostar todas las fichas. No importa que tenga mejores o peores condiciones iniciales que los demás, la gran diferencia está en el esfuerzo y en esa actitud de querer lograr el objetivo", prosigue.
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Felicitados por todos
El presidente Javier Milei, el ministro de Economía Luis Caputo, el diputado nacional mendocino Julio Cobos y el empresario Marcos Galperín fueron solo algunos de los referentes que celebraron en sus redes sociales esta nueva coronación de gloria para el pueblo argentino y que tuvo a estos 10 estudiantes como actores protagónicos.
"Estamos muy contentos de que nos hayan reconocido personas súper importantes. Nuestro grupo es claramente apolítico, no hay una preferencia por ningún partido. Y entendemos que todas las personas que nos saludaron son funcionarios a los cuales hay que respetar, como cualquier persona. sin importar su bandera partidaria. Quiero agradecerle a todos quienes nos saludaron, no importa si son políticos o no", concluye Agus.