20 de abril de 2025 - 07:00

Con sus tortitas "exportaron" el sabor de Mendoza a Buenos Aires

Noelia y Ariadna son estudiantes de Derecho e iniciaron un emprendimiento que ya es un éxito. Ahora planean crean franquicias en todo el país.

Noelia Díaz y Ariadna Godoy son oriundas de Luján de Cuyo. Se fueron a Buenos Aires a estudiar Derecho y hace un tiempo empezaron a hacer tortitas para vender y sobrevivir. Les fue tan bien que ahora planean crear una franquicia y llevar las tortitas mendocinas a todo el país.

Noelia tiene 23 años y está a dos de recibirse de abogada en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Su familia vive en Carrodilla y su padre es cafetero. "Vende café y tortitas todos los días, desde las 4 de la mañana, frente a la estación de servicio Manitta, frente a la entrada del centro de Luján de Cuyo", cuenta. Y explica: "Por eso tengo un vínculo muy estrecho con las tortitas".

Ariadna tiene 26 años y llegó después a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) a estudiar. Su familia vive en Ugarteche. Su papá trabaja en la bodega doña Paula, atendiendo el sistema de riego por goteo, y la mamá trabaja en el área de fraccionamiento de la bodega Don Cristobal.

Noelia, que es la que lleva la voz cantante, dice que ambas familias "tienen un vínculo muy profundo con el trabajo". "Eso nos ha marcado a las dos", apunta, convencida.

Las inquietas jóvenes cuentan que la abogacía era el plan de vida de las dos, pero que el emprendimiento que empezó siendo sólo una alternativa para sumar algo de dinero a la economía doméstica, paso a ser un proyecto. "Nos encantaría profesionalizarmos. Esto nos cambió la perspectiva. Queríamos ser abogadas, pero ahora nos encantaría tener un local, crear una franquicia nacional y que, de Norte a Sur de toda Argentina, se enteren de lo que significa ser mendocino y lo que las tortitas traen tatuado. Porque una tortita no es sólo una tortita, sino y todo lo que nos atraviesa, nuestro lenguaje, nuestras maneras", se entusiasma Noelia.

El nombre de la marca no podía ser más emblemático: Pandito. Hacen tortitas raspadas, pinchadas, de hoja y de chicharrones, las preferidas de las dueñas de la incipiente empresa.

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"Pandito nos abrió una parte nuestra, nos hizo conocer algo que necesitábamos, que era sostener los vínculos con lo nuestro, con las personas y con todo lo que nos atraviesa desde la cultura", explica Noelia.

Y sobre los clientes que van a buscar las tortitas, que entregan en una caja muy coqueta, cuenta: "Nos tocan la puerta todos los días, se llevan la tortita todos los días, pero además, se van después de una charla de 10 minutos en la que nos preguntaron de dónde venimos, dónde nacimos y comparten sus recuerdos de Mendoza".

-¿Cuáles son sus planes de vida? ¿Regresar? ¿Radicarse en el exterior? ¿Quedarse en Buenos Aires?

-Por ahora vivimos en los dos lugares, en Buenos Aires y en Mendoza. Los dos lugares son casa. No sé si en el futuro podremos decidir. Lo que Buenos Aires nos da, es impagable. Es una ciudad con todo lo que uno puede desear. Pero el corazón y nuestra raíz están en Mendoza y no podemos elegir entre uno u otro lugar.

-¿Es difícil que los porteños entiendan qué es ser mendocino?

-Los porteños están atravesados por todas las culturas. Hay supermercados chinos en todas las cuadras, van a comer a restaurantes venezolanos, en la calle comen chipá paraguaya o una empanada tucumana y, después, me escriben a mí y les llega una caja con tortitas mendocinas. Ellos están repletos de cultura. Es cierto que, cuando digo: 'Qué ganas de tomarme un yerbeado' me preguntan qué es y tengo que explicarles qué es el surtidor. Entre risas, se los explico y listo. Jamás nos excluyeron o nos discriminaron, porque los porteños son una mezcla de todos.

-¿Están perdiendo la tonada?

-Ojalá que no. La familia dice que nos hemos "aporteñado", pero nosotras nos resistimos a hablar con la "sh" y jamás le diremos colectivo al micro. Y para nosotras siempre será yerbeado.

-¿Qué es lo más difícil de vivir en Buenos Aires?

-Lo más difícil es extrañar tanto a la familia. Y también se extraña poder hablar con complicidad con códigos mendocinos , hacer chistes y que se entienda el contexto. Para nosotras siempre será mediatarde y no una merienda y mucho menos brunch.

Una tarde de noviembre

El 10 de noviembre de 2024 Noelia y Ariadna vendieron su primera docena de tortitas. El comprador fue un chico porteño, hijo de una mendocina, que quiso regalarle a su madre el rescate de una de sus costumbres más entrañables.

Antes, ellas habían hecho tortitas para ellas y, casi naturalmente, se les ocurrió comenzar a ofrecerlas por las redes.

Hoy venden diariamente una cantidad importante y han cuidado mucho la creación de la marca y el packaging.

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