Santo Domingo: historia, cultura y naturaleza

Vale la pena alejarse de las paradisíacas playas dominicanas y realizar un paseo de un día y medio por la capital.

Santo Domingo: historia, cultura y naturaleza
Santo Domingo: historia, cultura y naturaleza

Caminar por las vibrantes calles de Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, puede ser frustrante para los turistas que buscan un destino de playa, ya que uno se siente tentado al ver el mar, pero las mejores playas, de arena prístina por excelencia, se encuentran a varios kilómetros de la capital. Sin embargo, la historia, la cultura y la naturaleza abundan en esta cosmopolita ciudad caribeña a la que llegó Cristóbal Colón en 1492.

La iglesia más antigua y la primera calle pavimentada del continente americano se encuentran en la Zona Colonial de Santo Domingo, pero ahí también hay muchos negocios nuevos que reflejan una presencia artística y activista en evolución. Ahora puedes disfrutar de Mamey, un espacio cultural amigable con la comunidad LGBTQ que cuenta con una librería, una galería y un teatro; el Microteatro, que presenta obras de teatro de quince minutos de duración sobre la vida dominicana, y Miss Rizos Salón, un salón de belleza que suele organizar eventos para combatir el estigma contra el cabello rizado o afro. También hay rincones naturales entre el bullicio.

En Santo Domingo Este, a corta distancia en automóvil desde el centro de la ciudad, hay un lago subterráneo donde las mujeres taínas iban a bañarse. Es una ciudad viva y en transición, donde el mar es sólo el telón de fondo para muchos de sus encantos.

Hay historia en cada rincón de la Zona Colonial, o Ciudad Colonial, una red de una docena de calles empedradas estrechas que están repletas de edificios coloniales, muchos de los cuales se remontan al siglo XVI, en el centro de la ciudad. Comienza en la Puerta del Conde, el edificio militar del siglo XVII en torno al cual se construyó el Parque Independencia. Aquí es donde los padres de la patria declararon la independencia en 1844, y sus restos se conservan en un mausoleo de mármol blanco conocido como el Altar de la Patria. Camina por El Conde, una larga calle peatonal flanqueada por boutiques, restaurantes y vendedores de arte y joyería hecha a mano, y da vuelta a la derecha en la calle Arzobispo Meriño para llegar a la majestuosa Catedral Primada de América, una iglesia donde se mezclan los estilos barroco y gótico construida en el siglo XVI. Por 70 pesos dominicanos (menos de 1,50 dólares), haz un recorrido por la cercana y poco visitada Fortaleza Ozama, un fuerte antiguo pero bien conservado que defendió a la ciudad de piratas y conquistadores británicos, portugueses y franceses. Desde su cima podrás disfrutar impresionantes vistas del río Ozama, que divide la ciudad y llega a varios pueblos hasta casi 160 kms.

La Plaza Pellerano Castro, un pequeño parque con flores en tonos pastel y rosados, hace honor al poeta dominicano Arturo Pellerano Castro, quien frecuentaba la plaza en el siglo XIX. Parte de su poesía sobre la vida rural y el mundo natural se encuentra en enormes placas, y en ella encontrarás grupos de hombres mayores jugando dominó, además de una estatua conmemorativa de la poeta revolucionaria puertorriqueña Julia de Burgos. A continuación, dirígete a Mamey, un centro cultural de moda ubicado en un edificio colonial de la calle Mercedes que cuenta con una librería, dos galerías con exposiciones temporales de arte contemporáneo y un pequeño teatro que proyecta documentales internacionales con subtítulos en inglés (200 pesos dominicanos). El vestíbulo de Mamey está decorado con plantas y azulejos azules de inspiración marroquí, y luces colgantes de color blanco iluminan la cafetería y el patio. ¿Por qué no pruebas un tentempié antes de la cena, como un pastelito (150 pesos dominicanos) o un jugo de maracuyá fresco (150 pesos dominicanos), y conversas con los emprendedores y artistas locales que frecuentan el espacio?

Pide una mesa en El Conuco, un restaurante con una decoración que evoca el ambiente rural de los pueblos montañosos del interior de República Dominicana, con una apariencia provinciana e instrumentos tradicionales como la güira o la tambora, un tambor de madera con dos cabezas. Los platillos incluyen clásicos como "la bandera", el platillo nacional no oficial compuesto de arroz, frijoles y un estofado de pollo o res (375 pesos dominicanos), o el mofongo, un montoncito de plátano frito y machacado combinado con chicharrón de cerdo, tocino o camarón que se sirve en un pilón dominicano, un mortero de madera (370 pesos dominicanos).

De regreso en la Zona Colonial está Onno’s Bar, donde los juerguistas bailan al ritmo de música en inglés y en español.

En una cueva de piedra caliza menos de dieciséis kilómetros al este de la Zona Colonial hay una serie de lagos de agua dulce llamados Los Tres Ojos (entrada, 200 pesos dominicanos). Por 1.000 pesos dominicanos, un guía te dará un recorrido por cada lago y te narrará su historia, señalando el lugar donde en el pasado se bañaban las mujeres taínas, un grupo indígena al que casi eliminaron en su totalidad los españoles. Sumerge los pies en el agua cristalina y fría y deja que los peces millón te los mordisqueen. También puedes hacer un recorrido oscuro y algo tenebroso por uno de los lagos en una barca de madera. Al otro lado te aguarda una sorpresa: una cuarta laguna verde de una belleza espectacular y abundante vegetación, en la que se han filmado varias películas, entre ellas "Jurassic Park".

Si quieres ver la ciudad y sus rincones verdes a vista de pájaro, súbete al teleférico de la ciudad, que muchos lugareños usan para transportarse hasta el centro. Tómalo en la parada Eduardo Brito y haz el recorrido de ida y vuelta por 20 pesos dominicanos. Disfrutarás vistas panorámicas de los ríos Ozama e Isabela y los vecindarios en las afueras de la ciudad, incluyendo Sábana Perdida y Gualey.

Una fría en el Malecón

Dirígete al Malecón en la avenida George Washington, un andador frente al océano Atlántico. Un día cualquiera podrás ver familias, parejas o estudiantes universitarios a tu paso. El Obelisco Macho, donde se unen el paseo Presidente Billini y la avenida George Washington, es un monumento en honor a las hermanas Mirabal, con interpretaciones coloridas de las tres mujeres que conspiraron contra el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina hasta que las mandó matar en 1960.

El parque de gastronetas The Alley, en la avenida Rómulo Betancourt, sólo abre por las noches y es un lugar animado con mucho espacio al aire libre para sentarse y una gran variedad de opciones para cenar. Suelen visitarlo familias y profesionistas jóvenes y durante los fines de semana la atmósfera es festiva y amigable. Las gastronetas ofrecen diversos platillos dominicanos e internacionales. "Come Arepa" vende arepas venezolanas, como la "vegetariana", rellena de queso, plátano frito y aguacate (250 pesos dominicanos). "Los Jefes" ofrece una variedad de sándwiches y hamburguesas, como la chimi (350 pesos dominicanos), una hamburguesa estilo dominicano con ensalada de col, "salsa rosa" y cebolla caramelizada. Acompáñala con "un rojo", un sabor popular de Country Club, un refresco local.

Levántate temprano para ir a desayunar al animado mercado semanal en el Barrio Chino de Santo Domingo, en la avenida Duarte, donde se instalan vendedores de productos chinos y de otros países asiáticos hasta el mediodía. Esta franja delimitada por dos arcos tradicionales chinos fue creada en 2008 como reconocimiento a los miles de chinos y chino-dominicanos que viven tanto en la ciudad como en la totalidad del país. Hay pescado fresco, raíz de loto y muchísimas opciones más, como dumplings (4 por 50 pesos dominicanos) o takoyakis japoneses, bolitas de pulpo rebozado (6 por 100 pesos dominicanos).

Alojamiento 

El Boutique Hotel Palacio (calle Duarte 106; www.hotel-palacio.com; habitaciones dobles a partir de 89 dólares por noche), con una ubicación céntrica en la Zona Colonial de la ciudad, ofrece 48 habitaciones sencillas, pero cómodas y limpias. Hay una piscina pequeña en la azotea y un patio descubierto donde los huéspedes pueden convivir.

Para una experiencia lujosa, hospédate en El Embajador (avenida Sarasota 65; www.barcelo.com; habitaciones dobles desde 113 dólares la noche), en el elegante vecindario Bellavista, cerca de la Zona Colonial y el Malecón. Cuenta con 298 cuartos modernos, una bella piscina al aire libre y una gran variedad de servicios, como un gimnasio que está abierto las 24 horas del día y un sauna.

El encantador barrio Gazcue está cerca de las principales atracciones de la ciudad, pero lejos del bullicio y el ruido del tráfico. Puedes encontrar departamentos de una recámara en renta por unos 49 dólares la noche.

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