Rosario Moreno, artista mendocina poco difundida - Por Verónica Cremaschi

Semblanza de Rosario Moreno, una artista plástica mendocina poco difundida, pero muy importante en la plástica local.

Rosario Moreno, artista mendocina poco difundida - Por Verónica Cremaschi
Rosario Moreno, artista mendocina poco difundida - Por Verónica Cremaschi

Rosario Moreno (c1914-c2010) desarrolló una importante carrera de artista plástica entre América y Europa y fue una partícipe activa en la construcción del campo cultural provincial. Sin embargo su vida y obra han sido muy poco profundizadas por la historia del arte local.

Se incorporó desde muy joven a la recién fundada Escuela al Aire libre que dirigía Vicente Lahir Estrella (1933) y años más tarde ingresó a la Academia Provincial de Bellas Artes, de la que egresó en 1941.

Comenzó una importante inserción en el medio local por medio de la participación en distintos salones y exposiciones. Obtuvo una mención en el Salón Nacional en 1953 y expuso en distintas galerías y museos internacionales como en Madrid (El Prado 1958), Sao Paulo (Museo de Arte Moderno, 1961), Bruselas (Galería de Arte Latinoamericano, 1960), New York (Galería Sudamericana, 1959), Caracas, París (Galería Charpentier, 1959 y Museo de Arte Moderno, 1962).

Un capítulo aparte merecen sus viajes, los que inició tempranamente gracias a una beca otorgada por el gobierno provincial. Así en 1948 recorrió Chile, el norte argentino y Bolivia, en compañía de su marido, Aldo Franceschini y su pequeño hijo. Luego, y con la intención de tener una mejor inserción en el mundo artístico, se mudó a Buenos Aires y luego a Europa.

Estos viajes repercutieron significativamente en sus búsquedas estéticas. Así es que luego de su periplo americano, abandonó progresivamente el interés paisajístico, que la acercaban a las enseñanzas de sus maestros de la Academia provincial, para profundizar en la iconología americanista plasmada en formas geometrizantes.

La experiencia americana se complementó luego con su viaje a Europa, continente en  el que residió hasta su fallecimiento. Esto propició que su pintura comenzara a simplificarse hasta volverse abstracta. Sin embargo su expresión nunca dejó de ser americana, la continuidad de su obra se observa en su paleta de tonos ocres y tierras y en la importancia en el tratamiento de la pincelada, de aspecto matérico (tendencia del informalismo) en sus óleos.

Establecida en Francia, en 1957 tomó contacto con Julio Cortázar. Se mudó con su familia a Saignon, al sur de ese país, donde el escritor había comprado una casa que Rosario y su marido restauraron por período de algunos meses. Durante la restauración las dos familias convivieron bajo el mismo techo, lo que propició que el matrimonio tuviera contacto con distintos pensadores y literatos que para la época frecuentaban a Julio Cortázar. Pasaron por la casa, entre otros, García Márquez, Carlos Fuentes, José Donoso, Vargas Llosa.

De tal manera, Rosario Moreno, fue durante sus años franceses, parte de la bohemia intelectual y artística de latinos que se estableció en Europa.

La familiaridad con Cortázar ha quedado explícita en las cartas que el escritor enviaba a otros amigos y conocidos: "Los Franceschini nos esperaban con la casa llena de olores nuevos, algunos químicos y otros vegetales, pero también el olor de las papas fritas y por la tarde el primer mate como por derecho de conquista, amargo y con un perfume diferente de los de aquí. Ya ves, ya plantamos la bandera criolla en medio del pastis y la pétanque."(A Arnaldo Calveyra, 18 de mayo de 1965).

Cortázar los llamaba “los condes” porque el matrimonio había adquirido un castillo del siglo XI en las inmediaciones de la iglesia de Saignon, que sirvió de morada hasta la muerte de los esposos.  A pesar de la importancia, esta artista ha merecido pocos párrafos en la historia del arte local. Consideramos que resulta necesario rescatar la trayectoria de artistas mujeres que fueron piezas claves en el desarrollo del ambiente local y que permanecen en el olvido.

Rara confesión sobre su primera muestra

Al referirse a su primera exposición en París, Rosario Moreno hizo una rara confesión: “La logré –dijo a este diario en 1963- de manera extraña: alguien hizo ver mis cuadros a un gran conocedor, le gustaron y ofreció su galería. Mi marido pasó por ser el autor. Después de aceptada la obra y de haber tenido éxito, pude confesar que los cuadros eran míos y que la pintura femenina no es inferior a la masculina” (Los Andes, 17/3/1963).

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