En psicología, el significado de la felicidad no está ligado únicamente a la infancia, la juventud o la vejez. Investigaciones en bienestar emocional sugieren que la percepción personal y la manera de afrontar los desafíos son más determinantes que la edad cronológica.
Así lo sostiene el psicólogo español Rafael Santandreu, conocido por sus trabajos sobre crecimiento personal y resiliencia, y respaldado por estudios psicológicos sobre actitudes vitales.
Más allá de la nostalgia por etapas pasadas
Muchas personas señalan la infancia como la etapa más feliz, evocando inocencia y despreocupación. Sin embargo, la psicología recuerda que también es un periodo de dependencia y limitaciones.
La juventud, valorada por sus oportunidades, suele estar acompañada de inseguridades, mientras que en la vejez no existe consenso: algunos estudios detectan bienestar emocional, otros muestran dificultades ligadas a la salud.
Psicología: la clave está en cómo se piensa
Según Santandreu, la mejor etapa de la vida no depende de los años, sino del modo en que una persona piensa y se relaciona con su entorno.
“La verdadera felicidad llega cuando se deja de quejar, se empieza a valorar lo que nos rodea y se aprecia lo cotidiano como algo mágico y especial”, explicó el especialista en sus publicaciones.
Este cambio de perspectiva tiene un impacto directo en la mente y en la forma de experimentar cada día.
Una actitud que transforma la experiencia
El psicólogo enfatiza que esta toma de consciencia puede marcar un antes y un después. No se trata de esperar un momento ideal, sino de desarrollar una actitud de gratitud y valoración.
Al hacerlo con constancia, se activa un círculo virtuoso que eleva la satisfacción personal y fortalece la resiliencia frente a las adversidades.
La psicología positiva respalda este enfoque: estudios recientes confirman que cultivar gratitud y pensamiento flexible mejora el bienestar subjetivo en distintas etapas de la vida.