11 de junio de 2025 - 10:10

Un jardinero mostró como hacer tierra nutritiva casera para tus plantas y asegura que es mejor que la comprada

Si tenés un jardín y te apasiona la jardinería, aprendé a transformar cáscaras y agua de arroz en un alimento ideal para tus plantas.

En el mundo de la jardinería, pocas cosas son tan valiosas como una tierra rica y fértil. Pero, ¿y si te dijeran que podés mejorar la salud de tus plantas sin compost, sin lombrices y sin gastar dinero? Un simple método casero está ganando popularidad entre aficionados al jardín, y solo requiere tres elementos que probablemente ya tenés en casa.

El truco es sencillo pero poderoso: triturá cáscaras de huevo y banana, mezclalas con agua de arroz, dejá fermentar unos días… y listo. Obtenés un abono natural que potencia el crecimiento de tus plantas. No necesitás experiencia en jardinería, ni tampoco un balcón lleno de macetas. Solo un poco de paciencia.

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Un cóctel natural que transforma la tierra

La clave está en la fermentación. Las cáscaras de huevo, ricas en calcio, y las de banana, cargadas de potasio y fósforo, se convierten en nutrientes asimilables al ser descompuestas por microorganismos. Al sumarles agua de arroz, que contiene almidón, se genera un entorno perfecto para esas bacterias benéficas que descomponen el material orgánico y activan la vida en la tierra.

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Recién en el tercer párrafo aparecen los expertos. El biólogo argentino Diego Luciani, del Instituto de Recursos Naturales de INTA, explica que esta mezcla “estimula la microbiota del suelo, lo cual mejora la estructura, la retención de agua y la absorción de nutrientes”. Es decir: con solo media botella de este líquido fermentado, tus plantas se alimentan como si estuvieran en un vivero premium.

¿Cómo se hace? Guardá durante una semana las cáscaras de huevo y banana. Triturá todo en una licuadora con una taza de agua de arroz cocida (usá la que te sobra de hervir el arroz blanco). Volcá la mezcla en un frasco y tapalo sin sellar del todo. Dejalo fermentar 10 a 15 días en un lugar cálido.

Ideal para huerta, macetas y jardines pequeños

Una vez lista, podés aplicar esta “poción verde” en la base de tus plantas. No solo mejora su crecimiento: también estimula la floración, fortalece las raíces y repele algunos insectos. Lo mejor es que sirve tanto para cultivos comestibles como ornamentales.

En pequeños jardines, donde muchas veces el suelo es pobre o las macetas se agotan rápido, este abono casero puede marcar la diferencia. Además, evitás tirar residuos orgánicos que suelen terminar en la basura, sumando un gesto más a la jardinería sustentable.

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En tiempos donde buscamos cuidar la naturaleza desde casa, este método casero es mucho más que una curiosidad. Es una invitación a reconectar con la tierra, con nuestras plantas y con el poder de lo simple. Tu jardín lo va a agradecer. Y vos, también.

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