Recetas que demuestran que se puede cocinar algo distinto sin complicarse. Ideal para una picada o un almuerzo liviano. Ingredientes y paso a paso.
Si estás buscando recetas con un toque original, esta tarta es ideal. Combina ingredientes clásicos de la comida casera con un giro gourmet: peras frescas y queso roquefort. Lo mejor es que con pocos ingredientes podés preparar un plato delicioso que sorprende desde el primer bocado.
Para la masa vas a necesitar:
250 gr de harina
125 gr de manteca fría
Una pizca de sal
Un chorrito de agua (si hace falta)
(Opcional) Unas nueces trituradas, que suman textura y sabor.
Para el relleno:
250 gr de roquefort (queso azul)
1 pote de crema
3 huevos
3 peras
Sal y pimienta a gusto (ojo que el queso ya es salado)
Primero, hacé la masa. En un bowl, mezclá la harina con la sal. Sumá la manteca en cubitos bien fría y desmenuzala con los dedos hasta lograr un efecto de “arenado”. Si ves que está muy seca, agregá un poquito de agua fría, pero sin amasar demasiado. Solo integrá todo. Después, dejá la masa en la heladera por 30 minutos.
Mientras tanto, prepará el relleno. En un bowl, mezclá el roquefort desmenuzado con la crema, un toque de sal y pimienta, y los huevos de a uno. Buscá una textura bien cremosa, sin grumos grandes de queso.
Estirá la masa con palo de amasar. Si te cuesta, ponela entre dos papeles film y vas a ver que no se pega. Forrá con esa masa un molde para tarta, redondo o rectangular, como más te guste.
Volcá la mezcla de queso y crema en la base. Cortá las peras en octavos (bien lavadas, sin pelar si preferís mantener el color) y acomodalas sobre la mezcla, una al lado de la otra, levemente superpuestas. Si querés, tirales encima unas nueces picadas, que combinan bárbaro.
Llevá al horno precalentado a 180° por unos 25 minutos, o hasta que veas que la superficie está dorada y firme.
Esta tarta es perfecta si tenés ganas de probar algo distinto, o si tenés que cocinar para una comida especial y querés lucirte sin pasar horas en la cocina.
Lo dulce de la pera equilibra el sabor fuerte del roquefort, y el resultado es una tarta cremosa, sabrosa y con una textura espectacular.
Además, usás ingredientes fáciles de conseguir en cualquier almacén o supermercado de Argentina. Y si te sobran porciones, las podés guardar en heladera y recalentarlas más tarde.