En el último tiempo, la psicología empezó a mirar con más atención el uso excesivo de los celulares. Según distintos estudios de la ciencia, esta conducta repetitiva podría estar vinculada a temas de salud mental, ansiedad y necesidad constante de validación social. No se trata solo de costumbre.
Psicología y celulares: ¿por qué no podés dejar de mirarlo?
Ese impulso de revisar el celular todo el tiempo, incluso sin notificaciones, tiene nombre: checking behavior. En criollo, es el hábito de “chequear por las dudas”, aunque no haya nada nuevo. Según expertos en psicología cognitiva, esto genera un ciclo de dependencia difícil de cortar.
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El celular se convierte en un refugio emocional. Si estás aburrido, ansioso o incómodo, mirarlo te da una salida rápida. Pero esa “salida” no soluciona nada: solo tapa lo que estás sintiendo. La ciencia lo explica como una forma de evitar el malestar.
Otra razón clave es la búsqueda de dopamina. Cada mensaje nuevo, cada “me gusta” en redes, activa en el cerebro pequeñas dosis de placer. Es el mismo sistema que se activa con el juego, el azúcar o ciertas drogas. Por eso cuesta tanto dejarlo.
Salud mental: cuándo el celular empieza a ser un problema
Según la psicología clínica, no se trata de demonizar el uso del celular, sino de entender cuándo se vuelve una carga. Si te genera ansiedad estar lejos del teléfono, o si te distrae incluso cuando estás con otras personas, ahí hay una señal de alerta.
También hay efectos en la salud mental más profundos. Algunos estudios muestran que el uso excesivo está asociado a trastornos del sueño, dificultades de atención y sensación constante de vacío emocional. Y aunque no lo notes, tu cuerpo lo siente: tensión, vista cansada y fatiga mental.
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¿Lo peor? La desconexión con el entorno. Muchos empezamos a vivir el momento a través de la pantalla, y no con lo que pasa realmente frente a nuestros ojos. Esto puede generar problemas en relaciones afectivas y bajar el nivel de satisfacción personal.