Puede que en tu casa tengas un cajón o estante destinado a los textiles viejos y, si alguna vez te pasó que una funda se descosió o perdió color y quedó fuera de circulación, este es el momento ideal para transformarla. Con una mínima intervención, puede convertirse en una práctica y ecológica bolsa para guardar verduras.
Este tipo de reciclaje textil es sencillo, no requiere conocimientos de costura avanzados, y puede contribuir a reducir el consumo de bolsas plásticas o contenedores de difícil limpieza.
Además, las fundas de almohada, por su tamaño y material, son especialmente útiles para almacenar alimentos como papas, cebollas, ajos o zapallos, que no necesitan refrigeración pero sí un entorno seco y aireado.
Este tipo de bolsa también puede servir para guardar pan casero, frutas no perecederas como manzanas o peras, o incluso utensilios de cocina que quieras mantener juntos y limpios (como moldes o cortantes). Con un poco de creatividad, esa funda de almohada olvidada puede adquirir muchas formas nuevas.