En cualquier jardín, hay flores que exigen atención constante y otras que parecen vivir solas. Dentro de ese segundo grupo brilla la vinca, una de las plantas más resistentes y agradecidas de la jardinería. Su secreto es simple: florece todo el año y solo necesita un poco de sol para mantenerse espléndida.
Conocida también como catharanthus roseus, la vinca tiene una presencia encantadora. Sus flores —rosadas, blancas o lilas— aportan color a patios, balcones o entradas sin necesidad de riego diario ni sombra especial. Es la aliada perfecta para quienes quieren belleza sin complicaciones.
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En el jardín, las plantas y la jardinería se unen con esta flor resistente.
Resiste el calor, el frío y el olvido
Lo más sorprendente de esta planta es su capacidad de adaptación. La vinca soporta tanto los veranos intensos como los invierno suaves, y puede florecer incluso cuando el suelo no es rico en nutrientes. Gracias a su origen tropical, desarrolló un sistema de raíces que aprovecha la humedad del ambiente y resiste días sin agua.
Según un informe de la Universidad Nacional de Córdoba, esta especie se adapta mejor en zonas soleadas, pero también puede crecer a media sombra, siempre que reciba al menos algunas horas de luz solar directa. Su estructura compacta y su crecimiento lento la convierten en una opción ideal para bordes de canteros, macetas o jardines verticales.
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En el jardín, las plantas y la jardinería se unen con esta flor resistente.
Otro detalle curioso es su capacidad de autopoda: cuando una flor se marchita, la planta genera nuevas sin intervención humana, lo que garantiza un aspecto saludable durante todo el año.
El secreto de su éxito en la jardinería argentina
En Argentina, la vinca se volvió popular entre los amantes del jardín por una razón clara: no falla nunca. Requiere muy poco cuidado, no atrae plagas y puede multiplicarse fácilmente por esquejes, lo que la vuelve económica y práctica.
Expertos del Instituto de Floricultura del INTA señalan que, además de su belleza, esta planta contribuye al equilibrio ecológico urbano al atraer mariposas y abejas polinizadoras. Su resistencia natural la convierte en un ejemplo de biodiversidad funcional, clave para mantener espacios verdes saludables.
Si buscás una flor que te regale color, vitalidad y elegancia sin esfuerzo, la vinca es la respuesta. En el universo de la jardinería, pocas especies reúnen tanta resistencia, simplicidad y encanto en un solo tallo.