En muchas casas argentinas, encender el asado en un día ventoso puede volverse un verdadero desafío, incluso para quienes conocen todos los trucos tradicionales. Los albañiles, acostumbrados a trabajar con fuego para soldar, calentar herramientas o cocinar en obra, tienen un método simple que evita que el aire apague las brasas. Este secreto casero, muy usado en el hogar antes de la llegada de sopletes modernos, hoy vuelve a ganar protagonismo.
Lo sorprendente es que no requiere dispositivos costosos ni técnicas complejas: basta con observar cómo fluye el aire y generar una especie de “microbarrera” alrededor de las brasas. Según especialistas en carne y parrillas, esta técnica funciona incluso cuando el carbón está débil o recién encendido, lo que la convierte en una herramienta ideal para principiantes y expertos por igual.
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Además, este truco no solo mantiene el fuego estable, sino que también ayuda a lograr una cocción más pareja. En días de viento, las brasas suelen arder irregularmente y eso hace que la carne se cocine de forma dispareja. Con esta técnica, los cortes quedan dorados, jugosos y con un sabor más concentrado.
Por último, es un método completamente seguro y aplicable en cualquier hogar, porque no involucra líquidos inflamables ni maniobras riesgosas. Solo es cuestión de tener a mano un elemento que todos tenemos en casa y colocarlo en el lugar correcto para evitar que el viento juegue en contra del asado.
El truco de los albañiles para proteger el fuego del viento
El método consiste en utilizar un ladrillo hueco, uno de los grandes aliados de obra. Los albañiles lo colocan acostado, con los agujeros mirando hacia las brasas, pero no directamente encima del fuego.
Los huecos actúan como un “rompeviento”: dejan pasar apenas una corriente mínima que oxigena, pero bloquean el golpe frontal del aire que suele apagar las llamas.
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Este sistema mantiene vivas incluso las brasas más débiles y ayuda a que el carbón se encienda más rápido. Además, permite dirigir la corriente de aire para que el fuego se distribuya mejor por toda la superficie.
Otra ventaja es que el ladrillo retiene calor y lo irradia hacia el carbón, potenciando el asado sin gastar más combustible. Por eso los expertos en carne recomiendan este truco sobre otros métodos que requieren sopletes, secadores o aceleradores químicos.