Antes de llegar a las explicaciones formales, es importante entender que el lenguaje corporal funciona como un sistema paralelo de comunicación. Investigadores de ciencia del comportamiento han demostrado que más del 60% de la información emocional se transmite de forma no verbal. Dentro de esa comunicación silenciosa aparecen microgestos: movimientos breves, repetitivos o automáticos que revelan más de lo que una persona dice con palabras. Apretarse las manos, tocarse el cuello o ajustar la ropa suelen ser reflejos de tensión, pero hay uno que aparece de manera aún más frecuente.
image
Psicología: el gesto que revela inseguridad al instante y que muchos hacen sin darse cuenta
Según especialistas en psicología y análisis del comportamiento, el gesto más asociado a la inseguridad es tocarse el rostro, especialmente la zona de la nariz o la boca, durante una conversación. Este movimiento, documentado en estudios de ciencia cognitiva y comunicación no verbal, surge como un mecanismo de autorregulación: el cerebro intenta disminuir la tensión activando un estímulo físico suave que genere sensación de control. De acuerdo con investigaciones de salud mental, este gesto aparece con mayor frecuencia cuando una persona siente que está siendo observada o evaluada.
Por qué sucede y qué revela realmente la psicología
Los neurocientíficos explican que tocarse la cara activa el sistema de “autoconsuelo”, vinculado con la reducción del cortisol. Es el mismo reflejo que aparece cuando alguien se abraza a sí mismo o se frota las manos. No es un signo de debilidad, sino una respuesta automática del organismo que intenta recuperar equilibrio emocional. Sin embargo, los expertos aclaran que su aparición repetida puede indicar dificultad para manejar la presión social o niveles elevados de autocrítica.
image
Psicología: el gesto que revela inseguridad al instante y que muchos hacen sin darse cuenta
Un punto clave que destacan los especialistas es que este gesto no implica siempre baja autoestima. Puede surgir por estrés, cansancio, sobrecarga sensorial o incluso por necesidad de procesar información compleja. Estudios recientes en psicología social muestran que muchas personas seguras también realizan el gesto cuando desean pensar mejor, evitar interrupciones o ganar tiempo para formular una respuesta.
Si se repite en situaciones importantes —entrevistas, presentaciones, conversaciones difíciles— puede transmitir un mensaje equivocado. Para evitarlo, los expertos recomiendan técnicas de respiración consciente, mantener las manos apoyadas y practicar la observación del propio lenguaje corporal. Ser consciente del gesto permite usarlo como herramienta: no para ocultarlo, sino para comprender qué emoción lo dispara.