No hay como unas buenas galletitas saladas caseras para acompañar el mate, una solución riquísima, práctica y muy fácil de hacer. La clave está en su textura crocante y ese sabor simple pero lleno de posibilidades.
En pocos minutos podrás solucionar tu merienda y con ingredientes que son muy sencillos de conseguir, porque la mayoría están en tu cocina.
No hay como unas buenas galletitas saladas caseras para acompañar el mate, una solución riquísima, práctica y muy fácil de hacer. La clave está en su textura crocante y ese sabor simple pero lleno de posibilidades.
Son ricas solas, con un poco de queso untable, con hummus, con palta o lo que tengas en la heladera porque van con todo. Además, te permiten jugar con las harinas que tengas en casa: podés usar la tradicional harina común, una integral para darle un toque más rústico, harina de avena o incluso una premezcla sin TACC si querés hacerlas sin gluten.
Lo mejor es que no llevan ingredientes raros ni pasos complicados. En pocos minutos podés tener lista una masa que se amasa apenas con las manos y se estira fácil. Si tenés chicos en casa, es una linda excusa para cocinarlas juntos, cortar las formas y pasar un rato divertido.
Estas galletas aguantan varios días, así que podés hacer una tanda grande y guardarlas en un frasco hermético o en una lata. Así tenés siempre algo casero a mano, sin conservantes ni excesos de sodio, como muchas de las industriales.