Hay recetas que nos devuelven a la infancia o nos transportan a un momento especial, como la de los pastelitos salados de lluvia con queso y hierbas. Crujientes por fuera, suaves y cremosos por dentro, con el sabor justo del queso y el toque fresco de las hierbas.
Originaria de Brasil pero fácilmente adaptable a nuestros ingredientes y costumbres, esta receta es ideal para cuando querés improvisar algo rico con lo que hay en la heladera. No necesitás horno, ni batidora, ni técnicas complicadas. Solo un bowl, una cuchara y ganas de cocinar algo distinto.
A diferencia de los clásicos buñuelos argentinos, estos pastelitos salados tienen una masa más densa, llena de sabor, y se fríen en porciones chicas hasta quedar bien doraditos. Son perfectos para una picada, una merienda salada, o incluso como acompañamiento de una sopa o ensalada. Además, podés hacerlos con queso duro, semiduro, con hierbas frescas como perejil o ciboulette, y ajustar el nivel de picante a tu gusto.