Según distintos estudios en psicología del lenguaje y comportamiento social, algunas frases muy comunes en el habla diaria pueden influir negativamente en la forma en que una persona es percibida. La forma de expresarse impacta en la credibilidad, la claridad del mensaje y hasta en la confianza que se proyecta en entornos sociales o profesionales.
1. “Literalmente morí…”
El uso de expresiones exageradas de forma habitual puede parecer gracioso, pero también puede hacer que la persona suene infantil o de poca inteligencia.
Frases como esta, cuando se usan fuera del humor o sin intención irónica, restan credibilidad y afectan la percepción de madurez y razonamiento lógico.
2. “Podría estar equivocado, pero…”
Aunque a veces se dice por cortesía, esta frase debilita cualquier opinión que le sigue.
Genera la idea de que quien la dice no cree del todo en lo que está expresando, o que no se animaría a sostenerlo si alguien lo contradice. En lugar de sonar humilde, se termina proyectando duda o falta de convicción.
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3. “Como, eh...”
Las muletillas como “como” o “eh” pueden reflejar inseguridad o falta de preparación.
Aunque son comunes en el lenguaje informal, su uso excesivo suele dar la impresión de que la persona no sabe bien lo que quiere decir. También generan distracción, lo que hace que el mensaje pierda fuerza.
4. “No soy un genio, pero…”
Esta frase es un intento de suavizar una opinión o idea, pero tiene un efecto contrario.
Al minimizarse antes de hablar, se transmite una imagen de falta de confianza o baja autoestima, y se desacredita el contenido aún antes de ser escuchado. En contextos laborales o académicos, este tipo de introducciones debilita el discurso.
5. “Solo…”
Cuando se usa para referirse a uno mismo o a una idea propia, esta palabra minimiza el valor personal.
Expresiones como “solo soy un estudiante” o “es solo una opinión” pueden hacer que los demás le resten importancia a lo que se dice, incluso si es valioso.
6. “Odio decir esto, pero…”
Este tipo de frases anticipa un comentario que puede generar conflicto o incomodidad, pero al decirlo así, la persona parece insegura o hasta culpable por lo que va a expresar.
10 frases que instantáneamente te hacen parecer menos inteligente, según la psicología.jpg
Además, genera una sensación de tensión innecesaria en la conversación. En vez de suavizar, prepara el terreno para una crítica que puede no ser tan grave.
7. “¿Sabés a qué me refiero?”
Esta frase suele aparecer cuando hay miedo a no haber sido entendido. Pero si se repite seguido, genera la impresión de que la persona no confía en su capacidad de comunicación.
Puede resultar molesto para el oyente y también revela un exceso de necesidad de validación o aprobación constante.
8. “Sin ánimo de ofender, pero…”
Esta introducción suele preceder una frase que, en efecto, va a ofender. Se la usa como escudo, pero muchas veces produce el efecto contrario.
No solo no evita la molestia, sino que también deja la impresión de que quien habla no se hace cargo del impacto de sus palabras.
9. “Honestamente…” / “Sinceramente…”
Repetir este tipo de aclaraciones puede sugerir que el resto del tiempo no se habla con sinceridad.
En lugar de reforzar la honestidad, genera sospecha. Cuando se abusa de estas palabras, se pone en duda la integridad del discurso y se instala la idea de que hay algo que se está ocultando.
10. “Es algo así como…”: la última frase según la psicología
El uso de este tipo de formulaciones vagas transmite imprecisión.
Hablar con términos indefinidos (“algo”, “más o menos”, “tipo que…”) puede hacer que la persona parezca poco clara, sin ideas formadas o con dificultades para articular pensamientos concretos. En situaciones importantes, da una imagen de desorden mental.