Darles una segunda oportunidad a los cepillos de dientes viejos es una decisión práctica, sustentable y al alcance de cualquier persona.
Después de cumplir su ciclo de vida útil en la higiene bucal, los cepillos de dientes muchas veces terminan en la basura. Pero antes de descartarlos, debemos saber que esos pequeños objetos pueden transformarse en herramientas eficaces y prácticas para las tareas de limpieza de casa.
Con sus cerdas firmes y tamaño reducido, los cepillos de dientes viejos resultan ideales para acceder a rincones complicados. Además, nos permitirán limpiar con precisión donde otros elementos no llegan.
El reciclaje de cepillos en lugar de tirarlos representa una acción simple con impacto positivo en el ambiente. Además, se trata de una forma económica de sumar recursos al kit de limpieza de cualquier casa.
El teclado de la computadora acumula polvo, migas, pelos y restos de suciedad que se incrustan entre las teclas. Pasar un trapo no alcanza, y desmontarlo no siempre es una opción. Un cepillo de dientes viejo, en cambio, permite barrer con precisión entre las teclas sin dañarlas. También se puede usar esta técnica en otros dispositivos como controles remotos, parlantes, consolas de videojuegos, ventilación de notebooks.
Los cepillos de dientes también son ideales para limpiar lugares difíciles del baño y la cocina: las uniones de los azulejos, los bordes de las canillas, los rincones entre las bachas y la pared. Allí donde se forma sarro, hongos o se acumula grasa, este objeto puede hacer la diferencia.
Además, con el cepillo que ya no usás para lavarte los dientes, también podés limpiar ranuras de ventanas, bordes de zócalos, marcos de puertas, rendijas de heladeras y cualquier espacio angosto donde los trapos no llegan con facilidad.