La psicóloga acreditó los daños psicológicos que, según ella, sufrió su paciente. En tanto,el perito oficial compartió el resultado de la pericia de Edeaas, salvo cuando las psicólogas “opinan” que no existió delito sino que fue un juego naturalizado en el ámbito deportivo.
Las psicólogas cuestionadas por los querellantes indicaron que “no se hallaron elementos típicos y contundentes que permitan discriminar una escena configurada bajo la lógica de un acto intencionado de victimización sexual, sino más bien, impresiona tratarse de prácticas grupales naturalizadas en el ámbito deportivo, las cuales la denunciante habría problematizado y posteriormente expuesto a causa del malestar e incomodidad que éstas le habrían ocasionado”
En cambio, para los letrados existirían delitos: “obligar a una menor de edad entre otras cosas a semi-desnudarse frente a un grupo de personas, vendarle los ojos, colocarla en una posición corporal con clara significancia sexual, para coronar la situación con un tocamiento de sus genitales utilizando un elemento fálico, todo ello prescindiendo de la voluntad y libertad de la víctima, satisface claramente el tipo del abuso sexual simple del artículo 119 primer párrafo del Código Penal”.
Además, argumentan que existió el hecho “porque claramente el tocamiento y todo el contexto de degradación existió, sin importar si las presuntas autoras buscaron o no satisfacer un fin libidinoso porque ello no es el criterio dogmático correcto”.
“Que el grupo haya querido 'divertirse' realizando una especie de ritual de bienvenida, no quita la existencia y aceptación de hechos con clara connotación sexual no consentidos por la denunciante”, dice el escrito de los abogados de la joven.
En el mismo se dice que “existieron conductas de índole sexual múltiples, graves, de larga duración, que resultaban idóneas para menoscabar la salud de la víctima y que efectivamente lo hicieron, generando una afectación -lesión- sobre la salud psicológica de la menor”.
La denuncia
Según consta en el expediente que investiga la fiscal Mercedes Moya, el hecho se registró el 20 de abril de 2023 en el club Alemán cuando el primer equipo femenino estaba jugando un torneo regional y concentraba en las instalaciones que la institución tiene en Las Cañas, Guaymallén.
La denunciante jugaba en ese club desde los 8 años, capitaneando algunos equipos de distintas divisiones inferiores. En ese momento formaba parte de la Quinta y, por sus habilidades, fue convocada para la Primera. Además, era entrenadora de las niñas de la Novena.
Según la denuncia, la velada iniciática arrancó cuando la capitana de la Primera fue a buscar a las menores diciéndoles que todo estaba listo en el baño de la institución. Luego las hicieron formar fila en la puerta y las hicieron pasar de a una. Después, otra jugadora les dijo a las niñas que se desnudaran, quedando sólo con bombachas o bien con las calzas.
Otra adulta les dijo que tenían 30 segundos para ponerse una suerte de "top creativo", que no era otra cosa que cubrirse los senos con papeles u hojas de árboles sujetadas con cinta Scotch. Las órdenes habrían sido dadas por al menos cuatro adultas –algunas profesionales, todas identificadas con sus nombres- y habrían sido 10 las que participaron del hecho.
En ese momento, una de las adolescentes le dijo a otra jugadora que hicieran lo que quisieran. "Pero no nos graben", suplicó, algo que finalmente habría ocurrido.
Luego, otras tres jugadoras se encargaron de vendarles los ojos con toallitas femeninas. Repentinamente, una chica que tiene fobia a los peces, sintió olor a atún y comenzó a llorar. Después les ordenaron que se pusieran "en cuatro patas" y fueran hacia otra parte de los baños. Entonces, una mayor dijo: "Ponete en cuatro patas y mordé este hueso; sos un perro", mientras otras hacían comentarios de índole sexual en relación a la posición de las menores, aderezados con risas y comentarios humillantes.
Siempre según la denuncia, una de las jugadoras adultas comenzó a frotarles ají picante en los labios y la denunciante le dijo varias veces que no lo hiciera porque tenía una reacción alérgica. Pero la maniobra siguió, a pesar del llanto de la adolescente, mientras algunas le refregaban por el cuerpo una mezcla "asquerosa".
Así vivencia el momento hoy la denunciante: "Yo estaba muy incómoda con la situación. Me sentí vulnerable, humillada, y sentí tanto miedo de que reaccionaran mal si les decía que me quería ir, que no podía hablar".
Pero la particular "bienvenida" continuó. "A la cuenta de tres, griten gol, pero con mucha emoción", fue la consigna siguiente. Cuando las chicas lo hicieron, les habrían introducido salchichas en la boca. Una cayó al piso y otra se cerró la boca, pero igual se les suministró su dieta de embutidos.
Mientras seguían siendo untadas por una sustancia viscosa, M. F. A. una de las presuntas agresoras, le introdujo a la denunciante una morcilla entre la calza y bombacha. "Yo moví la morcilla porque me daba asco que tocara mis genitales y ella me decía que no lo hiciera", dice la joven.
Luego vino la etapa de decoloración de pelos, que dejaron como saldo ardor y quemaduras, pero al menos se les permitió sacarse "las vendas". Pero antes, y tras llevarlas a las duchas, una jugadora "de Primera" le dio a probar a la joven una sustancia que ella cree que fue yogur rancio o con ajo. Luego le tiraron ese yogur en el cuerpo y una le arrojó un profiláctico diciéndole que esa sustancia blanca "venía de ahí".
Ya en ese momento, por la humedad, a la joven se le había desprendido el "top creativo" y estaba desnuda de la cintura hacia arriba, "pero a pesar de avisar, siguieron filmando". Por último, las dejaron bañarse.
Al día siguiente una madre escuchó en el baño de un estadio que dos jugadoras comentaban sobre "la bienvenida" diciendo que se les había ido la mano, por lo que el asunto comenzó a comentarse de boca en boca y de teléfono a teléfono.
Los videos también habían comenzado a circular, y cuando una de las presuntas víctimas pidió verlos porque había quedado semidesnuda, solicitó que los borraran, pero ignoraron el pedido.
Entonces, por la noche, las mayores llamaron a una reunión (estaban concentradas en el club porque jugaban un torneo) donde las menores fueron sometidas a una suerte de pacto de silencio: la bienvenida era una dinámica habitual en el equipo y había "códigos" que respetar.
Luego, fueron las autoridades del club quienes llevaron el asunto a la justicia, denunciando en la fiscalía.