Mendoza, economía que decrece pero no se dice

La mayor cantidad de empresas que cerraron sus puertas son pymes que representan el 99,6% y que en Mendoza sostienen al 75% de los asalariados.

Cada vez mas se observan locales en alquiler y comercios cerrados que funcionaban hasta hace poco tiempo. Foto: Claudio Gutiérrez / Los Andes
Cada vez mas se observan locales en alquiler y comercios cerrados que funcionaban hasta hace poco tiempo. Foto: Claudio Gutiérrez / Los Andes

Hace más de un lustro que la provincia de Mendoza se encuentra sumida en una profunda crisis económica que atenta contra su crecimiento y desarrollo. Sin embargo, distintos referentes del sector público y privado se esfuerzan en mostrar otro diagnóstico.

Frente a este escenario, empresarias, empresarios y profesionales decidimos formar un grupo de trabajo a los efectos de aportar a un debate serio y fundamentado que necesita nuestra provincia para volver a la senda del desarrollo sostenible. Realizamos un diagnóstico de nuestra realidad, con un enfoque en una necesaria agenda pyme.

En este análisis, se ve como en los últimos cinco años, el PBG de Mendoza se contrajo en un -5,6%[1], perdiendo la expansión de la economía provincial de los años previos (+3,5% 2011-2015 y +7,5% 2008-2011).

Los datos hablan por sí solos, entre el 2016 y el 2019 se perdieron la misma cantidad de empresas que se generaron entre el 2007 y el 2015 (se crearon 1.500 empresas de 2010 a 2015 y se perdieron 1.250 de 2016 a 2019)[2]. A nivel nacional, en el mismo periodo se perdieron cerca de 25.000 empresas (más que durante la pandemia). Cuando uno hace foco en estos datos se encuentra con que la mayor cantidad de empresas que cerraron sus puertas son pymes que representan el 99,6%[3] y que en Mendoza sostienen al 75% de los asalariados.

La reducción de cantidad de empresas impactó negativamente en el nivel de empleo y producción. Como también, en una menor dinámica de la economía con su consecuente efecto negativo sobre los recursos públicos, alimentando así un círculo recesivo de la economía.

Para ilustrar esta situación, en el sector comercial hubo un incremento de la cantidad de empresas hasta 2017, en donde comienza una significativa retracción. Cuándo se analiza el aporte de este sector al PBG, la caída es tan abrupta que vuelve a los niveles del 2004. Con el agravante de ser una de las actividades que más empleo generan.

Por otro lado, la participación del sector industrial en el PBG tuvo la mayor caída de todos los sectores económicos a partir de 2016 llegando a niveles de la crisis del 2001.

¿Política anti-empresaria?

Las principales causas de semejante crisis las encontramos en la política económica nacional implementada en ese periodo. Apertura irrestricta de importaciones, fuerte endeudamiento externo arbitrado con altas tasas de interés, sumado a un sistema dolarizado de ajuste de tarifas, que terminó con inflación de más del 50% y caída abrupta del consumo y el empleo. Estas políticas agravaron una situación de frágil estabilidad que se transitó entre el 2014 y el 2015.

Mendoza acompañó la política de endeudamiento cuando en 2016 el Estado provincial contrajo una deuda por U$S 590 millones. Esta deuda no se vio reflejada en inversión pública y modificó la composición de la Deuda Pública por aumentar la proporción en Moneda extranjera y hacerla sensible frente a factores exógenos que comprometieron gravemente las arcas provinciales con las devaluaciones de 2018-2019.

Este círculo vicioso, de recesión y endeudamiento, ocasiona que los gastos futuros tengan necesariamente que salir de nuevos o mayores impuestos. En 2019 aumentaron los impuestos por encima de la inflación, pero los intereses de deuda lo hicieron aún más. La otra alternativa es el ajuste de partidas del gasto, ya que el pago de intereses de la deuda va ocupando cada vez una mayor porción de los recursos. Para más datos, a agosto de este año la obra pública se encuentra ejecutada al 30% (sub-ejecución presupuestaria).

También nos encontramos con un peligroso juego de posiciones oficialismo-oposición de la política provincial con la gestión nacional que podrá traer beneficios electorales en el corto plazo, pero no redundará en ningún beneficio para Mendoza.

Esta situación nos pone hoy en una grave encrucijada. Nos encontramos con un ajuste fiscal para destinar recursos públicos a pagar deuda cuando necesitamos un Estado con capacidad de impulsar la diversificación y ampliación de la matriz productiva de nuestra economía para salir de la crisis en la que estamos sumergidos. Esto se agrava cuando encontramos una disociación entre la realidad y el relato que se construye. En este contexto electoral entendemos que debería ser uno de los principales temas de debate. Lamentablemente estamos avanzando en sentido contrario del que necesitamos.

*EL autor es director de Grupo de Empresarios y Profesionales para el Desarrollo de Mendoza

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[1] Fuente: DEIE

[2] Fuente: Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE) del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación

[3] Fuente: GPS de Min Producción de la Nación https://gpsempresas.produccion.gob.ar/

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