9 de noviembre de 2025 - 00:00

La vida en rosa

Su segunda semana post elección puede haber sido la más tranquila y auspiciosa que se recuerde desde su polémico discurso en Davos a fines de enero. Luego vino el caso Libra, entre muchas otras cosas. Pero como nada de eso tuvo costo electoral, da igual. La Libertad sigue avanzando.

El mundo le sonríe. Todos lo reciben como el loco genio que está revolucionando la Argentina y que además ha recibido el respaldo social en las urnas. Hasta logró dictamen para el presupuesto en Diputados ¿De qué preocuparse? El problema lo tiene los demás: la oposición, Cristina detenida y en un nuevo juicio, los que no se adaptan a las nuevas reglas de juego, el 59 % que decidió votar otra opción el 26 de octubre, los gobernadores dialoguistas que vuelven rendidos a la casita de los viejos, etc.

Su segunda semana post elección puede haber sido la más tranquila y auspiciosa que se recuerde desde su polémico discurso en Davos a fines de enero. Luego vino el caso Libra, entre muchas otras cosas. Pero como nada de eso tuvo costo electoral, da igual. La Libertad sigue avanzando.

Los triunfos inesperados y contundentes tienen un severo riesgo: pueden ser engañosos. El beneficiado suele confundir los votos con la foto de la opinión pública, la cual siempre es infinitamente más compleja y matizada. Las demandas sociales -tanto concretas como simbólicas- no se han modificado. Siguen siendo las mismas, solo que el gobierno tiene un crédito no previsto que le permite profundizar su rumbo. Si esas reformas estructurales dan resultado, estará todo bien. Si no, podríamos pasar a otra etapa.

La llegada de Santilli, más allá de las circunstancias, es un signo positivo. Un dos veces ganador en las legislativas en la PBA, ex peronista, ex macrista, simpático, carismático, tiene las condiciones para hacer lo que tanto le estaba costando a Francos. A Macri no le quedó otra que saludar su llegada, no porque le guste el personaje, ni porque lo vea como un reconocimiento a sus demandas, sino porque no puede estar todo el tiempo diciendo que “no”. Al final de cuentas, el nuevo ministro formalmente sigue siendo amarillo.

De todos los cambios realizados en el gabinete, este es el único que viene de afueras de las entrañas. El punto es cómo lo procesará un esquema endogámico: ¿habrá anticuerpos? ¿lo domesticarán? ¿lo deglutirán? ¿le darán margen de maniobra en tanto y en cuanto se discipline con “el jefe”? El Colorado es un personaje versátil… pero con muchas aspiraciones. Ahora él forma parte de un cuarteto de decisores en el cual no está el joven maravilla, al menos formalmente. Como advertimos hace 8 meses, el mentado triángulo de hierro desapareció. Todo lo que pasó desde entonces no lo revivió.

En esta semana de jolgorio, el ex Emir de Cumelén dejó muchas definiciones jugosas, no tanto para la pelea política, sino respecto al manejo de la ingeniería política para producir los cambios que él y el presidente creen necesarios. Dijo que “en algunas cosas, como este tema de la obsesión por generar optimización de equipo para que las ideas se implementen en tiempo y forma, porque, como todo, hay dinámicas”. Completó: "La dinámica es importante, que un éxito te lleve a otro éxito hasta que el cambio sea irreversible". Esto es conceptualmente relevante porque evidencia que el expresidente ve al león libertario como un niño inquieto y mal criado que quiere todo ya, lo cual lo podría llevar a severas frustraciones. Es la advertencia de una cabeza de ingeniero, quien sabe que, si no se ponen las piezas correctas en la base, todo lo que se ponga encima se puede desmoronar. Seguramente Milei piensa que todo esto son tonterías de quién no pudo hacer los cambios deseados, precisamente porque erró el timing y no tuvo la dosis de audacia necesaria. Esos comentarios seguro que le reafirman que el líder amarillo es una especie en extinción. Es decir, que está viejo.

Todo se vuelve color de rosa. Las críticas al gobierno desaparecen y se le reconocen méritos impensados. Ya van tres gobernadores que hablaron a favor de la reforma laboral: Jaldo, Jalil y Torres. La CGT puso una nueva conducción con tono negociador, y los muchachos recibieron 20.000 palos para las obras sociales. Esto es lo que quería el “gatito mimoso”: que el sistema político se disciplinara a partir de un resultado electoral contundente. Que “la gente” le hiciera entender a “la casta” lo que tiene que hacer.

El pero-kirchnerismo todos los días tiene un dolor de cabeza distinto. La causa Cuadernos lo obliga a estar en los medios solo por los escándalos. No tiene ninguna buena noticia para dar. Se siguen sumando los dirigentes que cuestionan públicamente a Máximo como conductor del PJ bonaerense. Además de la respuesta de los 40 intendentes de Kicillof a la carta de Cristina, se subieron al ring D´Elia, Graciana Peñafort y la intendenta de Moreno, Mariel Fernández. La semana pasada ya hubo una crítica explícita del gobernador salteño a CFK.

Es interesante observar que la carta de Cristina incluye algunos ítems llamativos, como ya lo había hecho en febrero de 2024. Ella viene tendiendo una mano para un acuerdo político que incluya temas polémicos como la reforma laboral y el equilibrio fiscal, entre otros. Dada su condición judicial, su crisis de conducción del conjunto y la derrota electoral bonaerense, difícilmente alguien se la tome en serio. Pero no por nada, esta semana su bloque de senadores hizo un guiño en el proyecto parlamentario que limita los DNU. Es la señal de que quiere acordar algo: Corte Suprema, jueces, fiscales, Procurador, Defensor del Pueblo, o lo que sea.

Si era conveniente o no el desdoblamiento de Axel y aliados, a esta altura es una discusión abstracta. Nadie podría afirmar qué hubiese sucedido. Por eso solo un par de distritos unificaron sus comicios provinciales con los nacionales. Las excepciones fueron Santiago del Estero, donde el triunfo de Zamora se daba por descontado, y Mendoza, donde el gobernador es aliado de LLA. Lo que indican las críticas que van asomando desde las propias filas, es que la mayoría considera que la responsabilidad final es de Cristina, aunque algunos piensen que la derrota del 26-O es de Axel.

Tanto jolgorio de un lado y tanta malasangre del otro, lo animaron a Milei a hacer varios pasitos de baile en la semana.

* El autor es consultor político.

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