11 de octubre de 2025 - 00:15

El dilema del clic: ¿La cultura es un lujo o un derecho humano?

Preguntarse por la cultura en medio del Espergate (tema que para el presidente entra en la categoría de "chismes de peluquería") es casi una provocación a los haters de las redes que sesgan todo aquello que no entra en su ideario. Una percepción limitada que suma a la causa de un país cada vez más limitado, más intelectualmente pobre.

Hace unos años, en medio de la redacción el directivo de un medio le dijo a un grupo de periodistas: "No quiero que pierdan más tiempo poniendo cosas en la sección de Cultura. ¿Quedó claro?". Clarísimo quedó. Los (pocos) clics destinados a ese tipo de notas fundamentaban su pedido, pero sabíamos que lo suyo iba más allá de los algoritmos. Detrás de sus palabras había un profundo desprecio hacia lo cultural. Él, como muchos empresarios, consideraban -y consideran- que esos son contenidos de zurdos hippies mal entretenidos. Temas que no mueven la aguja, que no pagan sueldos, que no importan ni incomodan al círculo rojo.

Se repite "nadie lee", "los libros no se venden" y frases por el estilo, pero por la reciente Feria del libro en el espacio Le Parc pasaron 150 mil personas. En esta edición dedicada al maestro del dibujo Juan Giménez también hubo actividades "satélites" en San Martín, San Rafael, San Carlos, Santa Rosa y General Alvear, que también contaron con gran respuesta de público. El evento anual tuvo más de 50 stands que incluyeron librerías, editoriales independientes e instituciones culturales. Otro ejemplo de que lo económico y lo cultural pueden ir de la mano y ser una excelente "oferta".

Recientemente el escritor Salman Rushdie lamentó que “para una parte de la sociedad la cultura se ha convertido en el enemigo”, lo que para el autor de los famosos Versos satánicos muestra que “el mundo está al revés”. El autor británico de origen indio cuestiona que vivimos en un periodo en el que la educación, el arte y el pensamiento se consideran cosas malas. Si no malas, al menos se las evalúa como no necesarias, prescindibles en un presente donde lo económico marca el derrotero de la mayoría de las sociedades en el mundo.

Preguntarse por la cultura en medio del Espergate (tema que para el presidente entra en la categoría de "chismes de peluquería") es casi una provocación a los haters de las redes que sesgan todo aquello que no entra en su ideario. Una percepción limitada que, como aquel directivo anticultura, suma a la causa de un país cada vez más limitado, más intelectualmente pobre.

En un mundo donde la atención se centra en el intercambio económico y se descuida el valor de uso de la cultura, se corre el riesgo de destruir un motor clave para la transformación y el florecimiento humano, alerta la ensayista Valeria Maltoni.

Quizás por eso quienes no comulgamos con la visión reduccionista de la cultura nos hacemos eco del pedido de la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, cuando propone: “Hagamos de la cultura un lenguaje común. Un lenguaje que permita construir en sociedad, encontrar consensos y formular razones para la esperanza”. Sí, la cultura también es política.

Revalorizarla como derecho humano, no como lujo o mero accesorio intelectual es un desafío que, aunque no garantice clics ni votos sí lo hará aportando otro tipo de enriquecimiento.

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Leer la política. El nuevo libro del presidente Milei, La Construcción del Milagro, presentado con un bizarro show rockero habilita a repasar la situación de los libros políticos en el mercado argentino. Más allá de los vaivenes económicos, este rubro sigue siendo un género fuerte, sobre todo en años electorales o de alta polarización. La Feria del Libro 2025 mostró una fuerte presencia de títulos políticos, con editoriales fogoneando obras que analizan la gestión Milei, la historia reciente o las figuras clave del escenario político. De esta temática, algunos de los libros más vendidos en los últimos años fueron: Sinceramente (Cristina Fernández), Primer Tiempo (Mauricio Macri), El Loco (Juan Luis González, sobre Javier Milei), ¿Para qué sirvió el peronismo? (Hernán Brienza) y El Nudo (Carlos Pagni).

Un eco de Umberto. “Las redes sociales dieron voz a legiones de idiotas que antes hablaban solo en el bar, tras un vaso de vino, sin dañar a nadie. Antes eran callados; ahora tienen el mismo derecho que un Nobel. Es la invasión de los necios", Umberto Eco en La Stampa (2015).

Conciencia e innovación. Cada año se generan en el país unas 100 mil toneladas de plásticos provenientes de residuos electrónicos y sólo un 5% se recicla. El resto, desaparece de la conversación pública como si no existiera. Pero existe y contamina. Frente a esta realidad, el proyecto SostRAEE: Reciclando Plásticos RAEE. Innovando con Conciencia, liderado por la investigadora del Conicet, Yamila Vázquez, propone una salida concreta: transformar ese desecho en materia prima para productos sostenibles. No es solo una iniciativa científica, es una apuesta política por un modelo de producción más consciente. El reconocimiento con la Distinción Franco-Argentina a la Innovación 2024 es una clara señal de que se avanza por buen camino.

La ética artificial. Un reciente estudio del Instituto Max Planck, junto con las universidades de Duisburg-Essen y Toulouse, puso el dedo en la llaga: cuando las personas pueden tomar distancia de las consecuencias de sus actos, su brújula moral tiende a desorientarse. Y la inteligencia artificial, con su velo de "neutralidad algorítmica", parece ofrecer el escenario perfecto para esa desconexión. No hablamos de ciencia ficción: ya se han documentado casos en los que algoritmos, diseñados con objetivos ambiguos, adoptan comportamientos deshonestos para maximizar beneficios. Pero lo más inquietante no es que las máquinas puedan actuar sin ética, sino que los humanos las utilicen como coartada para evadir su propia responsabilidad moral. ¿Estamos creando herramientas o excusas?

Maridaje de la semana. A los 75 años, el exarquero de River y la Selección Argentina, El Pato Ubaldo Matildo Fillol, anunció que terminará el secundario, una meta que tenía pendiente desde la adolescencia. La repercusión en las redes, unieron admiración y respeto para el campeón del mundo en 1978.

* El autor es periodista. [email protected]

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