Es por lo menos lamentable que los salarios de los docentes acaricien tímidamente la mitad de una canasta básica (lo mínimo) cuando cumplen un rol tan sustancial para la sociedad y su desarrollo.
El Gobierno de Mendoza incorporó 3 ítems que permitirán a los docentes incrementar su salario si cumplen con ciertos requerimientos: arraigo, especialización y formación en áreas prioritarias.
Es por lo menos lamentable que los salarios de los docentes acaricien tímidamente la mitad de una canasta básica (lo mínimo) cuando cumplen un rol tan sustancial para la sociedad y su desarrollo.
Por eso, que el Gobierno de Mendoza haya apostado por incorporar algunos incentivos que, lejos del perfil sancionatorio que tuvo el ítem Aula, apunte a propiciar mejoras, tanto en los recursos como en el monto que perciban por su dedicación, es, en primera instancia, algo que parece positivo.
Nadie puede dudar que favorecer la permanencia del docente en una comunidad que ya conoce o impulsar la formación, que redunda en beneficios para los estudiantes, es algo que suma. Sin embargo, en una primera aproximación, deja una sensación agridulce. Es que, sin dudas y como línea de partida, todos los docentes deberían percibir un salario digno, acorde a la dedicación y el compromiso que le entregan a un alumnado que cada vez demanda mucho más que lo meramente académico y que, incluso en ese sentido, se requiere poner en juego mayores recursos.
Por otra parte, habrá que ver si las realidades individuales de cada uno les permiten contar con la disponibilidad de tiempo y dinero como para acceder a las oportunidades para alcanzar esos objetivos y obtener mejoras salariales. Tampoco irán sobrados, quizás muchos deban mantener la doble jornada laboral y se requiere tiempo. En definitiva, se valora que el gobierno haya reconocido la necesidad de mejoras en pagos y calidad de la formación aunque se verá en la práctica cuán accesible es o cuánto funcionen como generadores de inequidades.