Al caer de la pámpana

Pámpano es el sarmiento verde, tierno y delgado o pimpollo de vid, mientras que pámpana es la hoja de la parra.

Imagen ilustrativa / Archivo.
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Como mendocina, no puedo ignorar el significado del vocablo “pámpano” y “pámpana”: del primer término, el diccionario nos da la definición de “sarmiento verde, tierno y delgado o pimpollo de la vid”. Su presencia en las primaveras es notoria y de ello da cuenta Alfredo Bufano cuando dice “Mi verso se viste de pámpano y pino”. En cambio, “pámpana” es la hoja de la parra.

Aclarado el concepto, vamos a ver qué se da a entender con esta locución “al caer de la pámpana”: el diccionario académico, nos incluye esta expresión y su variante “al caer de la hoja”, como locuciones adverbiales coloquiales, con el significado de “al fin del otoño, al acercarse el invierno”: “Tu regreso se producirá al caer de la pámpana”.

Entonces, al buscar el verbo “caer”, experimentamos el deseo de averiguar qué acepciones posee y qué locuciones forma.  Algunas de ellas fueron tratadas en la columna anterior “Caer en gracia”. Ya lo decíamos: el significado más generalizado nos dice “moverse de arriba abajo por la acción de su propio peso”: “Cayeron desde el techo unas hojas que el viento había llevado”. Se vincula a otra acepción que es la de “perder el equilibrio hasta dar en tierra o cosa firme que lo detenga”. Otras veces “caer” es equivalente a “colgar, pender”: “Le caía un mechón rebelde sobre la frente”.

La mayoría de las acepciones nos recuerda el valor negativo de las metáforas que indican descenso: hacia abajo todo es negativo o es mal juzgado: así, por ejemplo, “perder la fortuna, la prosperidad o el empleo”, como en “Cayó en bancarrota”. También, “disminuir, debilitarse”, como en “Han caído notablemente sus fuerzas”. Asimismo, “dejar de ser, desaparecer”: “El imperio cayó por sucesivas malos gobiernos”. Se usa también “caer” para señalar la puesta del sol o el final del día o de la tarde: “Caía el sol y disminuía el calor”. Cuando una persona o un animal vienen a dar en una trampa o en un engaño dispuestos para ellos, se utiliza también “caer”: “Cayeron dos ancianos víctimas del famoso cuento de los pesos que deben cambiarse”.

Entre las locuciones, poseen connotación negativa “caer enfermo”, como equivalente a contraer algún mal, y “caer gordo a alguien”, sinónimo de resultarle antipático o desagradable. También, se utiliza la frase “caer que hacer”, como locución verbal, para señalar que sobrevienen trabajos o adversidades o que se ofrece inopinadamente ocasión de trabajar o de hacer algo: “Me cayó este trabajo larguísimo que hacer para el fin de semana”.

¿Y qué valor tiene “caerse a pedazos”? Es una expresión coloquial que indica que algo o alguien está muy deteriorado por el paso del tiempo: “La casa se caía a pedazos”.

Valor negativo tiene también “caer como peludo de regalo”, frase coloquial que indica que algo o alguien llega a un lugar o sucede en un momento inoportuno y de forma sorpresiva: “Cayó a la reunión como peludo de regalo”.

A alguien ya mayor escuchamos decir “cayó como un  chorlito”. Para entenderla, debemos definir qué es un chorlito: el diccionario nos lo presenta como un ave limícola de unos 25 cm de largo, de patas largas, cuello grueso y pico corto y robusto. Vive en costas y terrenos pantanosos. Los propios diccionarios académicos presentan las locuciones “cabeza de chorlito” y “como un chorlito”. La primera se puede aplicar en masculino o femenino “es un/una cabeza de chorlito”, con el significado de “persona ligera y de poco juicio”.

La segunda locución, “como un chorlito”, es explicada, tanto en el diccionario de la lengua española como en el de americanismos, como “resultar alguien engañado con facilidad”. También, nuestro Diccionario integral del español de la Argentina lo registra como “caer como un chorlito”, con uso coloquial y valor significativo de “ser engañado con mucha facilidad”: “Le tendieron una trampa y cayó como un chorlito”.

El Diccionario Fraseológico del habla argentina da alternativas, pues dice “caer como un chingolo”, “caer como un chingolito” y “caer como un angelito”, todas con uso coloquial y con el valor de “caer en una trampa”.

Siempre acentuando el carácter negativo de la caída, se da la locución “caer como una bomba”. De ella, el Diccionario de americanismos nos da como equivalentes  “caer como patada de burro/de mula”.  A todas ellas, se les atribuyen dos grandes valores: “Sentar mal una comida o bebida a alguien” y “Sentir repulsión por alguien”.

También el diccionario académico de lengua española consigna “caer algo como una bomba”, como locución verbal coloquial, con el significado de “sentar mal o producir un efecto inesperado, generalmente negativo”.

El Integral da las opciones “caer como una bomba/piedra/como una patada al hígado”. Dice de ellas que su uso es coloquial y que su significado es “referido a un hecho o a una noticia, causar asombro o conmoción por ser inesperado o por tener consecuencias negativas”. Da como ejemplos “Su publicación cayó como una bomba en la comunidad científica” y “La última edición cayó como una piedra y, recién ahí, muchos abrieron los ojos”.

El Fraseológico discrimina si esta locución verbal coloquial se refiere a una persona o a una noticia; en el primer caso, significa “dar una mala impresión”; en el segundo, “tener mala o muy mala repercusión”.

Recojamos de los refraneros algunas formas que hayan usado el verbo “caer”: “Bueno es beber, pero no hasta caer”, en que se pondera el valor de la mesura para cualquier actividad para no sufrir un efecto negativo. Otro refrán, incluido por el Centro Virtual Cervantes en su Refranero multilingüe dice “Más vale caer en gracia, que ser gracioso”, en que se da preferencia al que es capaz de agradar antes que al que hace chistes o se hace pesado por decir groserías.

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