Las perspectivas y los grandes desafíos para el campo en 2022

Entre los problemas que vienen desde hace años y algunos logros recientes, la agroindustria local analiza cómo recibe el año y cuáles son sus objetivos.

Entre los problemas que vienen desde hace años y algunos logros recientes, la agroindustria local analiza cómo recibe el año y cuáles son sus objetivos.
Entre los problemas que vienen desde hace años y algunos logros recientes, la agroindustria local analiza cómo recibe el año y cuáles son sus objetivos.

¿Qué perspectivas tiene el agro local para 2022? Con esa consigna, Los Andes consultó con referentes vitivinícolas, frutícolas y hortícolas para conocer su visión. Además de continuar trabajando, muchos desean que por fin se puedan resolver problemas de los últimos años como las retenciones, la falta de financiamiento y el doble tipo de cambio.

El sector vitivinícola viene de dos años en los que se han ido equilibrando los stocks vínicos y mejoró relativamente el precio pagado al productor (con un aumento también de sus costos). Para el año que viene se planea seguir trabajando en integración, aunque sea con modelos distintos, y en el reclamo por la quita de retenciones. Para Eduardo Sancho, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), se debe trabajar en los aranceles a la exportación. “No tiene sentido ni explicación lógica que la vitivinicultura tenga retenciones. Sólo hay voracidad impositiva. La vitivinicultura tiene mucho valor agregado nacional. Dicen que tenemos reintegros, pero eso es la devolución de los impuestos. Lo hacen todos los países”, comentó.

Otro punto es el programa Proviar 2 para pequeños y medianos productores, que para Sancho ayudará a mejorar su rentabilidad: “Si damos herramientas simples a estos productores, con créditos a tasa razonable a largo plazo, podrán ser hasta más competitivos que una empresa extranjera. Además aportarán valor cultural y social. ¿Qué queremos: propietarios o proletarios?”.

En otra mirada, Patricia Ortiz, presidente de Bodegas de Argentina, consideró que 2022 podría ser un año positivo con la propuesta de unificar esa entidad con Wines of Argentina (WOFA), un tema que se ha discutido en los últimos meses y que continuará en el verano: “Lo positivo que vemos para 2022 por un lado sería el fortalecimiento de la representación del vino con la unión de Bodegas de Argentina con WOFA. Eso lo vemos como algo muy importante”

Esa unión, sostuvo Ortiz, permitiría tener una representación fuerte a nivel nacional y trabajar con la industria y el gobierno en las ventas en el exterior, con un posible 2021 récord en venta de fraccionados pero con valores similares a 2012. “Entendemos que mucho de este estancamiento se debe a temas estructurales como aranceles, retenciones, carga impositiva y falta de fondos para la promoción, entre otros problemas”, analizó la presidente de Bodegas de Argentina.

Un 2022 incierto

El sector ajero, principal exportador agrícola fuera del entramado vitivinícola, iniciará un 2022 después de un período de lluvias que complicaron la cosecha, con una merma en la calidad. Así lo analizó Daniel Espósito, presidente de Asocamen, la cámara del ajo, quien agregó que Brasil (principal comprador local) planea continuar aumentando su producción.

“El 2021 no fue fácil y creo que 2022 será aún más complicado. Vemos mucho ajo de calidad regular por el clima y eso hace que el mercado esté abastecido de cosas con precios bajos”, comentó Espósito. Como deseo de año nuevo, quisiera que se “sincerara” la situación del dólar, con los distintos tipos de cambio que terminan perjudicando la rentabilidad de un sector enfocado a la exportación.

“Se nos incrementa un 30% el costo de galpón por el tipo de cambio. Hoy, a duras penas cubrimos los costos, siendo sumamente eficientes y teniendo un muy buen rendimiento de producción. Esto recién empieza y es posible que trabajemos a pérdida dos o tres meses más”, afirmó el presidente de Asocamen. Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina (UFHA), presentó muchas dudas de cómo continuará 2022, sobre todo después del golpe del granizo de diciembre. “Necesitamos un apoyo firme y que las reglas sean claras. Desde el sector esperamos que los directivos que gobiernan sepan escuchar y actuar en consecuencia”, afirmó. Además, Carrasco recordó que problemas de este año, como la inflación, continuarán en 2022, y es incierto si el dólar se mantendrá a un mismo valor. Con esa incertidumbre, algunos prefieren no continuar: “Hay muchos productores que, por el mal momento económico y financiero que se está viviendo, se están quedando de lado para no volver a plantar”.

Desafíos de año nuevo

Desde la Federación del Plan Estratégico de Duraznos para Industria (Fepedi) no niegan los problemas del sector, con un pronóstico de cosecha menor para 2022 que en 2021 (82.038 toneladas contra las 111.253 t de 2021). Sin embargo, prefieren poner la lupa en los desafíos de 2022, como concluir una red automatizada de registro de información para implementar una fruticultura de precisión.

“Queremos terminar de poner a punto la Red de Agricultura de precisión, continuar con las acciones de promoción genéricas y de educación al consumidor, trabajar con el sector de viveros para la coordinación de acciones que faciliten la producción de las plantas necesarias para reponer cultivares y plantar nuevos”, comentó Leandro Roldán, presidente de Fepedi.

También, Roldán comentó que en 2022 quieren esforzarse en dinamizar “el campo de las exportaciones” y pretender trabajar en la constitución de “un sistema productivo integral, innovador, que pueda atender y cuidar las necesidades de todos los actores de la cadena de valor y al mismo tiempo impulse el sector hacia el futuro”.

Finalmente, en la olivicultura creen que la cosecha de 2022 será muy variable en distintas regionales, con dudas habituales como la disponibilidad de mano de obra para poder cosechar. Luis Armando Mansur, presidente de la Asociación Olivícola de Mendoza (Asolmen), recordó que deben ajustar los costos porque no manejan el precio de venta internacional.

“Tenemos políticas que no ayudan y la gente se sigue saliendo del sector por falta de rentabilidad, con una inflación galopante. Tenemos que reconvertirnos, pero eso implica una inversión con un alto riesgo y nadie lo quiere asumir con estas condiciones, menos con un cambio climático que no sabemos cómo nos seguirá afectando”, apuntó Mansur.

De todos modos, el presidente de Asolmen destacó que en el primer semestre de 2022 estaría lista la declaración de Indicación Geográfica para el aceite de oliva local, un trámite avanzado que se demoró con el cambio del ministro de Agricultura tras las elecciones PASO. Eso y el reciente primer puesto de Olivícola Laur en el Ranking Mundial de AOVE, “hacen bien al sector con miras a 2022″.

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