Durazno para industria: comenzó la cosecha con una merma del 30%

Esta temporada se espera levantar 82.000 toneladas, un 26% menos que las 111.000 t de la cosecha anterior. Las contingencias climáticas y el descuido de cultivos, provocaron la merma.

Durazno para industria: comenzó la cosecha con una merma del 30%
Algunos productores esperan que el precio pueda llegar a $ 75 por kilo. Fotos: Gustavo Rogé / Los Andes

Después de varios días de lluvias y con algunos frutos adelantados, esta última semana comenzó la cosecha del durazno con destino a industria. El pronóstico del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) apunta a un volumen de 82.000 toneladas, un 26% menos que las 111.000 de la temporada pasada. Hay dudas por los efectos del granizo y el sector busca definir precios.

Se trata del durazno que tiene como fin convertirse en pulpa o que se vende en mitades en lata (el durazno para consumo en fresco se cosecha antes). Con la menor cantidad, algunos productores esperan que el precio pueda llegar a $ 75 por kilo, mientras que algunos industriales desearían un valor más cercano a los $ 50. La negociación será entre particulares, ya que en la mesa de concertación provincial (en octubre) no se llegó a ningún precio.

Alfredo Baroni, coordinador técnico del IDR, comentó que ésta será una temporada “complicada” ya que habrá cerca de 80.000 toneladas de durazno industria mientras que las fábricas podrían trabajar hasta 150.000 toneladas pudiendo, con una buena cosecha, generar hasta 80 millones de latas para el mercado interno, 20 millones de latas de exportación y producir pulpa para hacer bebidas y dulces.

El granizo podría hacer que parte del durazno para fresco se destine hacia pulpa, pero depende de las condiciones y los frutos. En cuanto al durazno para industria, Baroni explicó que las últimas tormentas graniceras hicieron daño en departamentos como Lavalle y San Martín, pero la mayor producción está en el Valle de Uco (3.070 ha de las 5.071 provinciales) donde afectó antes la helada.

“En el Valle de Uco tenés arboles jóvenes, densidad, riego por goteo con mayor rendimiento y doble o triple de producción que otras zonas. En el oasis Norte se destaca una finca en Agrelo con más de 200 ha bien manejada con riego presurizado. En el Este quedan pocas fincas, de intermedias a grandes, y en el Sur hay muchas fincas chicas con poca tecnología, donde el durazno es un complemento de la producción”, describió Baroni.

También preocupa que en 2015 había 7.000 has. efectivas y ahora hay 5.000 has. efectivas (habría 5.439 has. si se incluyen montes jóvenes que aún no producen). En eso coincidió Leandro Roldán, presidente de la Federación Plan Estratégico de Durazno para Industria (Fepedi): “Hay una grave disminución de producción en el oasis Este, industrias que cerraron y otras que redujeron o cesaron la producción de durazno en sus diferentes versiones, desarmando líneas completas”.

Roldán señaló como problemas la falta de financiamiento competitivo, incremento de costos, exigencias administrativas “que no resuelven ningún problema”; las incertidumbres de las barreras sanitarias internas y fenómenos de “controles de precios” que “atentan contra la ya muy baja rentabilidad”. Como respuesta, Fepedi busca promocionar el consumo y generar una red automatizada de registro de información para implementar una fruticultura de precisión.

Producir duraznos para industria

Al momento de consultar con productores, se coincide en que algunas variedades de durazno se han adelantado, con una cosecha que empezó en la última semana y que se vio afectada por las lluvias de diciembre. Es que si un durazno cae al piso mojado, no sólo se daña sino que puede ser afectado por enfermedades de hongos.

Juan Manuel Manzano, presidente de la Asociación de Productores de Durazno de Mendoza (APDM), comentó que muchos agricultores se vieron afectados por las contingencias climáticas (en especial, por la helada) y que ya estaban recolectando algunas variedades que solían iniciar en la primera semana de enero.

“La helada condicionó el volumen, y probablemente haya menos todavía porque las lluvias, viento y granizo terminan afectando. El durazno tiene dos grandes picos de cosecha: al inicio de enero y después a los 15-20 días, pero esta vez no creo que se dé ese segundo pico, porque hay gente que perdió entre el 50 y 80% de su producción”, definió Manzano.

Un cálculo rápido indica que para combatir la helada con tachos de gasoil, con 100 tachos por hectárea, se debería haber gastado $ 160 mil por ha y por noche, lo que indica el costo de una defensa de este tipo (que cada vez se recomienda menos).

Volviendo a la cosecha, ahora hay trabajadores disponibles, pero el temor es qué ocurrirá con la producción a pleno. “Que se consiga mano de obra depende del productor, que debe pagar al cosechador sin saber cuánto cobrará por su durazno. No es una cosecha sencilla, porque implica escalera, movimiento, y no hay mano de obra capacitada acorde en cantidad y calidad”, comentó el presidente de APDM.

En el tema precios, Manzano no tiene números exactos, pero entiende que si este año habrá un 30% menos de producción, el valor deberá crecer por encima de los $ 50 el kilo. Vale recordar que más del 90% de la producción de durazno de industria se da en Mendoza, por lo que no se puede importar esa materia prima desde otras provincias.

En cuanto a la caída de hectáreas y la falta de reconversión en el sector, los problemas que se escuchan a la hora de invertir son similares a otros productos agrícolas, como la falta de claridad en la macroeconomía y de “reglas de juego claras” para hacer una inversión que, en frutales, se empieza a recuperar en 4 ó 5 años.

La mirada industrial

Otra parte de la cadena son quienes convierten el durazno en pulpa o mitades en lata, nucleados en la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (Cafim). Su presidente, Raúl Giordano, lamentó que la producción pronosticada para esta temporada sea la mitad de años como 2016 (se cosecharon 160.000 toneladas), como consecuencia de contingencias climáticas y del envejecimiento de cultivos.

“El panorama es que se va a industrializar toda la materia prima que haya, sea en pulpa o mitades. El gran desafío es saber hasta qué precio se va a poder llegar, porque la fruta es un porcentaje del producto final, en 6 meses está la cosecha del hemisferio norte y no podemos quedarnos con fruta cara enlatada”, señaló Giordano.

A eso se suma la pérdida de poder adquisitivo argentino, con una población que, según la Cámara, redujo el consumo de 100 millones de latas de durazno a 60 millones anuales. “Si este año la fruta sale más cara, influirá en pesos en el producto final. No sabemos cómo va a responder el mercado interno”, afirmó el presidente de Cafim, recordando que cada industrial define el valor y la forma de pago con el productor.

El sector suele exportar alrededor de un 20% de su producción, y el panorama internacional presenta bajas cosechas en países del hemisferio norte como Grecia, España y China, en algunos países con hasta un 60% menos. Australia está con una producción menor, Chile tiene problemas por la helada y la falta de agua, y Brasil también tuvo contingencias.

Para evitar los problemas logísticos y los sobrecostos por la falta de contenedores, lo más probable es que se apunte a mercados cercanos donde se pueda llegar por tierra, como Paraguay, Uruguay, Brasil y Bolivia. Mendoza también vendía a países de Centroamérica, pero Giordano cree que si este año se vende allá será para poder mantener el mercado, no para generar ganancias porque no habrá un margen valioso.

“En síntesis, si esta temporada es de 80.000 toneladas, con eso podríamos producir 60 millones de latas y dedicar el resto a pulpa, cuyo valor depende del mercado internacional ya que se exporta un 90%. Más adelante se definirán los precios, en el marco de una menor producción mundial”, afirmó el presidente de Cafim.

Los problemas con las barreras sanitarias

Según señalaron desde Fepedi, las barreras sanitarias internas de la provincia limitan a un productor para poder industrializar su fruta en otra zona dentro de Mendoza. Para Leandro Roldán, presidente de Fepedi, esto se deriva en la incertidumbre de muchos productores e industrias que no pueden enviar su producción de durazno a toda la provincia por la barrera sanitaria interna.

Las barreras sanitarias tenían como función delimitar y diferenciar los oasis libres de Mosca del Mediterráneo. Un control conocido del Iscamen es la barrera sanitaria Zapata (ingreso a Tunuyán desde Luján por la ruta 40), que al sur habilita la entrada al Valle de Uco y oasis Sur, “áreas libres” de este insecto.

Para Raúl Giordano, presidente de Cafim, el sistema debería revisarse: “Hace 20 años teníamos la misma situación que hoy y, con esta división de la provincia en dos, se terminó perjudicando al Este mendocino, que no puede industrializar la producción en el Sur. Esto generó pérdidas económicas, fincas que se abandonaron y que hoy son focos de más moscas”.

Según explicaron desde Cafim, esa imposibilidad de trasladarse hace que los productores de San Martín, que se vieron afectados por granizo, no puedan llevar ese durazno dañado a las fábricas del sur para procesarlo como pulpa. “Algo que buscaba mejorar la provincia, terminó abriendo más la grieta entre un Este pobre sin ganas de invertir y un Valle de Uco rico en productividad y tecnología”, lamentó Giordano.

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