La moda femenina viene pisando fuerte este 2025, y si hay una prenda que se repite en pasarelas, redes y eventos, es el vestido blanco. Las nuevas tendencias lo posicionan como una pieza clave en el placard, ideal para los días cálidos y combinable con cualquier tipo de ropa y accesorio.
El vestido blanco corto sigue firme como uno de los favoritos del verano, pero este año gana protagonismo en versiones más jugadas. Texturas, cortes originales y detalles como bordados o telas satinadas se imponen con fuerza. El blanco dejó de ser básico para convertirse en una declaración de estilo.
Vestido camisero midi
Uno de los modelos que más se ve es el vestido camisero con bordado inglés. Largo midi, corte al cuerpo y cinturón para marcar la silueta. Es fresco, delicado y muy versátil. Se adapta tanto a un look de día con sandalias chatas, como a una salida de noche con accesorios más cargados. Clásico, pero con onda.
Vestido midi blanco de doble tela
Otro de los hits de esta temporada es el vestido de algodón de doble tela, con caída fluida y aire bohemio. Ideal para quienes buscan algo cómodo, con buen movimiento y que no se pegue al cuerpo. Es ese tipo de prenda que no pasa de moda y que se puede usar año tras año. Liviano, relajado y con mucha actitud.
Vestido blanco de satén
Y si hablamos de elegancia, hay que mencionar el vestido blanco de satén, más ajustado, con corte recto y caída suave. Perfecto para eventos más formales, cenas o incluso como segundo vestido para una novia. Es de esos modelos que resaltan la figura y generan impacto con muy poco. Simple, pero inolvidable.
Aunque estos tres estilos se destacan por su diseño y funcionalidad, el verdadero secreto está en cómo se combinan. Sombreros, sandalias, collares grandes o cinturones de colores pueden elevar cualquier vestido blanco al máximo nivel. Es el lienzo ideal para jugar con la creatividad y la personalidad.
Famosas con vestidos blancos de verano
Este 2025, las influencers y celebridades también se subieron a esta tendencia. Hailey Bieber deslumbró con un vestido con volados muy romántico, mientras que Meghan Markle eligió uno tipo camisero, súper sobrio. Emily Ratajkowski optó por una versión playera y descontracturada, y Sarah Jessica Parker volvió a encarnar a Carrie Bradshaw con un vestido blanco icónico en pleno Nueva York.