Damián Basile, ganador de Bake Off con Los Andes: “Nunca imaginé que 23 mil personas iban a festejar conmigo la final”

Fue esa la cantidad de seguidores que acompañó al rosarino en la celebración que hizo, sólo en su casa el domingo, luego de enterarse que era el mejor pastelero amateur de Argentina.

Damián Basile, ganador de Bake Off con Los Andes: “Nunca imaginé que 23 mil personas iban a festejar conmigo la final”
El reality Bake Off llegó a su fin y Damián Basile se consagró como el mejor pastelero del país.

Desde su casa en Rosario, adonde está cumpliendo los 14 días de cuarentena estricta después de volver de Buenos Aires adonde tuvo que viajar para grabar la nueva final, nos atiende el teléfono con la misma buena onda que transmite en la tele. Es Damián Pier Basile el joven que este domingo se consagró como el mejor pastelero amateur del país, en el programa Bake Off.

- El domingo, luego de que anunciaras que eras el ganador, festejaste en Instagram junto a más de 23 mil seguidores. ¿Te esperabas tamaña repercusión?

- Estoy que no lo puedo creer porque empezamos de muy abajo, con 50 personas viendo algún vivo de nuestras redes. En los primeros programas nos poníamos felices cuando llegaba a 100 seguidores y de repente ver que estás bailando, tomando algo y que hay 22 o 23 mil personas acompañando ése momento, es increíble. Que estén usando su tiempo para festejar conmigo, no lo podía creer. Me hizo muy feliz. No me lo hubiera imaginado nunca.

- Te enteraste hace poco que finalmente fuiste vos el ganador, luego de lo que sucedió con Samantha. ¿Cómo lo tomaste?

- Lo venía deseando, lo venía esperando. Lo sospeché en algún momento cuando ya las pruebas empezaron a ser un poquito más certeras (en relación a que Samantha, que había ganado el concurso en primera instancia, luego fue descalificada porque tenía experiencia como pastelera profesional) pero siempre obviamente por más deseos que yo tenga hay que esperar la decisión de la producción. Detrás de todo esto, de simples fotos y acusaciones, hay un contrato, hay personas, gente que se tiene que hacer cargo y eso no depende ni de mí ni de los fans del programa.

-Ya que lo mencionás, ¿cómo te sentiste al enterarte de que Samantha había trabajado como pastelera y las condiciones no habían sido igualitarias para todos?

- En el primer momento fue una sensación de injusticia pero yo en realidad tampoco sabía cuál era la verdad. Puedo ver muchas cosas en internet pero pueden ser suposiciones o acusaciones falsas, por eso quería esperar a que la producción haga la investigación correspondiente y tome una decisión. También lo charlé con ella en algún momento, donde ella me contaba la verdad de algunas cosas de sus pasos por algún que otro trabajo. Después salieron más cosas a la luz y eso ya no lo hablamos porque ella estuvo un poco mal y decidió no hablar con nadie.

- ¿Hablaron cuando se volvieron a ver en esta reedición de la final?

-Sí, el sábado pudimos hablar, recordar que somos compañeros, que compartimos un montón de cosas juntos. Nos divertimos un montón con ese ida y vuelta de que ‘no, yo quedé primero, vos segundo’ que se fue dando porque en el desafío técnico un montón de veces coincidimos en eso y nos peleábamos por el delantal de pastelero estrella (recuerda divertido). En definitiva, fue re lindo todo lo que vivimos y mancharlo por un error que ya se está solucionando no tiene gracia.

- Tu relación con el resto del grupo, ¿siguió? ¿Te escribieron para felicitarte?

- Recibí varias felicitaciones de mis compañeros. No sé cómo la habrán vivido porque aún no he tenido tiempo de charlar en profundidad para saber si les pareció justo o no cómo se resolvió. Pero bueno, dentro de todo igual ya me han felicitado.

- Dentro del grupo, Agustina y vos pegaron una onda tremenda. ¿Qué proyectos se vienen?

- Armamos una marca juntos que se llama Espacio de a Dos porque nos dimos cuenta de que desde hace varios programas la gente nos identifica como a una misma persona; o sea no pueden pensar en uno sin pensar en el otro y siempre que me mandan mensajes a mí para felicitarme, va acompañado de un ‘saludo para Agustina’ y viceversa. Así queremos aprovechar y generar este espacio para animarnos a dar alguna clase, también invitar a profesionales a que enseñen muchas cosas que saben y por ahí no tienen la llegada al público que tenemos nosotros ahora. Todo esto compartiéndolo con la gente, riéndonos, contando anécdotas, que es lo que más nos entusiasma.

- Vos trabajabas como empleado de comercio, ¿vas a seguir con eso también?

- Trabajaba en una distribuidora, era el famoso proveedor que va a los kioscos y almacenes a vender productos. Eso me daba la facilidad de salir de trabajar a las 3 de la tarde y tener tiempo libre para hacer tortas. Igual renuncié el día que llegué a grabar a Buenos Aires porque no tenían la opción de darme licencia. Además no sabía si me iba a quedar 1, 5 o 18 programas como me quedé (risas).

- ¿Tu amor por la pastelería de dónde nace?

- Nació de las ganas de comer (risas), de los antojos y de que nadie en casa lo hacía, entonces fue como mi rol en la familia. Igual fue de grande, recién a los 28 (tiene 31 años actualmente) me animé a hacer una receta bien. Sin embargo, de chico habré hecho algún que otro Lemon Pie. También jugaba a hacer merenguitos pero me salían pésimos. Pero bueno, a los 28 dije ‘voy a hacer recetas’ y mis amigos me alentaron a subir las fotos, empezaron a promocionarme con el boca a boca y por ahí sacaba unos pesitos extras.

- ¿Ahí arrancaste más a full?

- Lo hacía los fines de semana, dos o tres tortitas. En el tiempo libre. Empecé jugando a ser emprendedor y me puse un nombre de fantasía. Está todo subido en mi cuenta de Instagram, ahora lo veo y me divierto. Lo dejé todo ahí para que lo vean porque es parte de mis inicios y no tengo porqué sentir vergüenza.

La torta LGBT: el día más feliz

Con su simpatía característica, Damián también se pone serio cuando tiene que hacerlo. Sin embargo, no deja nunca su frescura de lado para contestar a todas nuestras preguntas. Si se trata de recordar un programa favorito, de los 18 en los que estuvo como participante, no duda en relatar el día en el que hizo la torta con los colores de la bandera de la comunidad LGBT y, de paso, nos cuenta también sobre su experiencia familiar.

- Lamentablemente en la sociedad aún persisten conductas homofóbicas. ¿Hubo discriminación ése día?

- No, al contrario, por suerte cuando hice esa torta sentí un montón de amor. En ese momento hacíamos las tortas y los proyectos pensando en la reacción del jurado. Nunca nos imaginamos la reacción de la gente, que nos iba a hacer una devolución aunque pudieran probar lo que hacíamos. Fue muy grande el amor que sentí ese día. Me emocioné mucho, no paraba de llorar cuando leía los mensajes de la gente, personas que por ahí no se animaban a salir del closet, le costaba o por ahí vivía en algún lugar medio complicado, con gente menos comprensiva. Poder aprovechar un espacio que era más familiar para algo que durante mucho tiempo fue tabú, me encantó. Fue una gran oportunidad.

En lo personal, fue difícil para mí porque vivimos en una sociedad que te lo hace difícil, no porque mi familia me lo haya complicado. Si en ese momento hubiéramos estado más preparados y con más visibilidad, seguramente muchos de mi generación no hubieran sufrido tanto. Yo no sufrí mucho porque siempre fui muy liberal pero tampoco tuve la oportunidad de sentarme y ver bien qué sentía. Fue como un pequeño caos pero siempre tuve el apoyo de la familia.

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