Vacaciones de invierno 2025: balance positivo para la temporada de espectáculos infantiles

Los distintos elencos coincidieron en que en estas vacaciones de invierno la convocatoria repuntó. Sin embargo, hubo que reinventarse y buscar nuevas estrategias para atraer al público.

En un país donde el precio de una entrada al teatro para muchos puede resultar un lujo, lograr una temporada de vacaciones de invierno con funciones agotadas y salas llenas suena casi a milagro. En Mendoza, sin embargo, la temporada de espectáculos infantiles que finalizó ayer logró esquivar, al menos en parte, el impacto brutal de la crisis.

La Subsecretaría de Cultura de Mendoza, que desplegó una amplia oferta de espectáculos en espacios oficiales de la provincia, hizo un excelente balance del cronograma que organizaron, que reunió a más de 200 artistas en distintos escenarios.

45.000 personas en los espacios culturales

"Esta temporada de vacaciones 2025 fue mejor que la del año pasado: con mayor venta de localidades, con espectáculos agotados tanto en el espacio cultural Julio Le Parc, como el teatro Independencia, en la biblioteca San Martín, en el Museo Moyano, y en todas las actividades que se organizaron en todos los departamentos", afirmaron desde la Subsecretaría. El dato duro fue que más de 45 mil personas asistieron a las distintas propuestas, que tuvieron precios súper accesibles (de los $1.500 a los $3.000).

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Los elencos independientes, por otra parte, aportan algunos matices al análisis: si bien el balance es positivo, fue necesario hacer ajustes, reinventarse y, sobre todo, resistir.

Qué dicen los elencos de teatro independiente

Aníbal Villa, un histórico del teatro musical local, estuvo al frente de dos producciones independientes que debutaron esta temporada: "María Elena y la brigada de los sueños", de Cardumen Teatro (teatro El Círculo) y "Sherlock perdido en el multiverso", del Proyecto Tajamar (en el teatro homónimo). Ambas, según su testimonio, implicaron una inversión considerable en un contexto hostil: "Ambas producciones son totalmente independientes y nuevas, son productos nuevos", explicó, marcando una diferencia clave respecto a las reposiciones que muchos grupos eligen como estrategia de supervivencia. "Hay muchos productos que ya están amortizados —que nosotros los hemos hecho— y por ahí se trata de reponer obras que ya están hechas. Y no es lo mismo reponer que hacer una inversión desde cero, porque hoy día invertir en una obra, por más independiente que sea, es muy difícil que después uno le pueda sacar el rédito durante la temporada".

Y aunque la respuesta del público fue positiva —con buena afluencia y confianza en las propuestas locales—, el problema estructural sigue siendo el mismo: la oferta es grande en cantidad de obras, pero el público no alcanza para todos. "La cartelera es tan grande que quizás también no hay tanta gente para tantas obras", advirtió Villa.

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A eso se suma otro obstáculo silencioso, pero no menor: la ausencia de un acuerdo entre elencos para fijar un precio base de las entradas. "Antes había un acuerdo entre todos los elencos —y estoy hablando de los años 80— un valor base, al menos un piso, para desde ahí partir y que no se vieran los compañeros de alguna manera aventajados por otros", recordó Villa. Hoy esa lógica se perdió, y la disparidad de precios genera una competencia que, según él, "atenta un poco contra las producciones y los tipos de producciones".

En paralelo, hay quienes lograron encontrar fórmulas sostenibles. Miranda Sauervein, integrante de El Taller, que presentó "Cenicienta a las cenizas", habló de una temporada inesperadamente buena, gracias a un cambio de estrategia: "Ha sido una temporada bastante buena, mejor de lo que esperábamos. Ha sido una temporada mejor que el año pasado, pero porque nosotros también cambiamos la dinámica de trabajo, viendo que el año pasado no nos fue para nada bien".

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La clave estuvo en ajustar la programación: en lugar de hacer dos funciones por día, hicieron una sola, apostando a llenarla. "Nos venía mejor que se llenara la función y se acabaran las localidades, e ir juntando así la gente para llenar todas las funciones de las dos semanas. Y resultó bastante bien la decisión que tomamos". La estabilidad de contar con una sala propia —algo poco común en la escena mendocina— también marcó la diferencia: "Nosotros tenemos la posibilidad de trabajar también en nuestra propia sala, la cual, por supuesto, mantenemos. Eso es un beneficio y es algo positivo frente a otros compañeros y otros grupos que no tienen sala y que tienen que estar nómades, mudándose por diferentes espacios en la temporada".

Con 25 años de trayectoria en el teatro infantil, El Taller logró fidelizar un público que cada invierno vuelve a buscar sus propuestas. Esa continuidad también forma parte del equilibrio que permitió sortear la tormenta.

Volviendo a Villa, su diagnóstico final no es pesimista, pero sí realista: "De todas maneras, me parece que la temporada ha sido buena. No muy buena, no excelente. Ha sido buena. Pero está difícil. Está difícil para todo el mundo, sobre todo invertir en algo que sigue siendo un lujo, que es el entretenimiento, así sea para los más chicos".

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