27 de junio de 2025 - 23:30

Pepe Cambría, de Parió la Choca: "Con la banda nos consideramos casi una ONG"

La histórica banda maipucina festeja su aniversario 32 en el Imperial de Maipú a pura música. Ritmos mestizos, compromiso social y espíritu colectivo.

Parió la Choca cumple 32 años y los celebra a su manera: con un show festivo, cargado de memoria, música y militancia cultural. En tiempos en que las etiquetas se desdibujan y las modas pasan cada vez más rápido, la banda liderada por Pepe Cambría se mantiene firme en su identidad: una mezcla vital de rock, cumbia, cuarteto, hip-hop, folclore y tango, al servicio de un mensaje que no esquiva lo social ni olvida la raíz popular. En palabras de su cantante: “Somos Latin Rock en su máxima expresión”.

El festejo se realiza hoy a las 22 hs en cancha propia, el Imperial de Maipú (las entradas se consiguen en Entradaweb.com), un escenario que la banda conoce desde adentro desde 1995, y que vuelve a habitar con una propuesta que toma inspiración en El Eternauta. “Lo viejo funciona, Juan” es el nombre del espectáculo, una ironía autoconsciente que juega con su leyenda de “banda veterana”, pero que al mismo tiempo refuerza el valor de lo persistente: canciones que no pierden vigencia, músicos que van y vienen como satélites fieles, y un público que se renueva generacionalmente sin romper el hilo.

En escena estarán sus integrantes actuales, más viejos conocidos que se suman para una sección acústica y un gran bloque de percusión. También compartirán tablas con agrupaciones amigas como Los Chancho Va, Los Blanes y músicos de El Álamo, en lo que promete ser un ritual colectivo antes que un simple recital.

Parió la Choca no solo hizo historia desde lo musical, también fue motor de organización y solidaridad. Desde los años del trueque y los festivales a beneficio, hasta la creación de ligas de bandas y la gestión del Maipú Rock, su vocación de plataforma cultural sigue intacta. “Nos consideramos casi una ONG”, dice Cambría, sin exagerar. Y es que en sus canciones todavía se escucha la urgencia de realidades que no cambiaron: la falta de leche, el hambre, la exclusión. “Lamentablemente hay temas que no pasan de moda”, reflexiona.

A 32 años de su nacimiento, Parió la Choca resiste tocando. No por nostalgia, sino porque tiene claro que la música es una forma de estar, de acompañar y de seguir sembrando. Como dice la consigna, lo viejo no solo funciona: emociona y transforma.

—¿Se viene la celebración por los 32 años de Parió la choca?

—Cuando llega nuestro aniversario, que es, en realidad, el 27 de junio, estamos siempre pendientes de hacer un show, que marque como el punto de inflexión del año y no pase desapercibido. Ya es mucho tiempo que le estamos dedicando al proyecto, entonces es nuestra fiesta. Vienen nuestros invitados y le vamos a dar una temática al show…

—Me llamó la atención que el espectáculo se llama “Lo viejo funciona”…

—Es que cuando empezamos a planificarlo coincidió con el estreno de El Eternauta, y como siempre nos tildan de banda legendaria, la banda más veterana del circuito, nos colgamos de la frase, “Lo viejo funciona” y bueno, vamos a darle esa temática. Vamos a tirar los hits de siempre y un bloque acústico en el que generalmente entran los invitados sorpresa…

—Pero algún anticipo me podrás dar, ¿o no?

—Van estar los músicos de El Álamo; Los Blanes, de Luján; también Los Chancho Va, que son nuestros grandes hermanos de ruta. Y muchos músicos locales, que se han convertido en parte de la familia también.

—Aparte festejan en cancha propia, porque van a estar en el Imperial, de Maipú…

— El Imperial fue nuestro primer teatro, allá por el 95. Ya le conocemos hasta cómo rechinan las tablas y sabemos todos los secretitos. Además la dirección de cultura de Maipú se porta muy bien con nosotros, somos respetados también en casa, eso está bueno, nos miman y elegimos el Imperial también por eso. Y la sala está buenísima, tiene buen sonido, es un ambiente calefaccionado. Hay una puesta en escena que tiene que ver con la temática de El Eternauta, como te dije. Vamos a presentar canciones, tal vez reversionar algunas viejas que no las estábamos tocando, tirarlas en otro formato. También van a estar viejos integrantes de Parió, sobre todo en la parte de percusión, ya que vuelven nuestros dos percusionistas de toda la vida a hacer un solo bloque de percu, para acompañar y para darle nuevamente ese calor y color de los cuerpos. Así que estamos felices por eso. Hemos juntado a toda la familia.

—La formación va a ser más o menos la misma que vienen teniendo desde hace ya un tiempo, ¿no?

—La formación ha cambiado constantemente, pero en este toque van a estar Bicho Camarda en viola, el Chapu Muratini en el bajo, Hernán Pezutti en la batería, segunda viola Franco Schiavone; en los vientos están Cristian Antchagno y Esteban Escobar. En las teclas y acordeón está el Mauricio Bertozzi, en los coros el Dani Bernal, de La Buena Moza, y los dos percus que te dije: el Ale Alfaro y Germán castillo, que van a estar ahí de refuerzo. Y la voz principal, Pepe Cambría. Espero que no me olvide de alguno, porque somos un despelote. Parió tiene la particularidad de que los músicos son satélites, que orbitan alrededor nuestro. Nunca se van, están ahí en una zona neutra y, cuando uno falta, el otro lo reemplaza. Y suena igual la banda, ya se conocen los temas, los cortes, frasean igual y nosotros funcionamos con ellos también acoplados de la misma forma. Así que no se cae el show, si alguno no está, y eso está fantástico, es una banda muy maleable en ese sentido.

—¿Van a tocar temas nuevos o habrá repaso del repertorio?

—Los temas nuevos que van son del álbum que salió el año pasado, que es Karma del Karmen, un EP de cuatro canciones, pero también vamos a repasar desde el primer disco, del 98. Y los ritmos que vamos a tirar son los de siempre. Rock, cumbia, cuarteto, hip-hop, algunos rozando el tango, también folclore. Somos Latin Rock en su máxima expresión; así, mezcla de ritmos.

—Si tuvieras que hacer un balance de estos 32 años, ¿cómo definirías todo este tiempo de la banda?

—Yo creo que fuimos una banda muy afortunada, porque son 32 años de no parar. No nos quedó un año sabático. Nosotros no paramos y hemos vivido mucha historia de este país, que ha influenciado nuestras canciones también. Hemos acompañado como a seis generaciones ya, y lo vemos en el público que nos va a ver. Padres e hijos. Somos una banda que está dividida, pero la edad promedio debe estar en 38 años. Vemos que hemos atravesado generaciones y eso está bueno, que podemos permanecer en el tiempo sin decaer y sosteniendo principios, conceptos y una forma muy cultural de hacer música.

—¿Se puede hablar de un estilo Parió la choca?

—Por supuesto, el estilo está marcado. Los tiempos cambian y hoy todo se hace con productores que te marcan las tendencias. En los temas la cantidad de minutos, las canciones por ahí solamente son estribillos, no hay tanto contenido de letras, porque está diseñado para que un chico lo escuche en un reproductor que es así, que va en el teléfono y, bueno, nosotros nos tenemos que adaptar a eso. Entonces, obviamente creo que el secreto de permanecer es adaptarte a los tiempos, reinventarte, pero no perder tu esencia. Entonces, la marca de Parió está, y está en sus conceptos, en como tocan nuestros músicos, para afianzar su marca en lo musical. Y de parte de las letras, nuestro sentido de pertenencia, nuestro humor y nuestra forma de tirar metáforas, hablando siempre de causas nobles, de causas sociales. No perdemos esa identidad jamás, es nuestra marca registrada.

—Hubo un boom de las bandas fusión hace algunas décadas atrás y ustedes deben ser de las últimas sobrevivientes, ¿no?

—Nosotros nos consideramos una agrupación cultural, casi una ONG…

—¿Cómo es eso?

—Una ONG, sí, porque acompañamos mucho a este país en sus momentos tan críticos. En una época en que había escasez de leche en los merenderos, de mercadería, el tiempo del trueque que vivimos, cobrábamos en Lecop, en Petrones… Y a veces hasta en productos de mercadería. Hemos sido una banda muy social: hacíamos actuaciones para juntar leche. Hacíamos festivales gratuitos, en los que nadie ganaba un sope, pero nos íbamos a la casa contentos porque el pibe se iba con una caja de leche a su casa. La solidaridad era la moneda común. Entonces, bueno, eso funciona, y funciona bastante en el rock, lo de ser solidario.

Pero volviendo al tema de las bandas fusión creo que dejamos una semilla, desde esa época, del 98, y armamos programas para potenciar y hacer semilleros de bandas. Íbamos a distintos departamentos y lo que hoy son las escuelas de rock, en aquel momento eran las ligas de bandas. En eso, Parió fue piedra basal y hasta el día de hoy seguimos manejando lo que es el Maipú Rock, tenemos 50 bandas activas y damos talleres de producción, en los que armamos circuitos para los chicos. Está buenísimo que los pibes te tengan de referente. Entonces, bueno, ahí es donde seguimos convocando. Hay otras bandas compañeras de ruta de esa época, de este estilo: Los Volantines, Los Igualitos, ni hablar de los Karamelos, que fueron los inventores de la pólvora de este estilo, y que nos enseñaron un montón a todos. Siempre es grato nombrarlos y tocar con ellos cuando vienen. Ellos mantienen su liderazgo en lo que se llama el ska argentino. Mantenemos esa esencia. Hay focos prendidos en el tablero, de donde siguen surgiendo las bandas. Es como que el movimiento creemos que va a tener su revival, que vamos a volver y las bandas seguimos estando activas en nuestros pequeños núcleos.

—Esperan un resurgimiento…

—Claro, esto es como un loop y ahora le toca, por ejemplo, al indie o a otras cosas; después tocará más al rock & blue. Las bandas que ya van cayendo por ahí un poquito en la rueda por el lado donde no da la luz, se tienen que mantener agazapadas, como nos toca en este momento a nosotros y la forma de estar ahí es tocar, tocar y tocar. Se llama resistir. Porque por ahí no somos convocantes o no tenemos los contratos de antes, pero eso no tiene que influir en tu corazón y tus ganas de tocar. Siempre hay que estar por arriba de eso. Y eso es lo que tenemos. Estamos con todas las ganas y las pilas de siempre. A pesar de estos 32 años, que cada vez son más desafiantes.

—Aparte en estos tiempos que estamos viviendo es necesaria otra vez la solidaridad…

—Por supuesto, eso no varió nunca. El tema Sangre y sudor es un tema que sale de juntar leche para los chicos. Y ahora tenemos que seguir, porque el merendero está con la misma carencia de hace 30 años atrás. Las cosas no cambiaron. Entonces, lamentablemente hay canciones que tristemente no pasan de moda. Deberían quedar como enseñanza y a veces hay que aplicarla a la práctica de otra manera, para hacer conciencia tal vez. Entonces, bueno, estamos, siempre estamos.

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