En los últimos tiempos, el líder de Sumo decía escuchar gritos y lamentos que salían debajo del piso de su casa. Años después de su muerte se confirmó lo peor.
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En algunos medios digitales circula mucha información acerca de la vida de Luca Prodan. Uno de los datos más llamativos es su conexión paranormal con seres de otras vidas o fantasmas. El líder de Sumo decía escuchar gritos, llantos, lamentos y ruidos de cadenas que salían de debajo del piso de la casa donde vivía, en San Telmo.
En una reciente entrevista de Los Andes a su hermano, Andrea Prodan, confirmó los hechos que Luca refería acerca de la misteriosa casa. En distintas declaraciones de prensa, el autor de "Los viejos vinagres" dijo que, en reiteradas oportunidades y en medio de la noche, algunas entidades "venían a buscarlo, arrastrando cadenas, para llevarlo a un calabozo".
Casi 40 años después de la muerte de Luca, la casa donde vivió debió sufirir algunas modificaciones debido a la caída de parte de la mampostería y como consecuencia del hundimeinto del piso, para reparar un caño de agua. Fue entonces cuando, para sorpresa de todos, encontraron viejas mazmorras y varios esqueletos de la época colonial.
“Él escuchaba gritos, gritos, lamentos, cadenas y no comprendía por qué. Algunos amigos le decían que podía ser un efecto del alcohol y él respondía ‘No, no, no, no, no me digas cagadas. O sea, acá acá pasó algo’”, explica Andrea a Los Andes.
“No fue la única vez que Luca tenía sensaciones que luego fueron confirmadas. Tenía una altísima sensibilidad”, afirma y agrega: “También pasó en las casas en que vivió en Roma y en Tarquinia (antigua ciudad de Lacio, Italia), podía sentir las vidas pasadas del lugar y le daban mucha impresión los fantasmas o situaciones de ese estilo”.
Según su hermano Andrea, la casa que habitaba Luca en Alsina 451, San Telmo, es la segunda más antigua de Buenos Aires. “Los dueños eran una familia patricia de la época, que tenía esclavos negros y los metían en las mazmorras con agua, encadenados al muro y los dejaban ahí un un par de días como castigo”, concluye.