En una época donde los algoritmos dictan los gustos y los auriculares aíslan más de lo que acompañan, un grupo de artistas mendocinos le pone el cuerpo —y, sobre todo, la voz— a un arte que parecía extinto. Se trata de Radioteatro en Escena, que desde hace algunos años lleva adelante el actor y productor Leandro Amoroso, y que hoy vuelve a presentar su trabajo en el teatro Quintanilla.
Esta vez, la obra se llama " La Leona de los llanos", un texto potente escrito por Sebastián Pozzi, el dramaturgo correntino-mendocino cuya prosa evoca el legado de Migré. Bajo la dirección de Luciana Cárpena, con asistencia de Lorena Bredeston —nombres con estirpe artística, herederas de los renombrados Bredeston-Cárpena—, esta nueva entrega del ciclo promete volver a encender el fuego del radioteatro.
La historia se centra en una figura histórica tan intensa como olvidada: Victoria Romero, compañera inseparable del caudillo Ángel “Chacho” Peñaloza. No sólo compartió con él la vida cotidiana, sino también las trincheras. Como en los tiempos dorados del radioteatro —cuando el público se sentaba frente a una radio para emocionarse—, la obra se despliega con efectos sonoros en vivo, música, y un elenco conformado por Pamela Ortiz, Mauro Winckler, Natalia Pintos, Cristian Castro, Chicho Vargas, Mariela Svachca, Danyel Bustos y el propio Amoroso.
La técnica corre por cuenta de Ezequiel Aracena, mientras que la mirada fotográfica que inmortaliza el proceso pertenece a Pintos. Todo el armado —desde el casting hasta los detalles más logísticos— es obra del propio Amoroso, que no solo actúa, sino que produce, coordina y sostiene este proyecto con tenacidad.
La cita es este viernes 16 de mayo a las 21.30 en el Teatro Quintanilla (subsuelo de la Plaza Independencia). Y como si eso fuera poco, una semana después, el viernes 23, la sala volverá a vibrar con "A mar encendido", otra perla escrita por Sebastián Pozzi junto a Víctor Agú, que narra la historia de Guadalupe Cuenca y Mariano Moreno desde un lugar inesperado: las cartas que ella le escribió después de su exilio y asesinato. Como decía Migré, es tiempo de darse permiso para imaginar. Las entradas para ambos días están disponibles en entradaweb.com.
"Más allá de la tragedia mundial que significó la pandemia de COVID19, la situación a la que el mundo se vio sometida abrió puertas nuevas y a la vez nos dispuso a recordar, rememorar, volver a lo esencial y echar mano a lo que se podía hacer dentro de ese marco", nos explica Amoroso sobre cómo empezó el proyecto. "Es por esto que ante la prohibición de reuniones presenciales y de encuentro con el público en vivo resurgió la posibilidad de generar expresiones artísticas a través de la voz y con la ayuda de dispositivos digitales para su difusión. Para quienes tenemos dentro la llama inextinguible de la necesidad de crear y recrear, el radioteatro se planteó como un ámbito propicio ya que nos permitía trabajar desde las casas o bien en espacios físicos amplios -sin que importase la lejanía física que debíamos mantener entre actores y actrices- mientras que el público podía disfrutar de la ficción sin moverse de su hogar. Incluso desde las instituciones estatales lanzaron concursos y convocatorias para el género, lo que colaboró a su renacimiento".
Y reflexiona: "Por otra parte, me parece que es necesario que el arte, muchas veces camine en contraposición al status quo. Justamente en esta época en donde la imagen y los videos parecen imponerse de un modo casi dictatorial, hacer radioteatro significa un parate, un descanso ante tanto estímulo visual acelerado y, como decía Alberto Migré, es 'darse permiso para imaginar'".
-¿Cómo es trabajar bajo las miradas de Luciana Cárpena y Lorena Bredeston, cuyos apellidos vienen de un importante linaje artístico en este género?
-Trabajar con Luciana Cárpena y Lorena Bredeston es, ante todo, sentir que estamos a salvo. Lastimosamente, a veces el ambiente artístico significa un ámbito de luchas ególatras y de poder en el que se olvida la génesis de la cultura, que debería tender a expresar las emociones más profundas de la humanidad para despertar placer estético y generar cambios y revoluciones en beneficio de la comunidad global. Su labor como directoras nos sorprende, por sus capacidades pedagógicas y los modos delicados de ayudarnos a que cada actriz y cada actor busque y encuentre dentro de sí lo que la obra necesita, sin presiones, sin imposiciones sino con un tacto delicado e iluminador. En sus manos, somos felices y tenemos la tranquilidad y la confianza de que todo saldrá bien. Es maravilloso saber que su prosapia las ubica como enormes referentes del radioteatro y que con tanta humildad se entregan por entero cada ensayo.
-¿Cuál es el principal desafío al adaptar el lenguaje del radioteatro clásico a una audiencia contemporánea?
-Elegimos abordar las obras del mismo modo en que se trabajaba hace 80 años en los auditorios de las radios: actores y actrices con sus libretos, micrófonos, efectos en vivo, operación técnica... Allí está su riqueza. Para quienes tuvieron la posibilidad de escuchar radioteatro desde sus casas, asistir al teatro y ver un espectáculo radioteatral en escena es sin duda alguna una experiencia de profunda emoción y nostalgia. Para las generaciones contemporáneas significa algo nuevo. Y como no se ama lo que no se conoce es que se lo presentamos, para que se enamoren de la magia de escuchar y generar imágenes con los ojos cerrados. Tal como dicen por allí, “lo viejo funciona”.
-¿Qué tipo de historias eligen contar? ¿Se inclinan por los clásicos del género o trabajan con guiones nuevos?
No descartamos en un futuro llevar a escena algunos clásicos, pero por lo pronto elegimos contar historias de mujeres heroínas del pasado argentino. Lamentablemente con el devenir de los años, se sepultaron muchas personalidades femeninas y se ensombreció su legado. Hoy queremos reivindicarlas. Más allá de esto, los guiones que interpretamos hasta ahora son nuevos ya que los autores son contemporáneos. “A mar encendido” -nuestra ópera prima- la escribieron Víctor Agú y Sebastián Pozzi -quienes son pareja- mientras que la dramaturgia de “La Leona de los llanos” estuvo a cargo de Pozzi. Agú es albacea de toda la obra de Alberto Migré y trabajó varias décadas junto a él, por eso siempre decimos que estos textos tienen una fuerte impronta migreniana. Nos interesa ponerle voz y cuerpo a estas historias en donde se ama con pasión, se defienden ideales hasta el extremo, se lucha hasta la muerte.
-¿Cómo es el proceso creativo detrás de cada show?
El proceso creativo es casi increíble. Los primeros ensayos son virtuales en su totalidad: desde nuestras casas practicamos efectos de sonido, leemos en voz alta, marcamos planos acercándonos y alejándonos del micrófono del dispositivo con el que nos conectamos según necesidad. Conforme avanzamos en la lectura, junto con la dirección nos adentramos en la interpretación, en la comprensión profunda del texto: esto es fundamental y un enorme desafío porque es sobre todo con la voz desde donde debe expresarse la emoción y las intencionalidades del personaje (no hay que olvidar que se trata de ficción sonora). Por supuesto que cada quien debe realizar un trabajo personal antes del ensayo, una labor de búsqueda, creación, modificación de la voz -si el personaje lo requiere- y generación de imágenes porque no se puede comunicar lo que no se ve con la imaginación.
Cuando avanzamos en los pasos anteriores, surge la necesidad de los encuentros presenciales. Así es que todo el elenco se reúne en un espacio físico que nos permita ubicar una larga hilera de sillas (para permanecer sentados mientras no actuamos) y los elementos para generar efectos de sonido (maderas, papeles, cuchillos, campanas, piedras, latas…). A cierta distancia de las sillas, marcamos en el piso una línea: allí es donde estarán los micrófonos el día de la función. En el mejor de los casos, acomodamos escobas y lampazos para que los palos hagan las veces de micrófonos . Cerca del estreno, se suman el operador técnico y la música. Desde el primer al último día, las directoras se conectan por videollamada. De hecho, no han podido viajar nunca, ni para el día del estreno. Es un proceso de confianza total de ambas partes.
-¿Qué respuesta reciben del público? ¿Sienten que hay una “nostalgia” por el formato o también interés de nuevas generaciones?
-La respuesta por parte del público es fabulosa. Permanece una suave brisa de añoranza del radioteatro en la sociedad, porque nos es propio. Está en el ADN de la argentinidad. Tan solo hace falta abrir una pequeña ventana para que se reavive ese amor por lo que fue, pero más aún por lo que ven que es y puede seguir siendo. Nuestro elenco trabaja también con funciones exclusivas para estudiantes de escuelas secundarias y hemos tenido experiencias grandiosas: el silencio de la juventud ante la novedad, sus expresiones de asombro, las devoluciones finales. Recuerdo que al terminar una de las presentaciones de nuestra obra anterior, había una joven que lloraba profundamente emocionada; quedó conmovida con la experiencia y el devenir de los personajes. Esto es el radioteatro, una inagotable fuente de historias que nos conmueven, a los actores y actrices y al público espectador, que escucha y crea.