Juana Repetto se refirió a los recursos que utiliza para mantenerse en armonía y al alto costo que implica sostenerlos.
Juana Repetto reveló cuánto invierte en cada una de sus terapias.
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Web Juana Repetto se ha consolidado como una de las influencers más relevantes en temas de maternidad. A través de sus redes sociales, no solo comparte los métodos y herramientas que le resultaron útiles en la crianza de sus hijos, sino que también expone con honestidad el “lado B” de ser madre.
Aunque en más de una oportunidad recibió críticas, la hija de Reina Reech se mantuvo firme en su postura, convencida de que su contenido podía ser valioso para muchas mujeres. Por eso, recientemente lanzó un podcast donde profundiza en estos temas y pone el foco en la importancia del bienestar emocional para poder brindarle lo mejor a los hijos.
En un momento de sinceridad, la actriz reconoció que siempre confió en la terapia como herramienta fundamental, aunque con el tiempo sintió la necesidad de explorar otros caminos y terminó complementando distintas opciones: “Yo suelo tener pensamientos anticipatorios que por lo general, son catastróficos. Por eso gasto mucho en terapia, muchísimo”.
Juana detalló con humor los costos que implica para ella mantener sus distintas terapias: “Cada sesión normal está entre 40 y 50 mil pesos. Una vez por semana hago la tradicional, cognitiva conductual. ThetaHealing, que es otra no tradicional, ahora empecé otra nueva que es la de flores de Bach. Ahí 150 lucas más la de Toro... estoy gastando 180 lucas en terapia por semana”. Y entre risas, cerró con una frase sincera: “No me da el presupuesto para nada más”.
Tras su separación, Juana decidió regresar a la casa de su mamá junto a sus dos hijos. La situación se dio porque el contrato de alquiler de la vivienda que compartía con Sebastián Graviotto llegó a su fin, y la casa que estaba construyendo aún no estaba lista para habitar.
Ante este panorama, la famosa de 37 años optó por instalarse temporalmente en lo de Reina Reech hasta poder mudarse a su nuevo hogar definitivo. Sin duda, este cambio representó una carga extra de estrés, aunque, por suerte, las terapias le sirvieron como sostén en medio de la transición.