Mejorar las condiciones del bombero voluntario

El trabajo del bombero voluntario en la provincia es muy abnegado y sacrificado, y pese a sus largas jornadas de servicio cuando hay una emergencia, la mayoría no tiene salario, jubilación y obra social. Una situación que debería remediarse porque este servidor no faltará nunca a sus obligaciones con el prójimo, le paguen o lo haga gratis.

Un tema que atraviesa la realidad cotidiana y que lleva implícita una injusticia es el hecho de que los bomberos voluntarios de la provincia no perciban sueldo ni tengan jubilación ni obra social.

Nadie desconoce la enorme tarea que realizan estos servidores, que involucra cualidades como abnegación, sacrificio, desinterés y valor.

Estos cuerpos, que suman unos 17 cuarteles en el territorio, están formados por hombres y mujeres que se enganchan al servicio por vocación y apego al servicio. Sus integrantes resuelven todo tipo de emergencias, desde incendios forestales, siniestros en barrios y atención de heridos de incidentes de tránsito, por citar algunas de las coberturas.

Es verdad que a veces actúan junto a los bomberos oficiales, los de la Policía de Mendoza, que conforman un grupo altamente profesional, pero tampoco faltamos a la verdad señalando que en muchas ocasiones los voluntarios tienen que enfrentar solos los más disimiles percances.

Estos abnegados servidores de todas las edades tienen sus trabajos y familias, pero pese a esas obligaciones se las ingenian para brindar su servicio y el tiempo necesario para militar en los cuarteles.

No faltan integrantes que están desocupados o con empleos precarios, pero sin embargo militan en las instituciones con horarios a veces extensos y agotadores.

En otros países, que, por supuesto están en una mejor posición económica que el nuestro, el trabajo de bombero es una ocupación paga y del gobierno.

Justificada está entonces la necesidad de que los bomberos voluntarios tendrían que cobrar un sueldo por sus prestaciones y de esa formar efectuar las prestaciones que realizan desde una situación de mayor equidad.

Es una situación que desde el Ejecutivo provincial y la Legislatura se va dejando de lado porque estos servidores antepondrán su vocación y siempre estarán listos para actuar.

Si bien en 2015 se presentó un proyecto de ley para unificar, sobre todo el beneficio de la jubilación del bombero, esa instancia nunca llegó a convertirse en norma efectiva.

Algunas provincias, entre las que no está Mendoza, el personal aludido obtiene una jubilación una vez que llega a los 55 años de edad y 25 años de servicio. Una forma de proceder que se podría imitar, no obstante que la remuneración no es holgada, y alcanza a 2 ½ sueldos mínimos vital y móvil.

Concretamente, en la provincia de Mendoza los voluntarios de las distintas unidades no tienen jubilación. Se han presentado varios proyectos de ley, pero en la actualidad no hay aprobación al respecto.

Una de las iniciativas -seguramente hay otras igualmente valiosas- pertenece al fallecido diputado Guillermo Pereyra (murió en 2020 en un incidente vial). El malogrado exlegislador proponía innovaciones a la Ley 7.679, que regula las actividades de los bomberos voluntarios. Por un lado, pedía la modificación del artículo 21 de la norma 7.679 para que fuera operativo sin necesidad de negociar cada año su implementación en el presupuesto provincial, sino que se sugería crear un Fondo Provincial de Seguridad financiado por un porcentaje del impuesto al juego que percibe la Provincia del Instituto Provincial de Juegos y Casino. Pero los alcances del mencionado artículo nunca se aplicaron.

Los legisladores deberían retomar la problemática y procurar que en un lapso mediato los abnegados servidores reciban mejoras en su estatus actual y en su futuro, cuando por la edad dejen el servicio activo.

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