Incendios e irresponsabilidad

Siguen produciéndose los incendios de campos sólo por irresponsabilidad y desidia de algunos inadaptados, que no saben interactuar en los espacios naturales. Lo sucedido en el siniestro de hace algunos días en la calle Olavarría, en Perdriel este (Luján de Cuyo), es demostración de lo que expresamos.

Incendio forestal en Luján
Incendio forestal en Luján

De todos los incendios que se registraron en las jornadas de viento Zonda de la tercera semana de agosto, nos concentramos en uno que produjo mucho daño ecológico y zozobra entre los residentes del lugar, que no son muchos pero que están comprometidos con el sitio.

Nos referimos al siniestro ocurrido en la zona de la calle Olavarría al Este, muy cerca del límite con Maipú, donde se ubican los baños de Lunlunta.

Se trata de un punto, dentro del ámbito de Perdriel Este (Luján de Cuyo), que intenta consolidar un desarrollo turístico.

En la zona hay bodegas con cabañas, un espacio para eventos recreativos y otras ofertas para los visitantes.

Recordemos que así progresó calle Terrada, área que hace unos veinte años era solamente escenario de viñedos, algunas chacras y descampados y muy pocas viviendas.

El incendio del lunes 16 es un ejemplo de desidia y de cómo algunos irresponsables, por llamarlos de manera suave, ponen en vilo y zozobra a habitantes empeñados en ver crecer un sitio y que, con su accionar, obligaron a un arduo operativo de combate de las llamas.

Por lo menos once dotaciones de bomberos voluntarios departamentales y del Cuartel Central de Policía, se dieron cita en ese rincón lujanino para circunscribir el fuego y apagarlo.

Además de los servidores públicos que se plegaron a la tarea de sofocar el siniestro, llegaron integrantes de las patrullas de seguridad de una empresa privada que trabaja para YPF.

Es que en las cercanías de las llamas hay pozos petrolíferos en producción del yacimiento Estructura Cruz de Piedra (Lunlunta).

¿Los pozos y baterías de ese sector corrieron peligro? No lo sabemos a ciencia cierta, pero obviamente no es una buena opción tener llamas cerca de equipos que extraen el crudo de las profundidades.

El daño ya está consumado. Desapareció mucha flora nativa del área, muy próximo al río Mendoza, en especial la vegetación que adornaba y daba una vista particular a la casa de eventos instalada allí.

Tampoco se sabe si, pese a las denuncias de los vecinos, los causantes de este desastre están identificados y van a dar cuenta de sus acciones ante la Justicia.

Fue un grupo de sujetos que hacía un asado, no controló correctamente las cenizas y escapó para ponerse a cubierto de cualquier responsabilidad cuando la situación se desmadró.

El caso es el de siempre: atropellar lo público y desentenderse.

Los vecinos reclaman mayores controles en por lo menos una de las bajadas al río, ya que describen que es habitual ver a personas realizando comidas campestres y fiestas de varios integrantes, no siempre muy dispuestos a cuidar el entorno ni a propiciar encuentros tranquilos sino, muy por el contrario, a los gritos y escuchando música con elevado sonido.

Luego de la dura prueba que fue enfrentar la pandemia de Covid-19, pensábamos que, como ciudadanos, íbamos a estar mejor predispuestos para enfrentar los desafíos ambientales.

Pero, seguimos en deuda, aunque conforta saber que los habitantes del lugar afectado están empeñados en recuperar lo que el fuego arrasó.

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