La situación social en la Franja de Gaza se torna día a día más dramática. Hay más de dos millones de personas inmersas en el conflicto permanente que genera el poder por parte de la organización Hamas y las casi constantes represalias militares de Israel, en especial tras cada acción terrorista contra su superficie.
El escenario bélico a partir del ataque de las milicias de Hamas a territorio israelí, el 7 de octubre de 2023, dio paso a acciones muy intensas de parte de las fuerzas regulares de Israel que no dejan de generar una elevada cantidad de víctimas entre la población, además de los inevitables daños en viviendas e infraestructura de una zona ya muy castigada hace décadas a raíz de la pobreza.
Las treguas logradas en todo este tiempo fueron muy frágiles y cortas, en general para permitir la devolución de rehenes por parte de Hamas y el intercambio de prisioneros.
En los últimos días el ejército israelí lanzó nuevas operaciones terrestres contra objetivos en el norte de Gaza con el propósito, según se informó, de liberar más rehenes retenidos por la guerrilla de Hamas que no entraron en ninguna negociación previa.
Por su parte, ONU denunció que no está en condiciones de distribuir ayuda humanitaria en Gaza a raíz de las acciones israelíes y su respuesta, mientras que la Unión Europea decidió revisar el acuerdo de asociación con Israel ante las dudas existentes sobre el respeto a los derechos humanos en aquella zona.
Los últimos reportes periodísticos informan de la muerte de 50 mil personas en todo este tiempo, en su mayoría niños y mujeres, mientras persiste un largo bloqueo a la Franja que, según las mismas fuentes, pone en riesgo la vida de unos 14.000 bebés.
Esta realidad estaría resquebrajando el apoyo que Israel ha tenido hasta ahora de naciones como el Reino Unido, Canadá y Francia, cuyas autoridades no descartan tomar distancia si el gobierno israelí persiste con una ofensiva sin el más mínimo consenso por parte de la comunidad occidental, que ha venido respaldando a la vez que se hacía una lógica condena a las guerrillas palestinas.
Sería lamentable que entre países de tanto protagonismo internacional se llegase a una ruptura con respecto a tan dramática realidad, pero queda en evidencia que las vías para lograr un posible entendimiento se encuentran obturadas. La acción de los militantes de la subversión de Hamas se vale de una población a la que tiene sometida, usándola como escudos humanos ante las reacciones externas. El problema se agrava por los durísimos ataques y contraataques de Israel.
Hasta se llegó, en los últimos meses, a una humorada de muy mal gusto por parte del presidente Donald Trump, que propuso trasladar a algún lugar seguro a la totalidad de la población de Gaza para reconvertir a dicho territorio en una turística y mediterránea “Riviera de Oriente Medio”. Como si la falta de solución política a tanto drama no mereciera urgencia por la pobreza de la zona afectada.