23 de octubre de 2025 - 00:00

Bolivia, hacia un cambio de rumbo con pluralismo

Es de desear que la moderación, el equilibrio y la búsqueda de consenso que promete el presidente electo se concreten en adelante en Bolivia. La elección de un presidente con pluralidad de ideas es muy favorable para la reinserción en el mundo que requieren varios países en América Latina. Y otro traspié para un modelo autoritario que endeudó y empobreció.

El triunfo de Rodrigo Paz como presidente de Bolivia en la reciente segunda vuelta electoral constituye un alentador giro de la ciudadanía de ese país a favor de la consolidación republicana.

Con la competencia entre dos candidatos identificados con las ideas liberales, el balotaje sirvió para que el pueblo boliviano expresara con su voto qué personalidad y estilo de ejercer la política resultaban más apropiados para la nueva etapa que debe encarar el país vecino.

La opción ganadora fue la expuesta por el centroderechista Paz, que se impuso por claro margen sobre un exponente de la derecha conservadora más extrema, Jorge Quiroga. En sí, un cambio de orientación política notable que se espera que dé paso a políticas que le otorguen a Bolivia la posibilidad de una convivencia democrática basada en la alternancia sobre el hegemonismo extremo en el que había caído.

Paz sustentó su propuesta en base a su formación como economista y estudios en relaciones internacionales. La recuperación macroeconómica de Bolivia es el punto de partida para su gestión a través de la descentralización de los recursos públicos, reformas en política tributaria y reducción del gasto público. Aseguró que priorizará ajustes en la parte fiscal antes de recurrir a nuevos créditos internacionales, aspecto con el que se diferenció de su oponente.

Posiblemente su mayor virtud sea la pretendida vía pacífica para resolver los graves problemas que aquejan a su país. “La grandeza lleva a la no confrontación”, sostuvo el día de su victoria. Un mensaje alentador y que invita al apoyo político que necesitará, seguramente, para instrumentar su ambicioso modelo de gestión.

Debe recordarse que el oficialismo quedó totalmente relegado en la votación inicial de agosto. Entre su propio candidato y otro representante de la izquierda apenas sumaron aquella vez 11 por ciento de los votos. Demostración del rechazo de la gente a las desinteligencias constantes entre Evo Morales y el presidente Luis Arce, su sucesor y ex colaborador. Una disputa que terminó de horadar la estructura del socialismo dominante durante tanto tiempo y con ello el rumbo económico.

En ese cuadro de situación lo que más influyó en aquel resultado condenatorio de la primera vuelta electoral fue el hartazgo de una amplia mayoría de la población hacia medidas que condujeron a la actual crisis económica, con elevada inflación y la consecuente pérdida del poder adquisitivo de la población. Por otra parte, agravó el cuadro la escasez de dólares del Estado al insistirse con la política de subsidios a las combustibles; un combo costosísimo para los recursos del Estado.

Por lo tanto, es de desear que la moderación, el equilibrio y la búsqueda de consenso que promete el presidente electo se concreten en adelante en Bolivia. La elección de un presidente con pluralidad de ideas es muy favorable para la reinserción en el mundo que requieren varios países en América Latina. Y otro traspié para un modelo autoritario que endeudó y empobreció.

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