Agravios que perjudican al debate público

Es totalmente criticable que el presidente haya descalificado públicamente a periodistas y columnistas de medios de circulación nacional por el hecho de plantear opiniones que planteen algún reparo a las políticas que dispone aplicar el Poder Ejecutivo Nacional. Interpretar las decisiones de las autoridades debe ser un valorado atributo del periodismo serio y responsable.

La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) criticó nuevamente dichos agraviantes del presidente de la Nación contra periodistas de distintos medios de nuestro país. Esas reiteradas descalificaciones se llevan a cabo a través de entrevistas o por medio de las redes sociales.

Con la emisión de un comunicado que tituló “La estigmatización personal degrada el debate público”, Adepa reiteró reflexiones que ha sostenido en anteriores oportunidades a raíz de los frecuentes desatinos del jefe del Poder Ejecutivo. “El presidente está en todo su derecho de refutar informaciones, cuestionar opiniones y replicar críticas. Pero hacerlo desde la agresión, la estigmatización y el señalamiento de intereses espurios frente a quien no se alinea sin matices a la visión oficial puede ser intimidatorio”, alertó. es totalmente criticable que el presidente haya descalificado públicamente a periodistas y columnistas de medios de circulación nacional por el hecho de emitir opiniones que planteen algún reparo a las políticas

Y añadió que dicha postura también degrada el debate público al cuestionar a los emisores por sobre los hechos y las opiniones vertidas sobre un determinado asunto. “Un debate puede ser vibrante y apasionado sin caer en la descalificación personal”, remarcó la entidad.

En línea con el punto de vista de Adepa, cabe señalar que es totalmente criticable que el Presidente haya descalificado públicamente a periodistas y columnistas de medios de circulación nacional por el hecho de plantear opiniones que planteen algún reparo a las políticas que dispone aplicar el Poder Ejecutivo Nacional. Interpretar las decisiones de las autoridades debe ser un valorado atributo del periodismo serio y responsable.

En ese sentido, Javier Milei equipara a quienes tienen miradas que pueden ser hasta cierto punto críticas de la gestión, pero respetuosas de su investidura institucional, con concursantes de imaginarios ámbitos de confrontación para resolver diferencias a golpes; “… estoy dispuesto a guantearme todo el tiempo. ¿Vos me querés pegar? Si me venís a pegar y te contesto, bancátela”, sostuvo en una entrevista la máxima autoridad del país con respecto a uno de los periodistas por él criticados.

También es pertinente señalar que estas nuevas declaraciones agresivas se produjeron en el contexto de los importantes anuncios económicos efectuados por el Gobierno recientemente, como fueron el trascendente acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional y la consecuente, y muy esperada, liberación del denominado cepo cambiario, promesa electoral del movimiento libertario que recién pudo concretar a más de un año de gestión. Méritos incuestionables resultantes de la firme política de saneamiento de las cuentas públicas que lleva a cabo la actual gestión.

Sin embargo, estas conquistas parecieran dotar al presidente y a gran parte de sus allegados y militantes del oficialismo de una impronta triunfalista que pone en jaque el diálogo y consenso propios de la vida democrática. Una postura que debería llamar a la reflexión a los referentes políticos más moderados de la actual gestión.

Si bien es posible considerar comprensible que un determinado líder político busque mayor apoyo popular resaltando sus logros, ese propósito no debe gestarse a como dé lugar, porque en la mayoría de los casos los desatinos conducen a la obtención de propósitos que suelen salir de la indispensable horma ética. Así, las consecuencias terminan siendo negativas para el andamiaje democrático.

Finalmente, debe quedar claro que nadie en el periodismo independiente argentino pretende que “el presidente se calle”, como se señaló recientemente desde su entorno. Sólo se debe pretender confrontar ideas en el marco de respeto que la sociedad merece.

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